Contra los personalismos

La conformación del cuerpo legislativo provincial da cuentas de una abrumadora mayoría oficialista. Pero también da cuentas de que hay un creciente sector que no comparte el actual modelo de gobierno, que ha depositado su voto de confianza -libre y voluntario, sin prebendas ni bolsones-, en representantes que constituyen el espacio político opositor.
Desde este espacio, quienes no hemos admitido trocar nuestros principios y convicciones por efímeros privilegios derivados de integrar un obediente "staff oficialista", ejercitamos las funciones legislativas con altura y dignidad en un escenario signado por la desigualdad y la restricción en la asignación de los recursos legislativos.
La tarea legislativa opositora no se circunscribe a la discusión y sanción de normas, sino que posee una función de relevancia como es el contralor de los actos de gobierno, máxime en un esquema de gestión que se encuentra signado por la falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos, las irregularidades, el abuso del poder, el ataque sistemático a las instituciones y un poder jurisdiccional en jaque permanente.
Esto evidencia que no existen espacios ni tiempos para proyectos personales. Impone el desafío de generar, desde la oposición, una alternativa sólida, con definiciones de políticas de corto y mediano plazo, que brinden soluciones a problemas estructurales como lo son entre otros, la pobreza, la falta de radicación de industrias y la independencia judicial y el respeto a la división de poderes.