“El infierno perfecto” está a la vuelta de la esquina

“El infierno perfecto” está a la vuelta de la esquina

En la primera novela de Víctor Hugo Cortés el protagonismo de Tucumán es absoluto. En ese caldero se cuece un policial de pleno realismo.

EL AUTOR. Cortés es un reconocido dramaturgo. “El infierno perfecto” empezó a tomar forma en pandemia. EL AUTOR. Cortés es un reconocido dramaturgo. “El infierno perfecto” empezó a tomar forma en pandemia.

Hay un Tucumán cercano, palpable, reconocible desde la primera página de “El infierno perfecto”. La provincia -su historia, sus rincones, sus personajes- es protagonista central de la novela de Víctor Hugo Cortés. Se trata de la primera incursión de Cortés en este campo, al cabo de una vida artística identificada con el quehacer teatral. Publicado por la editorial La Papa, “El infierno perfecto” respeta los lineamientos del policial clásico, sucio y duro; a la vez bordea elementos de la crónica periodística y no deja de servirse de la turbulenta actualidad tucumana para alimentar el realismo de su puesta en escena. En la charla con LA GACETA, el autor explica en detalle los cómo y los por qué de este libro, una de las primeras novedades editoriales independientes de la temporada.

- Publicás tu primera novela al cabo de un largo camino recorrido en el teatro. ¿A qué se debió la espera?

- Siempre escribí. A los 24 años gané el primer premio en un concurso regional de cuentos en Santiago con “Un viaje por el espacio”, que versioné para el teatro como “Un poquito más arriba”. A partir de ahí le encontré gustito a lo teatral y seguí el camino. De modo que podría decirse que, contra lo que se piensa, de la narrativa pasé a la dramaturgia. El tiempo para la novela me lo brindó la pandemia: años en los que produje “El infierno perfecto” y dos piezas teatrales: “Cuestionario Proust”, que fue galardonada en un concurso nacional organizado por La Pampa y que se estrenó el año pasado, y “El ausente”, sobre la vida y las ideas de Juan Bautista Alberdi que ya presentamos en versión semimontada y se estrena oficialmente en mayo de este año.

- ¿Cómo se produce el tránsito del dramaturgo al novelista? ¿Qué te jugó a favor y qué desafíos encontraste en el proceso de escritura?

- He abordado y experimentado diversos estilos de escritura: desde la narrativa al poema; desde el guión televisivo al musical; pero es como dramaturgo donde me siento a mis anchas. La novela demanda tiempo y paciencia. Y mucho esfuerzo en investigar y documentarse sobre los temas que se van abordando. Escribir “El infierno perfecto” me llevó dos años y otro más de reescritura y correcciones. En mi caso, sin embargo, la transición de la dramaturgia a la narrativa no fue directa: partí de mi propio guión de “Tucumanos”, un ciclo de ocho unitarios de ficción que escribí y dirigí en 2004 y se emitió por la pantalla de Canal 10. Me basé en la estructura de pequeñas historias que se van entrelazando e integrando a una mayor. Solo tomé algunos personajes, acaso los más interesantes. Los desarrollé y les amplié el itinerario. En una novela podés darte el lujo de entrar en detalles, sin importar los tiempos televisivos.

- Junto al título (“El infierno perfecto”) la edición indica: “novela policial tucumana”. ¿Cómo definirías esta suerte de subgénero?

- Lo discutimos con mi editor: queríamos que en algún lugar se explicitara que la novela hablaba de Tucumán. Por otra parte, amo todo lo relacionado con la novela negra -Doyle, Christie, Chandler-, las películas de detectives -Marlowe, Poirot, Carvalho- y el teatro donde se plantea una intriga, al estilo “El cuarto de Verónica”. Lo de “novela policial tucumana” más que un subtítulo informativo o calificativo es una advertencia dirigida al posible lector; un anticipo que sugiere que desde la primera página del libro va a adentrarse en un universo cercano, reconocible, para ver y repensar cosas que pasan y sobre las que tal vez nunca reflexionó. Todo muy nuestro. Por eso, a modo de ejemplo, en la cinematográfica persecución de autos del capítulo tres no se escucha de fondo una banda de sonido “a lo Hollywood”, sino la inefable “Pollera amarilla”, de Gladys, La Bomba Tucumana.

- Aparecen infinidad de personajes, lugares y episodios que hacen al Tucumán de los últimos 20 años. Muchos ligados con la política y el sistema judicial. ¿Sentís que a la vez se cuelan fuertes elementos de crónica en el texto?

- Definitivamente. Acaso por mi raudo paso por el periodismo, como cronista de La Tarde, el vespertino que LA GACETA publicó en los 80. Datos históricos, periodísticos, estadísticos y hasta curiosidades poco conocidas de la provincia surten las páginas del libro. “El infierno perfecto” es una obra de ficción, pero con referencias históricas -algunas anacrónicas- y muchos personajes reales. Una suerte de ficción especulativa: imaginar -y escribir- “que hubiese pasado si...”. La ciudad capital y, por extensión, la provincia toda, resulta ser un personaje fundamental de mi novela. Caótico, febril, peligroso, pero personaje al fin.

- Entre esas figuras de la cultura popular asoma Eduardo Perrone. ¿Encontrás en “El infierno perfecto” puntos de contacto con el realismo de su obra literaria?

- Leí “Preso común” de Perrone, siendo un adolescente y considero que la crudeza y el realismo de esas líneas me inspiraron y aún lo hacen. Es innegable que esa suerte de escritura maldita, que también cultivaron Roberto Arlt y Charles Bukowski, estimula y fascina. Les rendí homenaje con mis obras de teatro “Buk (un retrato de Charles Bukowski)”, inmortalmente interpretada por el querido Alberto Benegas, y “Roberto el cruel”, que acaba de publicar el Instituto Nacional de Teatro bajo el título de “Grandes autores en grandes reescrituras escénicas”.

- ¿Sentís que realmente Tucumán es un infierno? ¿O quedan espacios para una redención social?

- Siempre viví en Tucumán. Sin embargo, he viajado mucho y he podido contrastar mi provincia natal con otras comunidades, otras latitudes, otras culturas. En la comparación salimos perdidosos. Tenemos los mejores paisajes, pero los contaminamos, los saturamos o, peor, los desaprovechamos; tenemos mucha gente buena, capacitada y talentosa opacada por los malos, inútiles y sin talento; tenemos de todo, como en botica, pero pocas cosas funcionan bien. Como ciudadanos nos falta tolerancia, más empatía: ponernos en el lugar del otro, respetarlo. A mí, como a muchos, Tucumán nos seduce y nos atormenta; nos atrae y nos expulsa por igual. ¿Si hay redención? Claro que sí. La cultura, por ejemplo, es una herramienta poderosísima, que debemos aprovechar.

“El infierno perfecto” está a la vuelta de la esquina

Presentación: la cita es en la Casa Museo de la Ciudad

La presentación de “El infierno perfecto” tendrá lugar hoy a las 20.30 en la Casa Museo de la Ciudad (Salta 532). Acompañarán a Víctor Hugo Cortés los también escritores Pablo Donzelli y Pablo Toblli, de editorial La Papa. Luciano Cortés tendrá a su cargo la lectura de un fragmento del libro y se presentará un book trailer editado por la fotógrafa Paloma Cortés Ayusa. La velada cerrará con música y la actuación de Pancho Santamarina, Carla Guzmán, Andrea Moreno Prado y Grillo Córdoba. El autor (1957, nacido en Tucumán), es escritor, dramaturgo, actor y director de teatro, y a lo largo de su carrera recibió numerosas distinciones nacionales.

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