El dólar oficial alcanzó el valor más bajo desde fines de noviembre.
El mercado cambiario registró este jueves una nueva jornada de retrocesos en las distintas cotizaciones del dólar. La divisa estadounidense cayó $10 y cerró a $1.470 para la venta en el Banco Nación (BNA), su nivel más bajo desde el 25 de noviembre. Con este ajuste, el billete minorista perforó los precios de cierre de octubre y noviembre.
El dólar mayorista mostró una baja de nueve unidades para ubicarse en $1.444, el menor valor desde el 21 de noviembre. Esta cotización se mantiene aún lejos del tope de la banda cambiaria fijada para la fecha por el Banco Central en $1.512,99, lo que implica que el tipo de cambio oficial opera $68,99 por debajo del límite de libre flotación.
En tanto, el promedio de entidades financieras relevado por el Banco Central mostró un dólar al público a $1.469,78 para la venta -una merma de $5,71- y a $1.418,54 para la compra.
La tendencia a la baja alcanzó también al dólar "blue", que retrocedió $10, hasta los $1.430 para la venta, su menor precio desde el 21 de noviembre. De esta manera, la cotización informal vuelve a posicionarse como la más barata entre todas las franjas del mercado, tanto formales como informales.
Luis Caputo defendió el rumbo económico: "La estabilidad es la mejor política industrial"
En el cierre del año, el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) reunió a casi 300 empresarios en un clima dominado por la idea de que la economía atraviesa una etapa de mayor previsibilidad. Fue en ese marco que la presidenta de la entidad, Bettina Bulgheroni, dio la bienvenida al ministro de Economía nacional, Luis Caputo, destacando que “la estabilidad es real, convivimos con ella cada día”.
Esa percepción se repitió entre los asistentes, quienes vieron en la estabilidad y el orden -no solo macroeconómico- los principales avances del período. “La estabilidad es la mejor política industrial”, respondió Caputo ante consultas de la prensa.
Los empresarios se mostraron optimistas respecto de que las reformas laboral y tributaria les permitan ganar competitividad, aunque remarcaron que la infraestructura sigue siendo un elemento decisivo. El presidente de la UIA, Martín Rappallini, sostuvo que el orden macroeconómico, el ahorro público y el crédito “son factores centrales”, pero advirtió que también inciden la inversión en infraestructura, la reducción impositiva y un régimen laboral moderno.
Las preguntas dirigidas al ministro se centraron, justamente, en obras de infraestructura. Caputo ratificó que continúan las licitaciones para miles de kilómetros de rutas, el concurso de la Hidrovía y que espera avances concretos en el primer trimestre. También anticipó que el crecimiento del año próximo superará las proyecciones y que el Estimador Mensual de noviembre mostrará un desempeño positivo.
A pesar de que algunos rubros industriales muestran señales de recuperación, otros continúan rezagados, al igual que la construcción, uno de los sectores más golpeados. Bulgheroni resumió el clima del sector privado: “El entorno actual de negocios nos presenta desafíos tanto como oportunidades. En ese contexto es esencial que trabajemos juntos”.
Caputo reiteró su optimismo respecto del rumbo económico y ofreció detalles sobre la política monetaria y cambiaria.
El ministro aclaró que, por ahora, el gobierno de Javier Milei no definirá si emitirá nueva deuda o activará un REPO con bancos internacionales por entre U$S6.000 y U$S7.000 millones. Señaló que cualquier decisión quedará supeditada a una compresión significativa del riesgo país. Explicó que el Tesoro evalúa distintos escenarios ante la posibilidad de que el mercado se vuelva más favorable en el corto plazo. Agregó que, además de esas opciones, “se están estudiando otras alternativas", consignó el diario "Ámbito".
A comienzos de enero el Estado deberá afrontar el pago de U$S4.300 millones por Bonares y Globales, obligación que Caputo consideró manejable y reiteró que “vamos a pagar siempre las deudas”.
El ministro repasó el contexto de los últimos meses para ilustrar la dificultad de anticipar el comportamiento del mercado. Recordó que el riesgo país se ubicaba en 500 puntos básicos el año anterior y sostuvo que, dada la eliminación de restricciones cambiarias, el acuerdo con el FMI y el respaldo electoral, podría haberse esperado un descenso más fuerte. Aun así, justificó los niveles actuales por la incertidumbre política.
Caputo evitó prever cuándo podría bajar el riesgo país, aunque confió en que la agenda de reformas -tributaria, laboral, Presupuesto y la ley de Presunción de Inocencia- permitirá una reducción gradual. Estimó que el indicador podría converger a 300 puntos básicos, sin arriesgar plazos concretos.








