Osvaldo Jaldo salió del grupo
Osvaldo Jaldo salió del grupo

La noche del sábado Osvaldo Jaldo tuvo un fuerte déjà vu, esa sensación de revivir algo que ya se experimentó en el pasado. El teléfono del gobernador no paró de sonar, al igual que aquella noche del 19 de septiembre del 2021, cuando hasta el entonces Presidente, Alberto Fernández, lo llamó en plena interna del peronismo local para pedirle que aceptara un cargo bastante magro que le estaban ofreciendo en Buenos Aires para que no asumiera la gobernación en reemplazo de Juan Manzur (sería Jefe de Gabinete).  

Hay dos aspectos en común entre ambos episodios. El primero es que otra vez fue protagonista en el plano nacional: dirigentes, analistas y usuarios de las redes sociales hicieron que el gobernador fuera tendencia en las conversaciones políticas reales y virtuales. Jaldo fue el único mandatario que no se expresó ni se sumó a la “rebelión de los gobernadores” en contra del Presidente, Javier Milei, y las políticas financieras para con los distritos de la Rosada. El segundo, es que no cedió a las presiones. Ni cederá.    

El jefe del Ejecutivo, de acuerdo con su entorno, es consciente de las críticas y de los posibles costos políticos. Las consecuencias de ese tipo, sin embargo, lo tendrían sin cuidado. Los dirigentes que han tenido la poca fortuna de conocer su temperamento repiten que no se caracteriza precisamente por la tibieza ni por dar marcha atrás cuando está convencido de algo. Y si de algo está seguro por estos días es de plantarse en la vereda de los dialoguistas con la Nación, aunque quede solo en ese lado de la acera.

Detrás de escena de un gobernador solo

Jaldo decidió “salir del grupo” -en términos de la aplicación de mensajería Whatsapp cuando alguien abandona un conjunto de contactos- porque no coincide con los argumentos ni con las formas, ni en lo técnico ni en lo político. Distintas fuentes mencionan que Jaldo recibió mensajes y llamadas de al menos cinco pares de otras provincias para pedirle que se una al reclamo y que revea su postura.

No lo hará porque está convencido de que marcha por el camino correcto y no está en sus planes cambiarlo por el momento. Tampoco habría manifestaciones al respecto en las próximas horas.    

El tranqueño no está de acuerdo con el reclamo que emprendió el gobernador de Chubut, Ignacio Torres (PRO). Sucede que, explican sus allegados, el dinero que le descontaron al sureño en febrero no tiene que ver con que no se están acreditando montos de la Coparticipación en sí, sino que se le están descontando la deuda con la Nación por el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. Una herencia que dejaron los ex gobernadores a sus sucesores. En el caso de Torres, fue un vestigio de la administración de Mariano Arcioni. Probablemente, Jaldo se haya acordado de Manzur cuando le descontaron su parte (la deuda tucumana sumaria $30.000 millones). Este había sido uno de los puntos de negociación entre los gestores provinciales y la Nación durante el tratamiento de la Ley Ómnibus.

Ayer hubo un llamado más. Funcionarios del Ministerio del Interior, que encabeza Guillermo Francos, contactaron al dirigente. Querían averiguar el motivo de que no se haya alineado con el resto y sospechaban que, quizás, no se le había descontado el Fondo Fiduciario. Pero este mes a Tucumán sí le retuvieron dinero, un monto de 5.000 millones. Con la duda despejada, agradecieron el gesto.

Esta no es la primera vez que el tucumano se diferencia del resto. En los primeros momentos de Milei en el poder central, Jaldo se había despegado de sus iguales peronistas, más precisamente de los kirchneristas. Había desmentido haber firmado un comunicado que criticaba la gestión y que había impulsado el bonaerense Axel Kicillof. Luego, durante el tratamiento de la Ómnibus, rompió el bloque de Unión por la Patria, lo que fue considerado como un sacrilegio por una porción grande del justicialismo nacional. Formó su propio equipo de tres diputados y avaló la normativa que quedó trunca.

Las paredes de la Casa de Gobierno escucharon que el agradecimiento nacional no sólo estaría llegando en forma de palabras. Por ello, quizás, el convencimiento del gobernador solo.

¿La resurrección de un espacio?

La irrupción de “Nacho” Torres en la escena nacional y el apoyo del resto de los mandatarios electos por el entonces Juntos por el Cambio (JxC) reavivó las posibilidades de subsistencia para el armado. La interna del PRO y la derrota en las elecciones presidenciales habían terminado de desmembrar al espacio cambiemita. En estos primeros meses del mileísmo, los distintos sectores quedaron aún más dispersos, con líneas de sus componentes principales, el PRO y la UCR, más y menos cercanas a la Rosada. Pero la luz al final parecen ser los gobernadores, que volvieron a usar el logo de JxC y se abroquelaron. Paradójicamente, el peor momento del espacio en general coincidió con el mejor en muchas provincias. Pudieron desplazar a dirigentes históricos en bastiones del justicialismo  

El grupo de los 10 no es heterogéneo. La mitad está conformada por radicales. Gustavo Valdés (Corrientes) y Leandro Zdero (Chaco) son de la misma línea y se venían manejando dentro de los dialoguistas. Alfredo Cornejo (Mendoza) se mostró más crítico de Milei. Maximiliano Pullaro (Santa Fe) responde a la vertiente de Evolución, que encabeza Martín Lousteau, y cruzó varias críticas con el oficialismo federal. Carlos Sadir, de Jujuy, sucedió a Gerardo Morales, por lo tanto es cercano al larretismo y es del segmento menos afín a Milei.      

En cuanto al PRO, son tres sus referentes. Además de Jorge Macri (Ciudad de Buenos Aires) y del propio Torres, está Rogelio Frigerio, que tiene posiciones cercanas a Horacio Rodriguez Larreta.

Los dos restantes llegaron mediante partidos provinciales aliados a JxC: Marcelo Orrego (San Juan) y Claudio Poggi (San Luis) sostuvieron hasta ahora discursos templados.

En el medio de la discusión por los fondos, se abre una serie de interrogantes sobre Juntos. ¿Subsistirá o se reformulará? ¿Qué pasará con el PRO nacional? ¿Cómo seguirá el pacto Mauricio Macri-Milei? ¿Cómo seguirá la UCR su vínculo con Milei? ¿Estamos ante la resurrección del espacio?

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