Los vecinos intentaron linchar a los sospechosos

Decenas de personas apedrearon a la Policía, el auto y la casa de los Daluz. Tuvo que intervenir el Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Capital.

DESAFORADA. Una de las tías del menor insulta al grupo de policías. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI DESAFORADA. Una de las tías del menor insulta al grupo de policías. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
17 Noviembre 2006
Dos personas quedaron heridas y varias golpeadas como consecuencia del enfrentamiento que mantuvieron los familiares y allegados de Daniel Alfredo Fernández con la Policía, cuando pretendieron linchar a  Carlos Dante Daluz y a su hijo Exequiel, sospechosos del crimen del menor.
Al enterarse de lo que había ocurrido, los vecinos del menor comenzaron a congregarse en las inmediaciones del lugar donde se produjo el homicidio. “Queremos que los saquen por aquí para que sufra por lo que hizo”, señaló Lucía Asismendi, una de las mujeres que arengaba a las casi 200 personas que se encontraban en el lugar.
Las primeras piedras comenzaron a volar cuando los policías intentaron trasladar a los sospechosos. Por esta situación, los responsables del operativo tuvieron que llamar al personal del Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Capital, que realizaron un cordón para evitar que se aproximaran al domicilio de los Daluz.

La reacción
Al advertir que no podrían llegar hasta donde se encontraban los sospechosos, los manifestantes comenzaron a arrojar piedras contra el Dacia que estaba estacionado en el lugar, contra los policías y contra el departamento de los acusados. “Es increíble lo que está pasando. En vez de llevarlos presos, quieren corrernos a nosotros”, expresó Juan Carlos García, uno de los manifestantes que tenía varias piedras en sus manos para arrojárselas a los uniformados.
Los policías, ante el ataque de los vecinos, dispararon postas de goma al aire, mientras una lluvia de proyectiles caía sobre ellos. El barrio Independencia se convirtió así en un campo de batalla. Los manifestantes, liderados por los hermanos de la víctima, cubrieron su huida agrediendo a los uniformados con piedras y palos. Por los incidentes, resultaron con heridas en el cuero cabelludo, Antonio Ibáñez, un jornalero de 53 años que pasaba por allí, y el agente Martín Perdiguero, que presta servicios en el Comando Radioeléctrico.