Detrás del candidato invita a descubrir el costado más personal de quienes aspiran a representar a Tucumán en el Congreso. A través de preguntas sobre su vida cotidiana, sus afectos y sus convicciones, los postulantes revelan quiénes son fuera de la política.
En esta oportunidad, Sebastián Solís, candidato a diputado nacional por el Partido del Trabajo y del Pueblo, habla de su vocación docente, de sus raíces y de los valores que lo impulsan a seguir luchando por Tucumán.
- Si pudiera volver a los 18 años, recién egresado del secundario y con la vida por delante, ¿qué consejo se daría?
- No soy de dar consejos, pero me diría que me comprometa con la lucha de nuestro pueblo aún más, que es la única chance que tenemos de darnos un futuro distinto.
- ¿Cómo definiría en pocas palabras a su ciudad natal? ¿Qué la hace especial o distinta?
- Nací en Buenos Aires, pero soy tucumano por adopción, y los amores adoptivos son los más fuertes. Buenos Aires es una linda ciudad para ir de visita, pero no para vivir.
- En su familia, ¿Hubo alguien a quien le apasionaba la política y que haya influido en su vocación actual?
- Si, hay varias. Recuerdo que mi abuela me contaba cómo había participado de la solidaridad con la república española, ahí conoció a mi abuelo.
También a mi tío “Paco”, en realidad era mi tío bisabuelo y era alucinante escucharlo cuando contaba el 17 de octubre cuando él fue a la plaza de Mayo. A mis viejos hablando de las luchas de los ´70. Y si bien no fueron parte de mi familia, yo los siento un poco así a Angelita Nassif y a Juan Rodriguez, con quienes me formé en política y con quienes siempre me encantaba charlar de los tucumanazos, del Cordobazo.
- Antes de dedicarse a la política, ¿Usaba el transporte público? ¿Qué línea de colectivos tomaba con más frecuencia y hacia dónde?
- No vivo de la política, soy docente, y si bien tengo auto sigo usando el transporte público. Tomo el 140 para ir a Cruz Alta y el de San Andrés. El servicio pasa cada demasiado tiempo, es caro y es un dolor de cabeza para las familias.
- ¿Hay alguna calle, barrio o lugar de San Miguel de Tucumán que le genere recuerdos, reflexiones o agradecimientos?
- De San Miguel de Tucumán, la Ciudadela. Viví ahí mientras era estudiante, fue una época muy linda y estaba cerca de la cancha. Luego, el pueblo de Colombres, Cruz Alta, ahí acompañé a los obreros del ingenio en su lucha y me marcó, viví muchos años y allí nacieron mis hijos.
- Cuando necesita desconectarse de la rutina, ¿qué elige hacer?
- Como la mayoría de los docentes tengo tres trabajos, eso hace difícil desconectarse. Me gusta leer, me gusta jugar con mis hijos y mi pareja, andar en bici y, si da el presupuesto, alguna excursión.
- ¿Tiene una banda o una canción que no deja de escuchar sin importar el paso del tiempo?
- Tengo un gusto amplio en lo musical, pero si tengo que elegir una banda a través del tiempo es Los Redonditos de Ricota.
- En su entorno familiar o cercano, ¿los jóvenes suelen hacerle planteos sobre su gestión o sobre temas que les preocupan?
- Doy clases en el secundario y en el nivel terciario, me rodean jóvenes todo el tiempo. Disfruto del diálogo con ellos, me gusta cuando ayudo a despertarles el costado más crítico. Algunos me agradecen las ganas que le pongo a mis clases, y también que los empujo a cuestionarlo todo.
- Si pudiera tomar un café con alguien que no pertenezca a su espacio político, ¿con quién sería? ¿De qué tema le gustaría conversar o intercambiar miradas?
- En este momento, me gustaría hablar con el padre (Gabriel) Romanelli, que está en Gaza, para poder conocer de primera mano las consecuencias del genocidio que está sufriendo ese pueblo.
- ¿Cómo se imagina dentro de 10 años? ¿Qué proyectos personales o públicos le gustaría haber concretado para entonces?
- Me imagino que voy a seguir en la lucha, espero poder ser parte de las rebeliones populares que se vienen y que pueden iluminar el camino que tenemos que recorrer para construir la patria que merecemos.






