Diría el Papa Francisco...

13 Nov 2018
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Papa

Lo que te respondería el Papa Francisco si le preguntaras...

¿Cómo ser santo en siglo XXI? ¿Qué consejos me darías?

Se feliz, fuerte, ni aguado, ni licuado y corre con constancia la carrera que te toca. 

Trabaja en equipo. Ten pertenencia a una familia, a un pueblo, a una comunidad. Solo, nada. Es en la frescura de las relaciones interpersonales sanas de donde puedes sacar tu mejor versión. El camino es comunitario, de dos en dos. 

¡No imites! No intentes copiar modelos. ¡Sos único y diferente, con un camino y misión propia! ¡Sigue tu camino!

Evita las reglas fijas y siente el llamado según tu modo y desde allí sosten a las familias y comunidades con tu testimonio en las ocupaciones de cada día y donde te encuentres y desde lo cotidiano. Aprovecha las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria. Mucho en lo poco.  

La meta está cerca y calma si te has mandado muchas macanas. A una vida santa hay que verla en su totalidad y no solo en algunos aspectos. En los más "perfectos" hay muchos errores.  Pero ten una memoria agradecida de los sucesos de tu vida y la de los demás.

Y... ¿qué puede desviarme? 

El disfraz de verdad católica, de la seguridad doctrinal o disciplinaria, analizar, clasificar y controlar a los demás en lugar de facilitarles el acceso a la gracia. O el tipico "yo hago la mía". Una fe encerrada, subjetiva donde solo vale lo que vives o tus razonamientos, sentimientos y conocimientos. Esto es superficialidad vanidosa. Tampoco se trata de que tengas arrebatos de locura espiritual ni de blanquear los ojos en un supuesto éxtasis.

Como lo aconseja el "Loco" de Asís, no conviertas a la experiencia cristiana en un conjunto de elucubraciones mentales que terminen alejándote de la verdad. Tampoco pongas el énfasis en la voluntad como un "superpoder humano" sin reconocer la gracia que te anima. Tranqui, por donde lo mires la idea es estar agradecidos porque es la gracia la que toma la iniciativa y todo lo que haces para cooperar con ella es previamente don de la misma gracia. Al final sos instrumento y como decía Teresa de Calcuta: «Sí, tengo muchas debilidades humanas, muchas miserias humanas. … Pero él baja y nos usa, a usted y a mí, para ser su amor y su compasión en el mundo" 

Eres santo último modelo si eres  justo y además simpático y gozas de la simpatía de todo el pueblo aún cuando quizas, por decir la verdad, seas objeto de burlas y ridículizaciones.

¿De qué debo cuidarme?

De un cristianismo tipo ONG sin mística ni oración, ni Dios o por el contrario entender al compromiso social como algo superficial, mundano, comunista o populista. No puedes ignorar la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.

¡Ojo con la ansiedad nerviosa y violenta, la negatividad y la tristeza; la acedia cómoda, consumista y egoísta; el individualismo, y tantas formas de falsa espiritualidad sin encuentro con Dios que reinan en el mercado religioso actual! ¡Ojo con buscar la seguridad interior en los éxitos, en los placeres vacíos, en las posesiones, en el dominio sobre los demás o en la imagen social! 

Nada de tristeza y bajones, ni timidez ni vergûenza. A romper y salir de tu caparazón, cambia tu  vida y alégrate. Ten mucho sentido del humor, se positivo, agradecido, audaz, corajudo y sencillo. ¡Desplazate una y otra vez más allá de lo conocido, hacia las periferias, las fronteras, más allá de tus esquemas sin temor a las periferias!

¿Qué más?

Medita y haz silencio.  ¿Te pones en su presencia en silencio, permaneces con él sin prisas, y te dejas mirar por él?

Despierta y ten confianza, pero con las lámparas encendidas. Permanece atento. ¡Cuidado con el atontamiento o adormecimiento o la tibieza que poco a poco se va apoderando de tu vida! Reza para crecer en la capacidad espiritual. Ten sabiduría y discernimiento para no convertirte fácilmente en marioneta a merced de las tendencias del momento.

Las ciencias... ¿me ayudan?

¡Claro! No excluyas los aportes de sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales, pero trasciéndelas. Ni siquiera te bastan las sabias normas de la Iglesia. Es el discernimiento, en definitiva, el que te conducirá a la fuente misma de la vida que no muere, es decir, conocer al Padre, el único Dios verdadero, y al que ha enviado: Jesucristo.

No requieres de capacidades especiales ni siquiera ser inteligente o instruído. ¡Escucha! Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente, a sus costumbres, a sus esquemas. Así estarás realmente disponible para acoger un llamado que romperá tus seguridades pero que te llevará a una vida mejor, porque no basta que te vaya bien o que estés tranquilo, tal vez Dios te ofrezca algo más y en tu distracción cómoda no lo reconoces.

¿Y en cuánto tiempo todo esto?

Educate en la paciencia de Dios y en sus tiempos, y no en los tuyos. Se generoso, hay más dicha en dar que en recibir. Tienes que estar dispuesto a renunciar hasta darlo todo.

¿Sabes? La felicidad es paradójica y nos regala las mejores experiencias cuando aceptamos esa lógica misteriosa que no es de este mundo. Pide a María, ella te hará compartir una felicidad que el mundo no te podrá quitar...

¡Gracias!

¡Hasta la próxima!

*Las respuesta de Francisco a mis preguntas salen de Gaudete et Exsultate.

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