Un valor es algo por lo que harías o no una cosa en vez de hacer o no otra. Es un motor que impulsa y a la vez es un objetivo que llama.
El valor es desde donde sale la conducta valiosa y hacia donde ella va. La acción es valiosa si el valor está al inicio, al final y en el “entre”. Una acción que no está inspirada en uno o más valores es una acción disvaliosa.
Los valores son diversos y están relacionados. No hay crisis de valores. Hay crisis de acciones valiosas. Los valores gozan siempre de perfecta salud. Nunca puede pasarle algo a un valor.
Si tuviéramos presentes los valores que defendemos podríamos saber si nuestras acciones son coherentes. No importa los valores que dices defender, importan las conductas que llevas a cabo. Una acción valiosa no puede serlo parcialmente. Vivir un valor sólo en un contexto y en otro no, es no vivir el valor.
Es lo mismo estar muerto que saber mucho de valores y no actuar inspirado por ellos. Todos los valores son valiosos en todo momento y lugar. Es la efectividad de la acción lo que depende del momento y del lugar y no el valor del valor.
Quien más sabe de valores es la mente. Quien más sabe de acciones valiosas es el corazón. La intuición sana une valor, contexto y acción fecunda. Una acción realmente inspirada en un valor jamás puede afectar a otro valor. Reconocer en equipo los valores que lo inspiran genera acciones poderosas. Sacrificar un valor es sacrificar a todos los valores.
El valor no necesita que se lo defienda, pero crece por contagio. Al valor se lo contagia con acciones. Contagiar un valor es contagiar a todos los valores. Nadie tiene el poder de validar un valor, el valor vale por sí mismo. Es imposible obligar a alguien a realizar una acción valiosa. Sólo es posible inspirar con el ejemplo.
¡Hasta la próxima!
