Llega la segunda parte de “La batalla del oflador”

Llega la segunda parte de “La batalla del oflador”

Jaldo, de alguna manera, hace una apuesta fuerte al vínculo con Milei; en el terruño peronista, Manzur, que había pasado a retiro, vuelve a asomar.

la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli

El presidente de la Nación no sabe que es el nuevo presidente de los argentinos. Hay un momento en la vida en la que cualquiera se mira al espejo y el vidrio frío devuelve la realidad, la imagen exacta de quién uno es. Javier Milei, en cambio, sigue viéndose joven y sin compromisos trascendentales. Como el septuagenario que sigue creyendo que la imagen que ve es la de él mismo a los 30.

El primer antecedente de este síndrome se dio cuando en Davos habló como si estuviera en las plazas donde daba sus proselitistas clases públicas. Pero esta vez no estaban sus aduladores de las redes, ni los jóvenes ávidos de un cambio y hastiados de la corruptela política. Lo escuchaban atentamente presidentes, estadistas y expertos del mundo que no necesitan que les expliquen lo que ya saben ni que les den cátedras ideológicas.

En Davos quedó claro que Milei no se había recibido de Presidente aún. El viernes volvió a reprobar una materia. Es que la diplomacia y el respeto no parecen figurar en el diccionario de la política argentina, acostumbrada a la agresión, a la chicana y a la respuesta violenta que busca callar antes que escuchar al adversario.

“Comunista asesino”. Dos palabras, un conflicto internacional. El viernes, el Presidente de la Nación, seducido por una cámara en un reportaje utilizó esos dos vocablos para definir a su par Gustavo Petro, presidente de Colombia. La diplomacia y las investiduras exigen un lenguaje y formas para comunicarse que Milei no contempla. “La diplomacia es la capacidad de decir “no” de una manera que haga que el otro lado piense que fue su idea”. Esta frase contundente tiene dueño: Winston Churchill. Este estadista inglés apostó siempre a la libertad y a la democracia en su gestión como hombre público y aclaró que la ideología debe ser un factor importante en la relación de dos países, pero no es lo más importante. Los países deben encontrar formas de cooperar, incluso si tuvieran diferencias ideológicas. A Milei, en cambio, sus desplantes, sus gritos y sus falta de respeto le han dado votos y hasta la banda presidencial pero porque a la prepotencia kirchnerista no se la podía enfrentar con flores perfumadas.

El Presidente argentino venía de un empate con las fuerzas gremiales. El paro devenido movilización fue una foto muy clara de lo que la Argentina vive y decidió en los últimos comicios. Los argentinos en el balotaje habían dicho que no querían más peronismo en el poder y que esperaban un cambio profundo, pero no locuras. Por eso Milei no tiene fuerza en el Congreso. El mandato es dialogar y negociar, doctorado que Churchill obtuvo en la Inglaterra del siglo pasado. La dirigencia gremial que está muy lejos de liderar un movimiento sólo se limitó a chicanear pero dejó muy claro que deben ser escuchados por el Gobierno si es que éste no quiere piedras en el camino.

Milei debía haber leído ese mensaje; no sacarse. Sus desplantes y enojos no le permitieron ver que el paro no había paralizado el país y por lo tanto había obtenido un triunfo pírrico, pero triunfo al fin. Así debía dar crédito a que hay una mitad del país que no lo votó y al que tendrá que seducir o convencer; no atacar.

Gobernar implica ejercer el poder y ello trae aparejado hacer política. Milei llegó a la Casa Rosada despotricando contra la política y los políticos. Esta semana lanzó golpes contra ellos y terminó en el piso en el centro del ring. A la Ley Omnibus le terminaron sacando una decena de asientos para que siga circulando en la Cámara de Diputados y el martes pueda llegar al recinto.

En estos tiempo de series en las que pululan los filmes y en momentos en que las verdades se relativizan con las redes sociales y se convierten en dudosas posverdades, la ficción se funde con la realidad. El Presidente que no termina de serlo y se comporta como un candidato en la trinchera se enoja contra la política cuando su mandato es hacer política. No es para sorprenderse, en Tucumán hay carteles por doquier rogando que se cuide el agua, pero en las calles chorrea el líquido elementos como si sobrara. Algo parecido ocurre en la ciudad que se desparrama al pie del cerro. Se promociona a Yerba Buena como un sitio saludable y de vida sana, pero en ella hay calles que no tienen veredas y ponen al borde de la muerte a corredores y caminantes que circulan obligadamente sobre el pavimento poniendo en riesgo nada más y nada menos que sus vidas.

Aquellos dislates del Presidente le hicieron retirar el capítulo fiscal del debate en el Congreso y eso se vivió como una derrota del Presidente. Arrastró con él al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo quien sacrificó un alfil y dos damas que abrieron un nuevo bloque en la Cámara Baja y quedaron en jaque dentro del peronismo vernáculo. Los diputados Agustín Fernández, Elia Fernández y Gladys Medina, al fin y al cabo terminaron apostando a pleno a Osvaldo Jaldo antes que a cualquier otro número. En definitiva, eso implica otro juego muy diferente que nada tiene que ver con lo que pasaba en el Congreso sino con la silenciosa guerrilla que se desata en el peronismo comarcano. El vértigo y la velocidad con la que se suceden los hechos en la actualidad abren un nuevo desafío al gobernador tucumano que tendrá que repensar estrategias después del sablazo que le dio el ministro de Economía, Luis Caputo, quien absorbió la cartera de Infraestructura a raíz de la irascibilidad del Presidente que provocó la salida de otra pieza en el gabinete, como si Milei estuviera decidido a hacerle competencia a la perdiendo una pieza en el gabinete, como si quisiera hacerle competencia a la intendenta de Capital tucumana, Rossana Chahla, en la pérdida de jugadores en el equipo titular.

La serie continúa

Además de los exabruptos sindicales y presidenciales, la semana dejó tensas negociaciones, arrepentimientos y pesadas decisiones. Tucumán fue noticia por la vehemencia con que la diputada Paula Omodeo defenestró a los kirchneristas y su gestión. La provincia también trascendió por cómo Jaldo optó por ser consecuente con el Gobierno nacional. Su postura fue catalogada en el acto como una traición. Jaldo devolvió los mandobles comprometiendo a todos a que lo apoyen en nombre de Tucumán. Recibió palmadas de los opositores y aplausos de los peronistas, aunque nunca se sabrá cuán forzados fueron.

Evidentemente la decisión de diferenciarse del peronismo nacional (Juan Manzur, incluído) fue estratégica. El alejamiento del trío jaldista representa una victoria táctica al oficialismo mileista ya que deja al bloque de Unión por la Patria en peliro de perder su carácter de primera minoría y puede tender una alfombra a futuras escisiones.

La decisión de romper la bancada tiene reminiscencias aún más graves que votar la ley negociando a espaldas de la bancada. Significa que Jaldo de alguna manera hace una apuesta fuerte al vínculo con Milei. Esa apuesta permite inferir que la convicción de que el peronismo no podrá recomponerse rápidamente de la derrota electoral y que está en marcha una reconfiguración profunda del mapa político a partir del nuevo liderazgo: Milei

El líder de La Libertad Avanza, con su excéntrico y peculiar estilo, en apenas dos años se llevó puesto el sistema político nacional completo: oficialismo y oposición. Juntos por el Cambio lo subestimó y así le fue: hoy sus fragmentos van intentando sumarse como pueden a la nave insignia que carece de marineros con oficio y donde las lealtades internas son aún precarias.

En el terruño peronista, Manzur que había pasado a retiro vuelve a asomar y al mismo tiempo se recrea una segunda edición de la Batalla del Oflador que tuvo en vilo a los tucumanos.

Jaldo lo sabe y por eso apenas asumió cortó los víveres a las huestes manzuristas. Incluso los ministros revisan gestiones anteriores y encuentran trapos sucios. Eso está pasando en Desarrollo Social y en Educación. En Turismo sólo trasciende la falta de limpieza en las redes ya que no hubo cambio de autoridades.

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