APUNTE. En Casa Rosada registraron los movimientos de los distintos gobernadores al momento de mandar a votar a sus diputados en el recinto.
"Fue una mañana complicada", reconoció el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, al resumir el clima de crisis que se respira en el Gobierno tras la derrota en 12 votaciones consecutivas en Diputados.
La oposición, envalentonada, rechazó decretos clave que desregulaban organismos como el INTA, el INTI y Vialidad Nacional. Ahora, estos reveses legislativos pasarán al Senado, donde el panorama se presenta aún más adverso para el oficialismo. La cruda realidad la resumió Juan Pablo Carreira, director de Comunicación Digital de la Presidencia: "El Senado es una escribanía de los kukas. Olvidate", dijo.
Ante este escenario, el Gobierno se ve obligado a replantear su estrategia. A diferencia de otras ocasiones, no existe un plan de comunicación definido para los próximos pasos. La imposibilidad de vetar el rechazo a los decretos añade mayor dramatismo a la situación. "Todavía estamos analizando qué hacer", confesó un alto funcionario a Infobae, reflejando la perplejidad que reina en la Casa Rosada.
Un escenario de alta tensión
Pero la derrota legislativa dejó otras secuelas preocupantes. La oposición logró la media sanción de proyectos sensibles, como la emergencia en el Hospital Garrahan y el presupuesto universitario, anticipando un escenario de alta tensión en la campaña electoral. De aprobarse en el Senado, se espera que Milei vete estas iniciativas, asumiendo el costo político que ello implica.
En respuesta, el oficialismo apuesta a la estrategia comunicacional. Diputados oficialistas como Fernando Iglesias y Lilia Lemoine salieron a criticar a la oposición, acusándola de defender el déficit y atentar contra la voluntad popular.
Desde el entorno de Martín Menem minimizaron el impacto de la derrota, atribuyéndola a un "manotazo de ahogado" de la oposición que busca dañar al Gobierno. Sin embargo, otros sectores libertarios reconocen que la situación es más compleja, producto de "acuerdos rotos" y decisiones internas que debilitaron la coalición gobernante.
Mientras tanto, el Presidente se mantiene en silencio, limitándose a retuitear mensajes en su cuenta de X. El único vocero oficial fue el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien admitió el impacto de la derrota y acusó a la oposición de demagogia preelectoral.







