Cada 27 de abril, el santoral católico recuerda a figuras históricas que marcaron la fe y la cultura cristiana. La fecha está especialmente vinculada a san Pedro Armengol, un bandido convertido en santo, y a san Rafael Arnáiz Barón, uno de los místicos contemporáneos más admirados. También se celebra a san Simeón de Jerusalén, mártir de los primeros tiempos del cristianismo, y a la reciente incorporación al santoral de san Juan Pablo II, canonizado el 27 de abril de 2014.
San Pedro Armengol, nacido en Cataluña en el siglo XIII, vivió su juventud como un bandolero hasta que una conversión radical lo llevó a ingresar en la Orden de la Merced. Su vida estuvo dedicada a rescatar cautivos y a predicar la misericordia, en un tiempo en que los conflictos religiosos y políticos eran moneda corriente en el Mediterráneo. an Pedro Armengol (o Pedro Armengol) fue un religioso mercedario del siglo XIII, conocido por su vida de conversión —pasó de ser un bandolero a un santo— y por su labor liberando cautivos cristianos.
En algunas imágenes lo ves sosteniendo un cráneo porque este objeto tiene un sentido simbólico profundo en el arte cristiano:
El cráneo representa la mortalidad humana y el desprecio de las vanidades del mundo ("memento mori" — recuerda que morirás).
En el caso particular de Pedro Armengol, también puede aludir a su casi muerte milagrosa: una vez, mientras liberaba cautivos, fue capturado por los musulmanes y colgado de un árbol. Milagrosamente, sobrevivió gracias a la intervención de la Virgen María. Después de ser encontrado, se dice que quedó con secuelas en su cuello (lo que a veces también se representa en el arte con una cuerda o cicatriz).
Así que el cráneo en su mano subraya tanto su experiencia cercana a la muerte como su renuncia al pecado y su completa entrega a Dios.
Otro nombre destacado es el de san Rafael Arnáiz Barón, un joven español que, tras breves pasos por el mundo secular, ingresó en el monasterio trapense de San Isidro de Dueñas. Su vida, marcada por una profunda espiritualidad y una enfermedad que limitó su actividad física, se convirtió en testimonio de entrega silenciosa y amor místico.
Además, se conmemora a san Simeón de Jerusalén, considerado segundo obispo de esa ciudad después de Santiago el Menor. Según la tradición, habría sido crucificado bajo el emperador Trajano alrededor del año 107 d.C., resistiendo las persecuciones que asolaban a las primeras comunidades cristianas.
En el santoral más reciente, el 27 de abril de 2014, en una ceremonia histórica, el papa Francisco canonizó a san Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos del siglo XX. Su legado de defensa de los derechos humanos, su impulso al diálogo interreligioso y su papel en la caída del comunismo europeo marcaron profundamente su época.
Así, el 27 de abril se convierte en una jornada de memoria y celebración de vidas que, a través de caminos muy distintos, buscaron reflejar la fe, la valentía y la compasión en tiempos de grandes desafíos.