Cómo hacer amor en la cocina....

22 May 2016
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Amor en la Cocina

Cómo hacer amor en la cocina.

En algún blog. les hablé sobre mi Padre “el japonés”. Hoy compartiré con Uds. todo sobre mi Madre. Ella hacía (y hace) amor en su cocina.

Nunca la llamaron por su nombre, siempre fue “Dolly”. Creo que alguna tía le puso ese sobrenombre. Italia y Sudáfrica se mezclan en su sangre. Nació en la Patagonia cerca del mar. Un fuerte viento del norte la arrastró a las montañas de Tucumán cuando terminaba de ser elegida Reina del Petróleo. Es muy linda Dolly.

Mi madre era la culpable de los delantales limpios; del orden de la casa; de las tensas colas de caballo en las cabezas de mis hermanas; de los dientes limpios y de que usemos unas poleras muy difíciles de poner en los inviernos. Luchó mucho y sola para llevar ese orden. Todas las discusiones que escuché en mi casa tenían relación con eso.

Cuando llegó a Tucumán hizo fuertes amistades que la ayudaron mucho. Conocí a varios de ellos, especialmente recuerdo a Josefina y el “Negro” y a Ale y Betty. Todos santos que recordamos con mucho amor.

Empezó a estudiar profesorado de inglés cuando yo estaba en primer grado. La ví llorar, con Adriana, Nora y Sara, encima de un libro de Shakespeare . Juntas desmenuzaban durante horas esas difíciles lecturas. El inglés y sus clases nos permitieron sobrellevar momentos económicos muy difíciles.

Pintó porcelanas, se disfrazó de hormiguita viajera y leyó muchas novelas. Pero sobre todo, mi Madre, hacía mucho amor en su cocina. Una vez le dije a un amigo que nosotros de lunes a lunes comíamos como en un restaurant. Alcauciles; niños envueltos; pollos con hongos, cremas y salsas; pascualinas con huevos enteros; carnes rellenas; tucos mágicos y sopas italianas con mucha sal me esperaban cuando volvía del colegio. La mesa era un lugar Sagrado y ella era la encargada de llevar allí los colores, aromas, texturas, gustos, la abundancia y el calor de su amor. Su ternura estaba en sus platos y lo que ella hacía en horas, nosotros lo consumíamos en minutos. ¡Hasta escribió un libro inédito intitulado la Cocina Fácil de Dolly!

Estas experiencias sensoriales que comparto sobre mi Madre, me enseñaron mucho sobre las diversas formas de manifestaciones del amor de las madres.  No crean que la cocina era el único lugar donde mi madre nos daba su ternura. También recuerdo que ajustaba las sábanas y las colchas con nosotros adentro y nos besaba la frente con un “Dios te bendiga”. Pero la cocina era un tangible y característico signo de amor en ella. Gracias a la cocina he conocido la profunda y cálida espiritualidad materna.

En experiencias profundamente humanas y comunes, y a veces alejadas de la razón y los conceptos, es donde nos encontramos con verdades profundamente espirituales. En realidad no somos lo que queremos ser por decisiones éticas o ideas brillantes sino por el encuentro con acontencimientos o personas que dan a nuestra vida nuevos horizontes.

¿Cómo podría pensar conceptualmente lo que es el amor materno sin hacer referencia a un plato de comida colorido y caliente? ¡La realidad es más importante que la idea! Sin experiencia no hay nada. Estas han sido mis primeras mesas de mediación. 

Muy querido lector, no sé nada de “amor materno” en la psicología, en la sociología, ni en otra ciencia. Pero en este blog les conté lo que he oído, lo que he visto y degustado en la mesa familiar.

Para reflexionar:

¿Qué experiencias ha vivido del amor de su madre?

Si no conoció a su madre ¿Qué experiencias ha vivido del amor materno?

¿Ha logrado reconocerlo expresamente?

¡Todos los días son el día de la madre! 

Este blog. es un homenaje a mi madre  que está muy viva y a todas las madres que son signo de esperanza, que sufren con nosotros y que, aunque no lo sepamos reconocer, están siempre cerca con sus corazones abiertos...

¡Hasta la próxima!

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