Una oportunidad en riesgo

BUENOS AIRES.- El mundo demanda cada vez más alimentos y la Argentina emerge como nunca en su rol tradicional de granero del mundo, pero pese a este panorama el país parece ir camino de desaprovechar, inexplicablemente, una nueva oportunidad histórica.
En medio de idas y vueltas que reflejan diferencias de criterio en el seno del poder en la Casa Rosada, el agro vuelve a anunciar una medida de fuerza, que por ahora afectará la comercialización de granos.
La razón tiene número: son U$S 2.000 millones adicionales que se esperaban recaudar por el alza en los mercados externos de la cotización del commodity estrella, la soja, el alimento preferido por economías en despegue, como China.
El Gobierno, ávido de divisas, vio los números y decidió subir las retenciones a la soja, bajo el paraguas ambiguo del concepto de las retenciones móviles. El problema fue que el campo hizo números y se dio cuenta de que, en un abrir y cerrar de ojos, se producía una nueva y fenomenal trasferencia de riqueza, del campo al fisco. Desde la Rosada se avisó que se busca desalentar la siembra de soja, porque temen que cada vez más hombres de campo dejen de producir lácteos y carne para volcarse a la soja.
Lo que nadie en el Ejecutivo responde es por qué no se incentivó también el desarrollo de los tambos y la producción cárnica en estos cinco años de "modelo productivo". Está clara la estrategia oficial: tener la sartén por el mango y decidir quién se beneficia con la devolución de fondos. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo que el precio de la soja bajará próximamente porque EEUU tendrá una muy buena cosecha ya que buscó aprovechar su buen precio. No se entiende por qué el Gobierno argentino no imitó el ejemplo y aplicó una medida que desalienta la siembra.
¿Qué pasaría si el Gobierno aprovechara su formidable caja para incentivar que se siembre más soja, siempre que también se aumente la producción cárnica y lechera, para que los precios internos no sólo se mantengan, sino bajen? Tal vez sea una idea muy audaz en una puja que dejó poco margen para debatir ideas y mostró un conflicto en el que, otra vez, prejuicios ideológicos amagan con quitarle a la Argentina una nueva oportunidad histórica.