Para salvar a su hijo, el zapatero confesaría que mató al niño ladrón

El principal acusado de la muerte de un chico de 13 años admitiría ser el autor del disparo. De esta manera, el "justiciero" intentaría que su hijo -también detenido- recupere la libertad. Daluz fue trasladado a Tribunales.

DETENIDO. Calos Dante Daluz baja de su departamento, custodiado por un policía y secundado por su hijo, también detenido. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI DETENIDO. Calos Dante Daluz baja de su departamento, custodiado por un policía y secundado por su hijo, también detenido. LA GACETA/JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
17 Noviembre 2006
El zapatero Carlos Dante Daluz, de 53 años, confesaría hoy que él habría sido el autor del disparo que acabó co la vida de un ladrón de 13 años. El principal sospechoso fue trasladado a Tribunales, donde declaró ante el fiscal VII de Instrucción Arnoldo Suasnábar.

De esta manera, el sospechoso trataría de que su hijo, Exequiel Dante Daluz (también detenido por el caso) recupere la libertad. Según trascendió, el hombre realizó el disparo para tratar de asustar al menor. Se confirmó, además, que detonó el revólver calibre 22 desde la habitación de su hijo.

Daniel Alfredo Fernández murió ayer a la mañana cuando el propietario del vehículo que estaba intentando robar le disparó desde la ventana de su departamento, ubicado en el barrio Independencia.

El hecho ocurrió a las 6.30 cuando el chico y su hermano Gustavo, de 10 años, se habían apoyado en el automóvil Dacia de Daluz. Los menores, según determinaron los peritos, estaban forzando la cerradura.

En ese momento, Daluz, al que ya le habían robado en otras oportunidades, se asomó a la ventana de su departamento, ubicado en un segundo piso, y, al ver lo que sucedía, tomó un revólver calibre 22 corto. Con el arma hizo al menos un disparo. El proyectil dio en la cabeza de Daniel, quien cayó muerto. Gustavo salió corriendo y les contó lo sucedido a sus familiares.

Cuando la Policía llegó al lugar, alertada por los vecinos que habían descubierto el cadáver del menor, aparecieron decenas de personas dispuestas a hacer justicia por mano propia.

Durante más de una hora, el vecindario se convirtió en un infierno, hasta que Daluz y su hijo fueron trasladados a una comisaría.