En el 65 % de los crímenes se oyen disparos

En el 65 % de los crímenes se oyen disparos

Más de la mitad de las muertes con armas de fuego no ocurrieron en un contexto de inseguridad. En Tucumán hay un arma cada 10 hogares y el índice de homicidios y suicidios se incrementa. Cada vez más personas las adquieren para autodefensa. El mercado negro se nutre de los robos en las casas. En la calle hay más ilegales que registradas. Por Lucía Lozano - Redacción LA GACETA.

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22 Mayo 2011
Está demasiado frío. El corazón late fuerte. No es fácil enfrentarse al cañón de una pistola o de un revólver; sentir que con un simple movimiento puede detonarse y segar una vida. El miedo paraliza, aunque esta vez lo que esté por delante sea sólo una silueta de metal negra. Con el empeño de vencer ese temor cada vez más gente busca instructores de tiro. Quieren defenderse de la inseguridad. Y con ese afán minimizan los peligros que se llevan a sus casas bajo el brazo, o amarrado al cinturón de sus pantalones.

Un arma de fuego es un verdadero peligro. Lo certifican las cifras: su uso provocó en Tucumán el 65,3% de los homicidios ocurridos en los últimos 12 años y el 26% de los suicidios, de acuerdo a un análisis realizado por la Asociación para Políticas Públicas (APP), sobre la base de datos del Ministerio de Salud de la Nación.

El abogado y sociólogo Diego Fleitas, presidente de la entidad, detalla que una proporción importante de esos homicidios no fueron cometidos en ocasión de otro delito, sino que son fruto de conflictos interpersonales, peleas familiares o de pareja, de grupos de jóvenes, venganzas o ajustes de cuentas y discusiones vecinales o callejeras. También murieron niños menores de 14 años por accidentes y más la mitad de las mujeres asesinadas recibieron un balazo mortal. El 64% de las muertes en las que aparecen las balas son percances interpersonales o problemas familiares; nada que ver con la inseguridad.

El investigador desarrolló un trabajo nacional sobre el problema de la violencia y las armas de fuego, en el cual Tucumán se "destaca" por la gran incremento que registraron los suicidios en la última década. Un claro ejemplo aparece desde 2002 a 2009. En siete años aumentó un 67% la cantidad de personas que se quitaron la vida. Esto, de acuerdo a la investigación, se debe principalmente al incremento de muertes de jóvenes.

La "efectividad" de las tentativas de suicidios con armas están por encima del 90%. Por eso Fleitas es claro: si un adolescente es impulsivo o está depresivo, tener una arma de fuego en casa es fatal.

La investigación de APP también analizó el impacto que tuvo en la provincia el Programa Nacional de Desarme Voluntario, que se reeditó a comienzos de este año. En la primera etapa, se recolectaron 5.521 armas de fuego. Según la evaluación en 2005 había un arma cada 7 casas y ahora hay una cada 10 hogares. El plan, que ahora fue prorrogado por 10 años, consiste en la entrega voluntaria y anónima de armas de fuego y municiones a cambio de un incentivo económico. Los equipos recuperados por el Registro Nacional de Armas (Renar) son destruidos.

El especialista reconoce que es difícil ver el impacto de estos planes. "Hay otros problemas de fondo, como la droga y la seguridad. Por más que uno recolecte armas hay cuestiones fuertes que inciden en la violencia", señaló.

En todo el país hay alrededor de 1.200.000 armas legales y una cifra aún más alta de ilegales. Los factores que contribuyen al mercado negro, según los expertos, son el fácil acceso a las armas y los robos en los hogares. "Cuando los ladrones asaltan una casa, generalmente exigen a las víctimas que les entregan las armas", detalla Fleitas.

Pero, además, señaló otro factor: en Argentina hay una importantísima producción de armas. "Vivimos en una cultura machista en la que está bien visto que un hombre esté armado. Muchas son heredadas de otras generaciones. El problema es que en otro contexto quizás no era tan problemático tener una pistola o un revólver en casa. Con la violencia actual, poseer un arma es un riesgo diario", expresa.

El crecimiento de la inseguridad hizo que los dueños de armas estén más dispuestos a utilizarlas, según una investigación también realizada por la APP. En general, la gente tiene armas por deporte, porque las heredó o porque trabaja con temas de seguridad. Los civiles armados no son la mayoría. Sin embargo, esa cifra se ha duplicado en los últimos años. Antes representaban el 20% y ahora el 40%. Los estudios también demuestran que comprar un arma para defenderse en caso de robo, la mayoría de las veces, termina en tragedia. Y casi siempre quien lleva las de perder, señala Fleitas, es el ciudadano común.

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