30 Julio 2025 Seguir en 
Cada 31 de julio, el santoral católico celebra a San Ignacio de Loyola, una de las figuras más influyentes del cristianismo moderno. Fundador de la Compañía de Jesús —los conocidos jesuitas—, Ignacio fue un soldado vasco que, tras una herida de guerra, encontró en la espiritualidad un camino más poderoso que las armas.
Nacido como Íñigo López de Loyola en 1491 en el País Vasco, su vida dio un giro radical en 1521, cuando una bala de cañón lo dejó gravemente herido en la defensa de Pamplona. Durante su convalecencia, sin novelas de caballería a mano, comenzó a leer vidas de santos. Esa experiencia marcó el inicio de su conversión espiritual.
En 1534, junto a un pequeño grupo de compañeros en París, fundó la Compañía de Jesús, que sería aprobada oficialmente por el Papa en 1540. Desde entonces, los jesuitas se convirtieron en una de las órdenes religiosas más influyentes, destacándose por su labor educativa, misionera e intelectual. San Ignacio también es el autor de los famosos Ejercicios Espirituales, una guía para el discernimiento interior y la relación con Dios.
Además de San Ignacio, el 31 de julio también se recuerdan otras figuras del santoral
San Germán de Auxerre: obispo francés del siglo V, recordado por su defensa de la fe y su lucha contra las herejías.
San Fabio: mártir romano, de quien se conserva poca información pero cuya devoción se mantiene viva en algunas comunidades.
La figura de San Ignacio trasciende lo meramente religioso. Su legado en la pedagogía —con instituciones educativas jesuitas presentes en todo el mundo— y en el pensamiento occidental lo convierten en un referente del humanismo cristiano. Hoy, su obra sigue viva en universidades, colegios y misiones en los cinco continentes.
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