Una propuesta personalizada, ideal para el cuarto de las niñas

Romántico. Cómo lograr ambientes modernos pero a la vez dotados de una gran calidez y confort. La tecnología es un elemento esencial en los diseños actuales. La mezcla de estilos supera de manera creativa los bajos presupuestos y permite espacios novedosos.

01 Noviembre 2007
El blanco es el protagonista. Encajes, puntillas y flores dan vida al estilo romántico que la diseñadora de interiores Fernanda Bringas imprimió a su casa. Donde uno posa la mirada hay un detalle único, delicado e ingenioso. Un halo de fantasía, como inspirado en un cuento de hadas, recorre todos los ambientes.
"El estilo romántico nació en California, basado en el estilo ?Saby chic?. Se caracteriza por las flores, los colores pastel y los muebles añejados. Se usan técnicas como el decoupage, que vemos, por ejemplo, en las imágenes de flores pegadas en una caja de madera croquelada (envejecida)", explica la joven profesional.
Para ella, el estilo romántico es el más apropiado para un cuarto de niñas, aunque reconoce que muchos no se animan todavía a extenderlo al resto de la casa. "Es una propuesta muy de Tucumán, donde la gente pasa más tiempo en las casas. Algo distinto ocurre en Buenos Aires, donde el ritmo de vida obliga a un estilo más minimalista, con ambientes muy despojados, que se ordenan en dos minutos", señala la decoradora.
Habitué de los anticuarios, Bringas logró conciliar un juego de living estilo Luis XV con una mesa de algarrobo con detalles de hierro pintados en blanco. La pared en aguamarina permite resaltar los muebles blancos. Los sillones fueron retapizados con una cuerina blanca drapeada, con tachas. "Me gusta descubrir objetos novedosos y transformarlos; darles mi toque particular", admite. En la habitación de su hija, la decoradora creó un mundo de princesas. La rosa blanca se repite en cada objeto. La lámpara de pie fue aggiornada con una pantalla hecha con flores de género unidas a un hilo de canutillos transparentes. El motivo se repite en pequeños cuadros que visten las paredes y en una manta tejida al crochet.
Los detalles son importantes. Bringas rescató un viejo maniquí de sastrería y lo adornó con plumas y collares. "Los anticuarios están llenos de maravillas. Cada vez que voy a Buenos Aires recorro los mercados de pulgas donde hay cosas increíbles a muy bajo precio. Visitarlos es una buena costumbre si se quiere encontrar pequeños tesoros", recomendó.