Marcos Acevedo prefiere las obras donde se cruzan las disciplinas

"En Tucumán faltan más producciones y que estas se mantengan en el tiempo", afirmó el actor y bailarín.

“TIEMPO SUSPENDIDO”. La obra se presentará en el Festival de Santa Fe. “TIEMPO SUSPENDIDO”. La obra se presentará en el Festival de Santa Fe.
29 Abril 2007
Se inició como actor, pero en la escena tucumana se ganó el reconocimiento como bailarín;  y ahora pasó a la dirección; de todos modos, le gusta pensarse como intérprete, reconoce. Marcos Acevedo dice que medida que fue entrando en la dirección se da cuenta que los límites que separan una disciplina artística de otra son muy difusos. “Cuando voy a encarar una coreografía tomo una serie de decisiones que son estéticas, plásticas, dramáticas, ideológicas y por ahí el movimiento que sería el material específico de la danza es lo único que aparece”, sostiene el director de “Tiempo suspendido”.
“Con respecto a  una reflexión sobre la danza me resulta difícil elaborar sin circunscribirme a un contexto, y pienso en Tucumán que es donde yo produzco y me parece que hay mucha gente formada y con talento, pero faltan más producciones y falta que esas producciones se sostengan en el tiempo. En un plano mas general puedo decir que mi gusto personal se aleja de las propuestas puramente formales, me seducen mas aquellas propuestas de cruce de disciplinas”, señala.

- ¿Existe todavía en este medio el prejuicio sobre los bailarines?
-Con respecto a la virilidad de los bailarines me parece antiguo no sólo en la danza; ser homosexual no significa no ser viril. También como sociedad estamos aprendiendo que no hay actividades que sean propias de una sexualidad, hay tantos bailarines homosexuales como médicos o abogados homosexuales.

-¿Cómo encarás tu trabajo?
- Como director considero que más importante que una formación específica en una u otra disciplina (danza o teatro) es necesario dar con artistas sensibles, inteligentes, dispuestos, trabajadores, solidarios con el otro, inquietos. El resto se consigue con una receta mágica que es el trabajo.