¿Cómo educar en la sexualidad?

22 Mar 2019
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Sexualidad

Vivimos en un contexto de contradicciones, desequilibrios e interrogantes: ¿Eficacia práctica o conciencia moral? ¿Especialización o visión general? ¿El deber ser en la relación entre los sexos o sus condicionamientos demográficos, económicos, psicológicos y sociales?

¿Tienen las ideologías y las religiones ambiciones de expansión? ¿Utilizaron o utilizan al estado para eso?

Hay desconfianza, hostilidad y presión. ¿Moral objetiva o conciencia moral? La conciencia moral es un núcleo muy secreto y sagrado del hombre. Allí habita Dios. Allí resuena su voz. Y aún así erramos, pero no perdemos dignidad por errar. Es el rincón de la “sindéresis” un lugar muy, muy secreto donde se define y debate lo más profundo del bien y lo más profundo del mal.

Están pasando muchas cosas, pero no podemos ser observadores externos.

Más preguntas: ¿Vamos a negar como personas, como padres, como hijos, como docentes, como comunidad, como Iglesia algún tipo de responsabilidad e incluso participación en la génesis de los problemas sociales y atribuírselos sólo a los demás?

Aquí lo importante es la dignidad del hombre creado por Dios y respetar la plenitud y la libertad que ha dispuesto el Creador. Y actuar con criterio evangélico. ¿Cómo se relacionó Jesús con las personas? No podemos permitir ningún criterio de exclusión y tampoco de avasallamiento.

Jesús busca integrar a la comunidad a los que están afuera de ella. Y si todo se define en el santuario de la conciencia, que es Casa de Dios, como dice el Papa Francisco: “¿Quién soy yo para juzgar?”

La forma de abordar el tema de la sexualidad históricamente ha sido y es causa de tropiezo y también de exclusión.

Personalmente, aliento e intento practicar todos los días el discernimiento creyente, cristiano, católico con apertura ecuménica, e intento anunciarlo, pero no puedo imponerlo a los demás y mucho menos cuando en nuestras propias familias, en nuestra comunidad e Iglesia hay escándalos. Por el mismo motivo, y aunque estoy abierto al diálogo, pido que nadie me imponga íntimos discernimientos por la fuerza.

Muchas veces asimilé esta idea a “debilidad o resignación”. Sin embargo creo que hay mucho poder y fuerza en el anuncio que hace Jesús cuando rechaza la propuesta de enfrentar con armas al imperio de su época y propone ir juntos, dialogando pacientes y sanando a los corazones. Esto también es un llamado a la acción sabia y pacífica ante los graves avasallamientos que han existido y existen hoy en la forma de abordar la temática por parte de algunos grupos estatales, privados e incluso religiosos. 

Nos animemos a discernir juntos y con libertad las preguntas más profundas y difíciles. Estamos en Camino como en Emús. Los invito a la humildad ante lo que emerge, a la curiosidad, a la investigación y también a la misericordia para caminar y vivir humanamente, juntos e iluminados por Dios, con transparencia y sinceridad.

¡Hasta la próxima!

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