Mantener las convicciones

Varios desafíos enfrenta la dirigencia de la oposición en Tucumán. El primero es inmediato: mantener incólumes sus convicciones y ejercer sin quiebres su rol. Sin dobleces, sin "agachadas". Aguantar estoicamente el resultado de 44 a 5 o de 45 a 4 en las votaciones de la Legislatura, pero con la convicción de que lo sostenido fue a conciencia de que esa posición era la mejor para la provincia.
Mantener esta posición, en vista de los ejemplos de políticos tránsfugas a los que asistimos azorados en esta provincia y en el país, viene siendo para muchos lo más difícil de lograr.
El segundo desafío, pero no menos importante, es mediato, a largo plazo. Y consiste en tratar de convencer al electorado, mediante un escrutinio permanente, que los referentes opositores no sólo parecemos sino que verdaderamente somos capaces, llegado el momento, de manejar los destinos de la provincia.
En ese contexto recuerdo una frase del pensador, escritor y poeta argentino, Raúl Scalabrini Ortiz. El correntino hablaba de la necesidad de que los dirigentes políticos viviéramos en casas de cristal, para que todo lo que hiciéramos fuese conocido. Y ese concepto adquiere una vital trascendencia en el actual momento que nos toca vivir.
El cumplimiento de estas premisas va a permitir llegar a acuerdos con quienes piensen y actúen igual, de modo de brindar una verdadera alternativa y posibilitar la alternancia en el poder.