Para mediar...

13 Ene 2021


Para mediar es importante recordar:

No estarás en posición de iniciar un diálogo de reconciliación con los grupos en disputa a menos que sientas de corazón simpatía por su causa.

La predicación excesiva y las trivialidades pacifistas en las primeras etapas del diálogo les pueden sonar provocativas y humillantes.

Las condenas precipitadas los enfurecerán.

Incluso si crees que sus demandas son exageradas, a menos que puedas sentir una profunda empatía con ellos y te dejes tocar por la pasión que sienten por sus objetivos y el sentido de justicia que los motiva, o su manera de abordar el problema, o al menos algún aspecto de su causa, ellos no se abrirán ante ti.

Pero si te sientes profundamente conmovido por la magnitud de sus agravios y eres capaz de entender (no necesariamente aprobar) los excesos a que los ha llevado su legítimo enojo (al menos su manera de pensar), ellos poco a poco, cautelosamente, empezarán a responder. Lo mismo ocurrirá con el otro grupo en conflicto.

Ningún grupo te pide que disculpes sus abusos; lo que te piden es que entiendas cómo fue que llegaron a tales extremos.

No te piden que digas mucho, sino que sientas mucho.

No te piden que hagas tuyo su enojo, sino que sientas su dolor en la situación inhumana que los tiene atrapados en ese momento (la cual, por supuesto, ellos mismos contribuyeron a crear).

Hasta la próxima.


*Textos de la Justicia y Paz Franciscana

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