EQUIPO COMPLETO. Vivace coordina el entrenamiento de más de 60 personas con distintas necesidades físicas y de salud, junto a los profesores.
Caminar, estirar, moverse en el agua, fortalecer el cuerpo con rutinas suaves o recuperar el equilibrio a través de movimientos lentos y conscientes ya no son sólo recomendaciones médicas. Forman parte de una nueva manera de pensar la actividad física después de los 50 años. En ese contexto, Tucumán suma una experiencia inédita con la apertura del primer gimnasio exclusivo para personas mayores de 50 en el norte del país. La propuesta pone en el centro la salud, la constancia y el bienestar integral, y busca demostrar que moverse, a cualquier edad, también es una forma de ganar autonomía, energía y calidad de vida.
El proyecto está a cargo de Guillermo Soruco y de Pedro Silvano, profesores de Educación Física y especialistas en entrenamiento deportivo. Ambos son docentes universitarios y decidieron volcar su formación académica y experiencia profesional en Vivace (Sarmiento 450), un espacio pensado para una población que, según advierten, suele quedar relegada en los gimnasios tradicionales.
Para mayores de 50
“La idea nació a partir de distintas experiencias. Por un lado, estamos vinculados al ámbito deportivo y de la formación profesional, y durante una capacitación surgió la propuesta de emprender juntos”, contó Silvano. El profesor explicó que también influyeron vivencias personales y laborales que les permitieron advertir una falencia recurrente. “Advertimos la falta de atención que reciben muchas personas mayores en los gimnasios tradicionales. En general, el foco está puesto en lo estético o en levantar grandes pesos, y las personas mayores quedan relegadas, pese a que pagan lo mismo y a la vez necesitan una atención específica”, afirmó.
El gimnasio fue diseñado para ofrecer un entorno seguro, amable y adaptado. El trabajo se organiza a partir de evaluaciones previas y rutinas individualizadas, que se ajustan según la evolución y las necesidades de cada persona.
Uno de los pilares del espacio es el abordaje interdisciplinario. “El entrenamiento se adapta completamente. Por ejemplo, en casos frecuentes como puede ser la diabetes tipo 2, el médico prescribe medicación y actividad física. Ahí intervenimos nosotros, que somos los profesionales idóneos para definir qué tipo de ejercicio realizar”, explicó Soruco.
El profesor detalló que reciben la indicación y, cuando es necesario, dialogan con el médico de cabecera o con el especialista. “El trabajo interdisciplinario es fundamental para brindar un entrenamiento seguro y de calidad”, señaló.
Miedos y prejuicios
Al referirse a las dudas con las que llegan muchas personas por primera vez, Soruco planteó que conviven aspectos positivos y negativos. “Lo positivo es que existe mayor conciencia de que la fuerza es necesaria durante toda la vida. Desde que nacemos hacemos fuerza al empujar, sostener, movernos”, indicó. Sin embargo, reconoció que persisten temores. “Muchas personas tienen miedo a entrenarse con cargas por malas experiencias previas, generalmente por haber sido ignoradas o exigidas por encima de sus posibilidades”, sostuvo.
El docente remarcó que la fuerza está directamente ligada a la vida cotidiana. “La fuerza es la capacidad de moverse en la vida diaria: subir escaleras, levantarse de la cama, abrir un frasco. Eso es lo que se pierde con el tiempo si no se entrena, y justamente es lo que buscamos recuperar, adaptado a cada persona”, afirmó.
Consultados sobre la prevención de enfermedades, los profesores coincidieron en que la actividad física cumple un rol central. “El ejercicio físico es clave en la prevención de enfermedades como la hipertensión, la diabetes e incluso patologías neurodegenerativas. El músculo cumple múltiples funciones en el organismo y mantenerse activo ayuda a alejar muchos factores de riesgo”, explicaron.
Advirtieron que la pérdida de velocidad en los movimientos suele aparecer antes que otros indicadores médicos, por lo que utilizan pruebas funcionales simples, como sentarse y levantarse del piso, vinculadas a la calidad de vida.
Otra aspecto clave
La prevención de lesiones también ocupa un lugar central. “El principal factor de riesgo para lastimarse es haber tenido una lesión previa, por eso al ingresar se les pregunta a los alumnos qué lesiones tienen o tuvieron”, indicaron. En esos casos, el trabajo se enfoca en la fuerza, la estabilidad y el control articular. “Buscamos que la persona conozca cómo se mueve su cuerpo, qué ángulos son seguros y cómo ejecutar las fuerzas de manera correcta”, señalaron.
Además, en el gimnasio se practican movimientos que luego se trasladan al hogar. “Enseñamos cómo sentarse y levantarse con la espalda lo más derecha posible y cómo levantar objetos del piso flexionando las rodillas y activando la zona media”, explicaron. Cuando alguien llega con dolor, el abordaje es individual. “Muchas veces el dolor está asociado a la falta de movimiento”, afirmaron.
El testimonio
Luis Juárez tiene 66 años y es uno de los asistentes al gimnasio. “Siempre fui una persona muy activa”, contó. Desde hace más de 25 años juega al fútbol en campeonatos de veteranos y acompaña esa actividad con hábitos saludables. “Trato de llevar una vida ordenada, con alimentación equilibrada y buen descanso”, señaló.
Juárez comenzó a entrenarse en este gimnasio hace dos meses. “Acá la actividad está orientada específicamente a nuestras necesidades. Se trabaja fuerza, coordinación, movilidad y estabilidad. Eso me sirve mucho para el fútbol y para prevenir lesiones”, explicó.
También destacó el aspecto social del espacio. “No se trata sólo de las actividades físicas, también pasa por la vida social. Nos conocemos, compartimos y nos sentimos cómodos. Creo que cualquier actividad tiene que hacernos socializar”, expresó. Por eso, no dudó en recomendar la experiencia. “No había un lugar así. En los gimnasios grandes se mezclan todas las edades y eso a veces es complicado -sostuvo-. Uno se siente contenido y con ganas de seguir viniendo”.
Entrenar con cuidado: un espacio adaptado
Dos pilares explican por qué el gimnasio se diferencia. “Tiene sectores adaptados para trabajar equilibrio, desplazamientos, control de la zona media y prevención de caídas”, explicaron los entrenadores. En segundo lugar, la calidad del entrenamiento. Cada alumno parte con una evaluación previa que contempla historia clínica y lesiones. “A partir de eso se diseña una planilla individual, que se adapta según la evolución de cada persona”, señalaron.









