
Diego Lobo conoce el lago El Cadillal, o Celestino Gelsi, como el interior de su casa. Desde hace más de 40 años lo recorre de punta a punta como pescador y como ex miembro de la comisión directiva del Tucumán Yacht Club. “En Ticucho pasará lo mismo que en la villa. ¡Si hasta cercaron con alambres dentro del lago!”, bramó después de haber tomado un sorbo de café. No es una exageración, sino una realidad porque habla de un lugar en el que en los últimos cinco años crecieron las usurpaciones.
La Nación, la Provincia, los particulares Adolfo López, otro de apellido González y miembros de la familia Torres (que se adjudica la posesión por derechos ancestrales) aseguran ser propietarios de las tierras que forman parte de una Reserva Natural. Todos dicen ser propietarios, pero habría dudas si realmente sus dominios están bien delimitados. Basta recorrer ese sector de Ticucho para darse cuenta de que, a la par de los algarrobos, piquillines, horco molles y laureles tucumanos crecen las irregularidades.
Hasta antes de llegar al río Tapia, que separa las comuna de Tapia con la de El Cadillal, hacia la costa del lago, ya se edificaron una veintena de casas, cuando en realidad no debería haber edificaciones, ya que están en zonas prohibidas. “Para esta semana está programada una inspección en todo este sector. Participarán las direcciones de Catastro, Agua, Flora y Fauna y el Ente Tucumán Turismo”, aseguró el subsecretario de Medio Ambiente, Martín Lazarte.
“Durante la pandemia aquí hubo un festival de usurpaciones. Después de varios meses de no visitar este lugar, cuando volvimos, nos encontramos con un montón de casas. Nadie sabía cómo hicieron para construirlas, porque teníamos entendido que estaba prohibido y encima en tiempos en los que no se podía hacer muchas cosas por las limitaciones que había para transitar”, explicó Marcos Silvera, un pescador que desde hace más de 40 años recorre la zona para practicar la actividad. En agosto de 2021, Ticucho fue una de las localidades aisladas preventivamente por un brote de Covid.
Negación
“Que yo sepa no hay usurpaciones en Ticucho”, dijo el comisionado de Tapia, Pedro Acosta, quien sería el propietario de una casa ubicada en la cima de una loma y desde la que se podría observar todo tipo de movimiento. Una vivienda que rompe con todos los moldes de las que están construidas en la zona, no por su tamaño, sino por el lugar donde se la construyó. “Esas no son tierras fiscales, tengo entendido que se la compró a López Pondal hace varios años”, indicó Hugo Riarte, habitante de esa localidad.
LA GACETA fracasó en su intento de comunicarse con el vendedor para que confirmara esa versión y que diera precisiones sobre la extensión de sus tierras.
“Acá la gente hace lo que quiere. Nadie controla nada”, se quejó Máximo Ferreira, otro pescador que está molesto por el avance de los cercados. “Hasta antes de la pandemia se podía caminar por la vera del lago sin ningún problema, pero ahora ya no es así”, añadió. El hombre probó sus dichos mostrando cómo a los caminos que eran públicos y que llevaban al espejo, les pusieron una tranquera y un cartel con la frase “Prohibido Pasar, propiedad privada”.
“Puede haber particulares que sean propietarios de tierras. Pero al estar dentro de una reserva deben respetar algunas normas”, explicó Lazarte en una entrevista con LA GACETA. Alejandro Navarro, titular de Catastro, dijo que ya se hicieron recorridos por la zona y vuelos con drones para analizar la situación. Con esos elementos, la Unidad Ejecutora de la Fiscalía de Estado recorrerá la zona.
Insólito
La Granja Ecológica La Soñada y el club de Pesca y Naútica de la Universidad Nacional de Tucumán son los primeros lugares en los que los tucumanos pueden disfrutar de un día diferente junto a la naturaleza. Ambas instituciones firmaron convenios con Turismo para ocupar sus parcelas y llevar adelante sus emprendimientos.
Sin embargo, en la zona se están registrando situaciones irregulares. Por ejemplo, hay al menos cuatro casas construidas en lugares prohibidos. Se multiplican los cerramientos de lotes y los alambrados se extienden desde la ruta hasta el interior del espejo. “La cola de El Cadillal es muy especial. Durante el verano, se seca y hay tierra, pero en el invierno, queda bajo el agua. Pero por el problema de la fuga en la presa y la colmatación del espejo, cada vez hay más posibilidades de que ese sector sea utilizado por el hombre”, explicó Julio Ramírez. “Para mí se están tirando un lance para quedarse con esos lotes”, añadió.
La Provincia compró tierras para hacer el lago, por lo que supuestamente, por más que el espejo esté desapareciendo, las tierras le pertenecen, por lo que nadie podría reclamar su posesión. Hay otra cuestión: las normas vigentes establecen que las riberas de lagos y arroyos son de dominio público, es decir del Estado. La distancia mínima es de 35 metros, pero la franja definitiva se establecerá con estudios que marcarán, en este caso, la zona inundable. Mientras tanto, chuñas, chumucos, garzas, palomas y catas utilizan los alambres para asentarse luego de haber tomado agua o haberse alimentado de los peces.
Sorpresa
Siguiendo con el recorrido por la ruta 312, a mitad de camino, hay dos construcciones. Son dos granjas avícolas que también fueron instaladas durante la pandemia. “La verdad es que siempre nos llamó la atención la velocidad con que hicieron estos emprendimientos. Algunos dicen que son del comisionado; otros, que son de una cooperativa de la comuna porque allí trabajan los empleados de la repartición y que por eso están en tierras fiscales. Pero también están los que dicen que son de un privado que nada tiene que ver porque ni siquiera se sabe si está en tierras fiscales. Esto es un lío descomunal”, indicó Mario Centeno, otro pescador.
El funcionario se excusó por no hacer declaraciones (ver nota en página 7) sobre el tema. Los habitantes de esa zona de Ticucho también prefieren mantenerse en silencio. “Nos podemos quedar sin trabajo”, indicó un vecino. Mientras tanto, por una ensalada “dominial”, las usurpaciones continúan en plena área protegida.
El lugar donde se están demoliendo los sueños de Celestino Gelsi
La localidad de Ticucho está ubicada a unos 35 kilómetros de San Miguel de Tucumán. No llega a los 1.000 habitantes. No se sabe por qué fue bautizada con ese nombre. La palabra Tikucho aparece en el diccionario de la lengua quichua, pero no tiene un significado concreto, sólo que fue utilizada para bautizar una pequeña comunidad rural del departamento Trancas. Según la Inteligencia Artificial, podría ser una deformación de un término que sirve para definir “el lugar”, es decir, un sitio preferencial de un determinado paraje. Para la Real Academia Española es una especie de tamal oriundo de Centroamérica.
Lo único cierto es que pertenece a la comuna de Tapia y, al poco tiempo de haber asumido, el comisionado Pedro Acosta la consideró como tierra de jineteadas porque varios de sus habitantes se especializan en la doma de caballos. Incluso, en la puerta de la localidad colocó un monumento, al estilo famaillense, de un gaucho arriba de un equino, con la guitarra al hombre y acompañado por un perro.
Por otra parte, ese sector que no tiene servicios esenciales como agua y luz, es reconocido por ser uno de los tramos más populares de las pruebas de rally, tanto nacional como provincial.
El lugar está atravesado por la ruta 312, también conocida como “El camino del Perilago” que nace en El Cadillal y que llega hasta la ruta 9.
Desde el paraje conocido como India Muerta, hasta el río Tapia. que es el límite con la comuna de El Cadillal, era zona que más visitaba el ya fallecido ex gobernador Celestino Gelsi, mentor y ejecutor de la construcción del dique que lleva su nombre como justo reconocimiento. Su sueño de lograr una villa turística en medio de una enorme reserva natural está siendo destruido por todos aquellos que ocupan las tierras de manera ilegal.