Cuando el bajo ingreso familiar es el principal obstáculo

Cuando el bajo ingreso familiar es el principal obstáculo

De los 200.000 hogares con ingresos declarados en el Gran San Miguel de Tucumán, sólo el 10% tiene ingresos superiores a los $ 4.000 y, por lo tanto, pueden aspirar a calificar para acceder a un préstamo.

CALIFICACION. Una familia no sólo debe apelar al crédito hipotecario, sino también destinar parte de sus ahorros. LA GACETA / ANTONIO FERRONI CALIFICACION. Una familia no sólo debe apelar al crédito hipotecario, sino también destinar parte de sus ahorros. LA GACETA / ANTONIO FERRONI
18 Febrero 2007
El sueño de la casa propia resulta inalcanzable para gran parte de las familias tucumanas. Sólo los que tienen ingresos mensuales en torno a los $ 4.000 pueden acceder a un crédito hipotecario para la compra de una casa y sin necesidad de recurrir a los planes de viviendas promovidos por el Estado. Claro que para completar la operación (adquirir una casa tipo a un valor promedio de $ 120.000), necesitará usar sus ahorros.
En el aglomerado urbano del Gran Tucumán-Tafí Viejo, donde se concentra la mayor parte de la población, de los 200.000 hogares con ingresos declarados, sólo el 10% tienen ingresos superiores a los $ 4.000 y, por lo tanto, pueden aspirar a calificar ante una entidad financiera para acceder a un crédito hipotecario que le alcance para adquirir la propiedad. En el aglomerado, el promedio de ingresos mensuales es de $ 1.533, según datos de la Dirección de Estadística ¿Cuáles son los potenciales clientes? Según el corredor inmobiliario, Marcelo Stagnetto, generalmente puede tratarse de alguien que tenga un ahorro y adquiere un inmueble como inversión.
“Es una gran mezcla: puede que se trate de un padre que le compra a los hijos una casa para ayudarlos o que se están por casar y también están las parejas nuevas que, con un doble empleo, tienen grandes posibilidades de calificar para un crédito hipotecario”, señaló. También hay casos de familias que dividen una herencia, juntan ese dinero y adquieren propiedades.
Según el corredor inmobiliario, las dificultades para acceder a un préstamo hipotecario tienen que ver con los riesgos y las inseguridades que dejó la crisis de fines de 2001. “Cuando se entra a un banco, lo social se convierte en algo económico: el que otorga un crédito busca cubrirse, ya sea con el monto del ingreso familiar mensual, con la estabilidad laboral que pueda tener el potencial cliente y la conducta de pago”, afirmó.
Según Stagnetto, lo ideal sería que el sistema financiero propiciara operatorias como las existentes en otros países, donde la propia casa es la garantía del préstamo. “Claro que el pensamiento de un banquero en la Argentina es distinto. Razona que no quiere quedarse con la casa, sino que se pague la operación”, indicó.

Se disputan los mejores clientes

Frente a los vaivenes que tuvo la economía argentina, las entidades financieras que otorgan créditos hipotecarios buscan cubrirse de los riesgos. Por esa razón son tan exigentes los requisitos que se solicitan, afirman voceros de la City. “Los bancos se pelean por los mejores clientes”, indicaron las fuentes consultadas por LA GACETA.
De acuerdo con la visión de los operadores, el empleado que está en relación de dependencia tiene más chances de acceder al préstamo que uno que puede ser autónomo. Y esto tiene que ver con la estabilidad laboral que asegura la capacidad de repago del potencial cliente. Pero al tomar el préstamo, una persona debe tomar en cuenta los costos asociados, es decir, el seguro de vida, el sellado y los impuestos que encarecen un 10% la transacción.
¿Qué pasa que resulta ser tan restringida la operatoria de créditos hipotecarios? Los expertos consultados por nuestro diario afirman que esta situación responde a un descalce en el sistema financiero. “Si bien hay fondos para realizar los préstamos hipotecarios, los depósitos son de corto y de mediano plazo. En consecuencia, los plazos de depósitos (generalmente a 180 días) no coinciden con los del sistema hipotecario, que requieren más tiempo para pagar (entre 10 y 15 años)”, sintetizó un banquero.
Según un informe del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), los créditos hipotecarios que se concretan son pocos. Y en 2006 esos productos fueron los que menos crecimiento anual tuvieron.
Mientras la demanda de créditos para la compra de viviendas se incrementó un 15,5%, la de tarjetas de crédito aumentó un 42%; la de prendarios, 61,1%, y la de préstamos personales un 82,5%.
Los bancos explican que los clientes no tienen ingresos que les permitan afrontar la cuota de la vivienda que les gustaría comprar: los inmuebles más demandados por la clase media superaron el valor en dólares que tenían antes de la devaluación. Por eso, de miles de consultas, menos del 1% termina en una operación, dice el informe privado.