Trump vs. Maduro: la batalla de los egos

Trump vs. Maduro: la batalla de los egos
24 Noviembre 2025

Carlos Duguech

Analista internacional

Sólo con lo que ya sabemos del presidente de los EEUU, particularmente sobre su “prontuario” del primer período (2017-2021), nos permitimos imaginar ese cuadrado del ring. Pero con esos protagonistas -cada cual con su mochila atiborrada de autopercepciones, todas favorables- la batalla devendrá una (dos, en rigor) catarata de efluvios de yoes con mayúscula. Y en negrita, para más.

Esperamos no resultar demasiado insistentes –viene al caso hacerlo- en traer a este texto aquella referencia a los modos que suele emplear el multimillonario presidente de EEUU cada vez que estampa su firma en un documento con su decisión. No es sino expresión de un ego incontenible cuando en el salón Oval (The White House) y frente a cámaras y periodistas muestra una carpeta de grandes dimensiones en las que puedan tener cabida su firma gigantesca. Y con felpones, para más. La grafología indica que ese tipo de escritura revela desafío y rebeldía frente a las normas y el perfil de extroversión dilatado y con vocación no disimulada de actuar donde sea, como sea y con o contra quién o quiénes fuesen.

Y para más precisar, esta particularidad del comportamiento de Trump se repite una y cien veces en toda ocasión en la que debe poner en escena sus decisiones firmadas y proclamadas desde el “escenario cumbre” del poder mundial. Al menos así lo ven no sólo Trump sino la “Gran Minoría” (los lobbies) de ese país norteamericanos. Los que siempre, siempre, desde el subsuelo del poder, dictan los libretos a representar en los escenarios estadounidense y mundial. Pocas veces, muy pocas, ligadas a la aletheia, la verdad, que para los griegos era “eso que no está oculto”. El ocultamiento de la verdad es casi un ejercicio de los discursos y los mensajes desde esas cúspides del poder mundial. Del poder bélico frente al mundo. Al “otro” mundo, el conformado por los países con muchísimo menos posibilidad de alcanzar algún liderazgo en algo relevante y por cualquier sistema.

Exagerados preparativos

Por ahora el enfrentamiento EEUU-Venezuela roza la realidad de lo meramente enunciativo pero con aprestos prebélicos rayanos en la exageración sobredimensionada. Con sólo dar cuenta de los aprestos de los EEUU se puede alcanzar el calificativo apropiado para el mentor de tal despliegue en la zona caribeña. En los lindes venezolanos gestando un casus belli de inusitada estructura que, no obstante, se expresa en las manifestaciones oficiales del gobierno de Trump. Y se expresan con tono doctoral, a lo Harvard: “Para combatir el narcotráfico, el del fontanillo, que por vía marítima ingresa a los EEUU”. Sería necesario desplazar no cualquier portaaviones sino el más grande de la flota, el “USS Gerald R. Ford”. Ahora ajústese el cinturón el lector: ¿Sabe cuántos aviones lleva este “aeropuerto navegante”? ¡75! Sí, 75 aeronaves. ¿Sabe cuántos militares constituyen su tripulación? 4.600. Incluyen aviones de carga, de ataques. Además de lanzadores Tomahawk de misiles guiados y escuadrones de helicópteros y destructores de misiles. Toda una parafernalia pro bélica desmesurada frente a un objetivo que si bien es de extensa conformación se opera con barcazas de reducido porte, para un “blanco paloma” para tanta contundencia y exageración de fuego. Diría un anciano sabio esperando su turno para el más allá, sin nada más que perder: “Los preparativos del señor Trump son para otra cosa. No para las que dice que son”.

¿Y para qué, entonces?

Pues, para una operación tenaza volcando en la prensa nacional e internacional supuestas decisiones del poder trumpiano, muchas de ellas en sí mismas contradictorias o, por lo menos, irrealizables. Operativos de prensa que dejan a los propios funcionarios del ala con capacidades decisorias en comunicación, desubicados. Tanto en lo temático cuanto en los tiempos del enmarañado proceso de idas y vueltas; de subidas y descensos. Operativos, en suma, con un mascarón de proa que es sólo Trump, un desaforado presidente de EEUU, cuyo no disimulado objetivo es la dominación del mercado petrolífero venezolano. Ese que en mucho se asemeja y compite -con propios y significativos valores- con el de los países agrupados en la cuenca petrolífera del Medio Oriente. Para ello y como objetivo sospechado en primera línea de análisis se hace necesario darle fortaleza y contundencia de fuego a la tenaza diseñada para el mar Caribe. En las narices de Maduro, aunque entre un ir y un venir por los andariveles de la política exterior y comunicativa del gobierno trumpeano, el inquilino de White House manifiesta su intención de dialogar con el chavista Maduro. Claro, “dialogar”, mientras se inunda el caribe venezolano con máquinas y huestes guerreras en grado superlativo el panorama es éste: el platillo de la balanza, uno de ellos, llevará plomo y el otro espuma de mar, sólo eso. Así sea que Maduro alerte, como lo viene haciendo a sus uniformados, y con ello cree poder defenderse frente a un contrincante de “peso pesado” siendo Venezuela, para el caso, “peso mosca”, el derrotado en el ring está cantado. Ya desde el primer campanazo de la lid guerrea se presiente, con fundamentos a la vista, el penoso final.

Claro que conviene agregar como objetivos de esa escalada de poderío bélico que hay otros objetivos -no declarados, pero sí percibidos. ¿Por quienes? Por nosotros los analistas, que nos sorprendemos y dudamos también, por las distintas y muy variadas referencias del sistema “Trump” al interior de su gobierno. Hablamos del presidente de Colombia, Gustavo Petros. Comparte el campo en la mira telescópica de Trump. Advertimos, primariamente, demasiadas incoherencias, precisiones de duración inestable y contradicciones. Todas ellas conviviendo en un clima tormentoso, no en un tiempo acotado, sino siempre. Haya viento o marea o brisa, sol o lluvia para los protagonistas activos en el escenario internacional. Va de suyo que Trump inaugura su tiempo, su espacio cada vez, en cada lugar. Y, en cada ocasión. Sus implicancias voluntarias o convocadas en los asuntos de la hora, sean Rusia-Ucrania o Israel- Gaza, varían desde la indiferencia o la intromisión. O hasta el protagonismo cuasiexclusivo que Trump auto-percibe como si fuese un “llamado” universal a la acción. Da tanto para imaginarse una religión de cuño propio y de mandamientos maleables. Y de un listado de indulgencias auto dirigidas conforme cada “pecado”. Ese cometido, por ejemplo, en ocasión de que en el Capitolio estaba por consagrarse la presidencia de Joe Biden el Día de Reyes de 2021. Cinco muertos en el recinto por las hordas alentadas por Trump desde la mismísima Casa Blanca.

Negociaciones previas

Se citan ofertas de Maduro para “salvar el pellejo”. Dos años de gobierno de transición (¿hacia qué escenario futuro?) y luego Maduro y los suyos libres de culpa y cargo y de seguir gobernando. El “no” desde EEUU mantiene el statu quo previsiblemente “prebélico” en las aguas caribeñas.

La plomiza incidencia de la “Doctrina Monroe” (02/12/1823) se retroalimenta cada vez conforme las recurrencias a ella con lo de “América para los americanos”, el “salvoconducto” estadounidense para entrar como en su casa en cualquier “casa” latinoamericana. En su tiempo, 1906, Roque Sáenz Peña, en la Tercera Conferencia Panamericana (en Río) consagraba “América para la Humanidad”.

No se nos presenta lo actual como alejado del clima de octubre de 1962 con la “Crisis de los misiles en Cuba”. Los aprestos bélicos de EEUU no les resultan indiferentes ni para Rusia ni para China. Sólo saberlo inquieta sobre lo que podría generar, “de la noche a la mañana” en la “Guerra del Caribe”. Demasiadas guerras, evitables, para la Humanidad. Fallan “los estadistas”. Triunfan los beneficiarios del “complejo militar-industrial del que se quejaba, con razón, Eisenhower en su despedida (17 de enero de 1961).

De última hora

El “Cartel de los soles”, narcotraficantes venezolanos ligados a miembros militares entrará en la categoría de “terroristas” desde hoy, por parte de EEUU. Eso le sirve para propósitos militares.

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