El portal Vatican News, sitio oficial de prensa del Vaticano, compartió un video en el que el papa explica por qué se inclinó por el nombre León XIV para definir su mandato. En una declaración que dio durante esta mañana al Colegio Cardenalicio, el sumo pontífice hizo una referencia a la inteligencia artificial en su explicación.
Además del nombre del cardenal elegido en el Cónclave, una de las revelaciones más esperadas es el nombre papal. Cada electo como sucesor de Pedro tiene la habilidad de elegir cómo será denominado durante su gestión y el cardenal Robert Francis Prevost, ahora papa de la Iglesia Católica, eligió León XIV. No fue sino hasta hoy que se conocieron los verdaderos motivos detrás de esa elección.
¿Por qué el papa eligió León XIV?
En primer lugar, la elección fue relacionada a su antecesor: no Francisco, sino León XIII. “Pensé tomar el nombre de León XIV por diferentes razones pero principalmente porque el papa León XIII en la histórica encíclica Rerum Novarum afrontó la cuestión social en el contexto de la primera revolución industrial”, señaló.
En este sentido, Prevost parece querer continuar con esa alineación y ser quien guíe a la Iglesia durante un nuevo período de grandes cambios. Como uno de los puntos fuertes a los que deberá enfrentarse, el mandatario católico mencionó una herramienta en auge: la inteligencia artificial.
“Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial –dijo, y agregó– y a los desarrollos de la inteligencia artificial que comportan nuevos desafíos a la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”.
León XIII y la encíclica Rerum Novarum
Dentro del legado del papa León XIII, el más relevante fue la encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891 y en la cual abordó la cuestión social, defendió los derechos de los trabajadores, promovió la incipiente justicia social, el bien común y la protección de los más débiles, lo que sentó las bases de una Iglesia abierta a los sectores marginados y olvidados. En ella habló tanto de la “salvación y felicidad eterna de las almas” como de la importancia de tener en cuenta “las cosas temporales” y la “felicidad de la vida presente”.
Así, mientras al mismo tiempo reconocía la propiedad privada, reclamaba salarios dignos que permitiesen cubrir las necesidades básicas de las familias y planteaba la importancia de la organización en gremios y sindicatos para defender los intereses comunes.