Por un esfuerzo colectivo

José Alperovich y Julio Miranda construyeron como sistema político un verdadero "Triángulo de Las Bermudas", donde desaparecen tanto los sueños y las ambiciones de los dirigentes como derechos de la sociedad.
Esta construcción se hizo asentada en un partido del Estado anclado en el justicialismo, con la ideología del dinero y la doctrina del servilismo obsecuente; bajo un sistema de gobierno absolutista y autoritario, donde el gobernador asumió el manejo discrecional de los tres poderes del Estado; y con un sistema electoral digitado, prebendario y corrupto, cimentado en una Constitución ilegal que opera como un traje a medida de la trampa; y finalmente, sustentado por un sistema de información pública dadivoso y corruptor, que promociona cotidianamente la idea de un candidato único.
Anulados los controles administrativos e institucionales, sustituida la democracia representativa por una sociedad anónima y aniquilado el estado de Derecho, hoy el monopolio del poder les garantiza la más absoluta impunidad a los inquilinos de la Casa de Gobierno y a los amigos ocultos del poder.
En este ámbito no puede existir oposición institucional porque sólo llegan quienes pertenecen al partido del gobierno o sus aliados. Restringidas las libertades públicas de prensa y expresión libre, la oposición política debe organizar un amplio esfuerzo colectivo de base para reconstruir al movimiento peronista. Esa es la exigencia del presente y la única esperanza de libertad.