Hitler y el secreto de su liderazgo.

25 Feb 2015
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Adolfo Hitler enojado.

He comentado en un blog anterior (Liderazgo ISR) respecto de una nueva y posible forma de Liderazgo y sobre las tentaciones que genera el poder en quienes asumen cargos de conducción. En este blog. comentaré lo que considero un liderazgo negativo, tomando como muestra el de Hitler y qué es lo que considero el secreto de este tipo de formas de liderar. Luego brindaré un aporte que considero superador. 

"Cierren sus corazón, actúen brutalmente" - decía el líder nacionalsocialista. Pero ¿Cómo lograba que lo hagan? ¿Cómo hacía para que tantos le obedecieran? ¿Era su poder de convencimiento? ¿Era su personalidad? ¿Era su fuerza? ¿Tanto era el temor que infundía?. No lo creo. Hitler tenía una cualidad que tenemos muchos seres humanos, sabía cuáles eran las debilidades de los demás. Hallaba el lado más oscuro del corazón del hombre y luego lo explotaba en su propio beneficio. El resentimiento, el odio, la paranoia, el deseo de venganza que residían en los rincones más oscuros del alma de quienes lo rodeaban y de sus adversarios era su fuente de energía. (Gardner 1989).

Hitler sabía que el pueblo se sentía humillado luego de la primera guerra mundial. Conocía que había muchas personas en todo el mundo con rabia y deseos de venganza. Decía Straser: "Hitler responde a las vibraciones del corazón humano con la delicadeza del sismógrafo....permitiéndole...actuar como un megáfono proclamando los deseos más secretos, los instintos menos admisibles, los sufrimientos y rebeliones personales de toda una nación"   

Es líder abrió una caja de pandora y generó una gran combustión que luego lo consumió. Jugó con las actitudes negativas que existían (existen) en los hombres de todo el mundo. Utilizó esa fuerza devastadora y luego esa misma fuerza lo utilizó y lo devastó. Nunca advirtió que esa fuerza es, sobre todas las cosas, infiel. 

¿De dónde sacó tanta violencia? ¿Tanta energía para el mal? ¿Tanto odio?. Lo sacó de sí mismo y sobre todo de los demás. Piense un momento ¿podría el solo hacer lo que hizo? 

Es decir entonces que los líderes que destruyen los contextos en donde se desenvuelven se nutren de quienes los rodean y de círculos más amplios de interacción que están dispuestos a brindar esas energías que el líder necesita para destruir, engañar y desunir.

Esta idea tiene consecuencias interpeladoras. Una de las conclusiones inmediatas es que el pueblo, los ciudadanos y nosotros somos aportantes de violencia y de actitudes destructivas y que nuestros líderes sólo cambiarán en la misma medida en que cambiemos cada uno de nosotros.

En muchas oportunidades he escuchado a miembros de diferentes organizaciones hablar y quejarse de los líderes negativos y de sus acciones y muy pocas veces los he escuchado quejarse de su propia oscuridad. No todos están dispuestos a hacerse vulnerables. Somos aportantes activos de violencia y mucho más cuando lo negamos y nos creemos fuera de todo eso; cuando nos creemos parte de "los buenos".    

Pero el mundo no terminó con Hitler ni con muchos otros que han hecho eso antes que él y menos con los que hoy generan liderazgos destructivos. Algo más fuerte parece haber en el mismo corazón del hombre de donde el líder alemán y otros sacaron y sacan esas fuerzas.

Como decía Ghandi: "He descubierto que la vida sigue en medio de la destrucción y por eso, que debe haber una ley más elevada que la de la destrucción" y como canta Fito:"¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón."


La revolución del Amor:

El mundo está como está no porque haya cada vez más gente desobediente, sino porque hay cada vez más obedientes a un sistema de interacción violento. Es necesaria una revolución de la no violencia y del amor. Y esa revolución se inicia sólo en el corazón de cada uno de nosotros.

Para alcanzar un estado de no violencia se requiere un arduo entrenamiento ya que implica, en cada experiencia diaria y en cada problema, sin excepción, brindar una solución desde la verdad; renunciando a la manipulación y al cinismo que suelen aparecer como la solución más rápida y efectiva. Desde allí todo funcionará por que es sólo así como funciona.  "La ley del amor funcionará, tal como funciona la ley de gravedad, la aceptemos o no. Así como un científico nos asombra con varios descubrimientos al aplicar la ley natural, así una persona que practica la ley del amor con precisión científica puede lograr descubrimientos aun más asombrosos" (Ghandi) 

Inciarse en la vida de la no violencia, de la compasión y del amor requiere mucho más coraje que el que hace falta para la lucha armada puesto que aquí necesitamos estar dispuestos a morir en vez de matar. 

Es por ello que el cambio en nuestros líderes mundiales está en nuestras manos y desde mi visión no viene dado por ideas políticas, económicas, filosóficas ni religosas sino por un cambio de conciencia en cada uno de nosotros que nos permita ver en cada ser humano el rostro de toda la Humanidad. 

Esta revolución provocará una gran sequía de energía y de actitudes negativas y dará lugar a nuevos líderes que adviertan la gran ventaja que implica aprovechar en beneficio de todos la fuerza del amor que existe en el corazón del hombre.

"Algún día, después de dominar los vientos, las olas, las mareas y la gravedad, domaremos para Dios las energías del amor y entonces por segunda vez en la historia del mundo el hombre habrá descubierto el fuego" (Theilhard de Chardin S.J.)  

¡Hasta la próxima! 

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