La exigente rutina de los que viven en el extranjero

La exigente rutina de los que viven en el extranjero

Punto de vista. Por Raúl Salica.

14 Octubre 2007
Soy tucumano y vivo en Atlanta, Estados Unidos. Trabajo nueve horas por día y descanso tan sólo dos días en el mes, domingo de por medio, y dedico mis momentos libres a estar con mi familia. Tenemos tres hijos de 5, 3 y 2 años. Mi esposa es de Tucumán también. Los niños nacieron aquí.
Desde que llegué, en marzo de 2002, he tenido la oportunidad de ir a algunos eventos deportivos o alguno que otro concierto. Eso es bueno aquí, pero hay que tener el dinero y el tiempo para ir. Una entrada a un concierto cuesta entre 60 y 300 dólares. Y la entrada a un partido de béisbol o de fútbol americano también llega a costar hasta 300 dólares. Para ir a ver un partido de fútbol (el nuestro) las entradas son más baratas, porque no es un deporte popular aquí. El costo varía entre 12 y 30 dólares.
También hay hermosos parques (espacios verdes) para ir con los chicos. Y la noche en Atlanta es muy activa, toda la semana, con muchos lugares para ir. Desde bares hasta boliches.
La calidad de vida, en lo que respecta a lo económico, es mucho más alta que en Argentina, sobre todo si la comparamos con la de Tucumán. Lamentablemente, el tiempo libre es algo que uno no dispone a menudo, pero yo particularmente prefiero estar ocupado y progresando económicamente.
Nosotros extrañamos mucho compartir nuestra vida con nuestras familias. Los chicos no tienen cerca el calor y el cariño de los tíos, los abuelos, los primos y otros parientes.
La mala situacion económica nos obligó a emigrar, durante la crisis de De La Rua. Ahora veo que la realidad no ha cambiado mucho, así que nos seguiremos sacrificando lejos de nuestro país, por nuestros hijos.
En Tucumán, si uno no es amigo de algún político o no acepta las reglas como ellos las ponen, no hay posibilidades de tener trabajo. Ni hablemos de progresar. Para eso hay que ser un poquito corrupto, porque el trabajo no es suficiente.