Deporte, abandono y esperanza: el caso del complejo Muñoz en Villa 9 de Julio

Deporte, abandono y esperanza: el caso del complejo Muñoz en Villa 9 de Julio

A pesar de los proyectos para revalorizarlo, el lugar sigue igual que hace 20 años.

Deporte, abandono y esperanza: el caso del complejo Muñoz en Villa 9 de Julio

El complejo Muñoz está enclavado en el corazón de Villa 9 de Julio, en avenida Juan B. Justo al 2.500. Es uno de los lugares que se pensó revalorizar durante las últimas gestiones municipales pero, por distintas razones, sigue igual que hace 20 años. La idea del ex intendente Germán Alfaro era avanzar allí con un proyecto similar a lo del Parque El Provincial, aunque a menor escala. En marzo de 2017 fue la última vez que se le dio una “lavada de cara”. En ese momento, y ante el pedido de los vecinos, se instaló un nuevo sistema de iluminación LED, se reemplazaron las hamacas, se desmalezó y se podaron árboles. También se limpió la plaza lindera, Capitán Giachino. Cuatro años después, en noviembre de 2021, el Poder Legislativo sancionó por unanimidad el proyecto de ley que establecía la cesión -en comodato, durante 20 años- a favor de la Municipalidad de la capital del predio. Unos meses antes, en agosto, el actual gobernador Osvaldo Jaldo había recorrido ese espacio verde y las sensaciones no fueron las mejores: “al Complejo, que es el lugar que nuclea a las familias, se lo ve en estado de abandono. Es fundamental que ese espacio esté en condiciones para todos los vecinos”. Pero nada se hizo y el predio languidece. Durante la noche es peligroso y casi nadie se anima a detenerse en sus inmediaciones. Pero como espacio verde es un enclave fundamental para el desarrollo de la zona. Cerca de los fines de semana se arman ferias para que los vecinos puedan vender ropa y comida. Tiene algunos juegos para niños, pero en muy mal estado. Los yuyos crecen sin control y los que más lo utilizan durante el día son quienes, sobre la avenida, lavan autos. Allí, en medio del predio, al lado de una cancha de fútbol en estado lamentable, asoman dos canchas de pelota paleta. El conocido frontón. ¿Quién se imaginaría que ese deporte tuviera tantos adeptos en la zona? Pero, increíblemente, se arman torneos encarnizados. Desde todos los barrios de la zona llegan jóvenes y no tanto, algunos con ojotas, bermudas de jean, o hasta camisa para jugar al deporte de hacer rebotar la pelota contra la pared. Todos los días decenas de jugadores se enfrascan en partido de “hacha y tiza”. Mientras por la noche los mismos vecinos denuncian que el terreno es copado por delincuentes, de día, y a pesar de las dificultades, el predio se llena de deportistas amateurs que sólo quieren divertirse un rato. Ayer, la tapa de LA GACETA se lució con la foto de Cynthia Pinto, la representante tucumana de pelota vasca, que consiguió el oro en el Panamericano de Chile. Perfectamente el complejo Muñoz podría ser un semillero para futuros atletas panamericanos.

El deporte, visto desde el punto de vista social, es uno de los pilares junto con la educación y la salud para tratar de sacar a los chicos de la calle, brindarles oportunidades y evitar que caigan en las redes de la droga y por ende, en el delito. Un documento reciente de Unicef afirma: “en los países donde los niños sufren pobreza, enfermedades o conflictos armados, los deportes estimulan su reinserción escolar y el desarrollo social, y constituyen una excelente herramienta de ayuda para su adecuada evolución física y emocional”.

Unicef emitió hace pocos días un informe lapidario. Según dijeron, los ingresos mensuales del 41% de los hogares argentinos con niñas, niños y adolescentes no alcanzan para cubrir gastos básicos en alimentación, salud, educación, transporte y gastos de vivienda, situación que favorece el endeudamiento, especialmente en los sectores más vulnerables de la población. “La insuficiencia de recursos se traduce en que en un 64% de los hogares se consume menos carne y en un 44% menos frutas y verduras. En un 19% de los hogares se dejaron de comprar medicamentos y un 23% se encuentra endeudado, incluso en los sectores medios donde se incrementó el uso de la tarjeta de crédito para la compra de alimentos”, informaron.

En medio de promesas de campaña, la ayuda social y cultural a través del deporte debería ser parte de un plan de Gobierno. Osvaldo Jaldo decidió sumar extrapartidarios a su gestión, y por ejemplo confió en Federico Masso en un área muy sensible como Desarrollo Social. El ex legislador, luego, eligió a uno de los especialistas en adicciones más reconocidos para que trabaje con él: el psicólogo social Emilio Mustafá. El ahora funcionario trabaja desde hace años en barrios vulnerables tratando de levantar estructuras para evitar que, como pasa, chicos de 10 años comiencen a drogarse. Ese primer paso merece ser reconocido. También Jaldo rompió con una tradición de más de 20 años. Cambió al titular de la Secretaría de Deportes de la provincia. El histórico José “Cacho” Banegas fue reemplazado por el ex futbolista y dirigente de Atlético Tucumán, Diego Erroz, quien ya venía desempeñándose como subdirector del área. Erroz enfrenta un desafío enorme: hacer que el deporte sea un verdadero conductor de valores y colaborar fundamentalmente en tareas de contención para los chicos. Lo dijo Susana Montaldo el día que asumió al frente del Ministerio de Educación: la interrelación entre ambas reparticiones es fundamental. Pero el presupuesto de la Secretaría de Deportes no alcanza para llegar a toda la provincia. Organiza eventos, como los Torneos Evita, y apoya como puede.

Hoy los clubes de barrio llevan adelante un trabajo titánico, y no tienen la ayuda que merecerían. Es cierto que algunos cuentan con subsidios para los servicios o que se los incluye dentro de planes de promoción lanzados por el gobierno nacional. Pero ante una situación como la que atravesamos, poder pagar cuotas sociales con las que cada club se sostiene es casi utópico. Si una familia debe recortar gastos, este es uno de los primeros que es guillotinado. La Asociación Tucumana de Clubes de Barrio tiene un hashtag que define a la situación: #Salvemosalosclubesdebarrio.

En una entrevista publicada el domingo, el doctor Alfredo Miroli alertó sobre los peligros de la obesidad infantil, a la que incluyó dentro de las adicciones que más están atacando a los jóvenes. ¿No sería el deporte una parte fundamental para combatir este flagelo?

Dentro de un marco en el que el mismo Jaldo anunció recortes presupuestarios, la labor de los clubes de barrio es fundamental a la hora de fortalecer lazos familiares, sociales y, obviamente, deportivos. Un chico que hace deportes es un chico que se aleja de las drogas. De eso no hay dudas. Apoyarlos y trabajar en conjunto con entidades educativas y sociales es primordial. Dotarlos de los mínimos presupuestos para que su tarea pueda dar frutos debería ser parte de un plan integral. Si uno mira lo que sucede a diario en el Complejo Muñoz se puede dar cuenta de que al menos hay una semilla plantada. Sólo sería cuestión de que el Gobierno decida regarla en toda la provincia con mayor apoyo. Y sacar a los chicos de la calle es apuntalar un futuro que hoy por hoy se ve negro.

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