Hipotecas divisibles, una herramienta que aún no fue reglamentada por el Gobierno

Garber afirma que debe imitarse la política de países vecinos, con el fin de que la sociedad acceda, con menos trabas, a la vivienda propia.

22 Septiembre 2025

Expectativa versus realidad. Ese es el dilema que los agentes económicos enfrentan cotidianamente cuando observan el comportamiento de la economía argentina. Desde hace 37 años, Jorge Garber viene viendo estas cuestiones y surfea las crisis, sin dejar de construir, a través de Constructora Gama, que arrancó con proyectos privados  que arrancaron en Tucumán y se extendieron a Buenos Aires y a Uruguay, y que extendió su campo hacia la obra pública. El actual presidente de la Cámara Tucumana de la Construcción participó de “Encuentros LA GACETA” en una exposición sobre “Hipotecas divisibles: fomento al crédito e impulso al sector”. A su criterio, se trata de una buena herramienta que aún no fue instrumentada por el Gobierno ni reglamentada por el Banco Central. Por esa razón no se hicieron operaciones en tal sentido. “Las hipotecas normales, en UVA, vinieron sosteniendo y le dieron vida al mercado inmobiliario; crecieron el año pasado y ahora, por la volatilidad del dólar, dejó de hacerlo. Las tasas están altísimas y, por eso, bajaron las solicitudes de préstamo porque los requerimientos son muchos más exigentes”, enumera.

El titular de la cámara tucumana dice que, pese al contexto económico, la esperanza está latente para que las autoridades contribuyan a mejorar la situación de una actividad que dinamiza la economía y que genera puestos directos e indirectos de trabajo en todo el país. “Muchas veces la cuestión política y la coyuntura económica te tira para atrás la inversión, pero en la última Expo Real Estate que se hizo en Buenos Aires se vio el optimismo de empresarios como Eduardo Elsztain que apuesta a un megaemprendimiento llamado Rambla, que es el futuro Puerto Madero”, señala.

Garber indica que, desde que Javier Milei es presidente de la Nación, el metro cuadrado en Tucumán subió 140%, debido a la suba del dólar, de las tasas y del costo de la mano de obra. “Esto hizo que, en Tucumán, donde teníamos un valor de entre U$S 600 y U$S 700 por metro cuadrado de costo, hoy se encuentre cerca de los U$S 1.150, para un segmento alto ABC1. Ahora bien, cuando vas al mercado y ves un valor de venta de un departamento de 65 metros cuadrados en U$S 50.000, no te cierran los números”, puntualiza. “No sólo se reduce el spread entre el costo y el valor de venta, sino que las unidades usadas están por debajo de ese costo, sumado a que se derogó la ley de alquileres”, acota.

Según su experiencia, Garber señala que la Argentina debería imitar los sistemas existentes en países vecinos, como el caso de Uruguay, con el fin de reactivar al mercado sobre todo con las hipotecas divisibles. “Se da una situación de confianza en que el desarrollador, al que le das la plata, tiene que tener un buen ritmo de construcción. A su vez, el tomador del crédito debe pagar en tiempo y forma”, expone. Y agrega: “en Uruguay, la escritura la tienes cuando firmas el boleto y luego la podés hipotecar, mientras se construye la unidad o todavía le falta por terminar. Eso contribuiría a que los bancos tengan la confianza de prestar, pero en la Argentina la hipoteca divisible sigue sin reglamentación”.

Finalmente, Garber coincide con el pensamiento del resto de los desarrolladores en el sentido de una sinergia entre sector público y privado. “El Gobierno tiene que acompañar con una infraestructura necesaria. Por caso, cada emprendedor paga un canon por esa cuestión de unos $12.600 promedio por metro cuadrado; eso fue instrumentado durante la gestión del ex gobernador José Alperovich, con el propósito de que la SAT invierta en infraestructura de agua y cloacas. Pero hoy no es suficiente. Y el requerimiento supera al canon de infraestructura, con lo que tampoco es posible hacer previsibilidad”, indica.

El constructor afirma que, en la actualidad, la avenida Perón en Yerba Buena concentra toda la atención. Pero advierte que, sin infraestructura necesaria, hay que evitar, por ejemplo, lo que sucedió en la avenida Camino del Perú o en la Solano Vera, dos arterias en las que el tránsito dejó de ser fluido. “El progreso llega y no se puede ir contra él. Lo fundamental es que, como sucede en los países del primer mundo, la inversión en infraestructura llegue antes que el desarrollo inmobiliario y no correrla de atrás”, finaliza.

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