Los problemas ya no preocupan

Los problemas ya no preocupan

De los dichos del gobernador podría interpretarse que hay que acostumbrarse a la inseguridad porque no tiene solución. Las elecciones 2011 están en marcha.

El miércoles pasado el comienzo de la jornada tuvo sobresaltos. Al llegar a la redacción del diario, un colega reclamaba y se quejaba: "nos hemos equivocado. Lo que podría haber sido una nota de tapa, lo pusimos como algo intrascendente en un 'dimes y diretes'". En el acto surgieron intentos por dar una explicación: "ya lo dijo otras veces. Son declaraciones típicas de él. Otras veces señaló algo parecido sobre la droga". A medida que surgían las justificaciones quedaba más en claro la gravedad de lo que el gobernador había dicho.
"Si hay un tema que nunca se va a resolver es la seguridad. Los malhechores siguen robando en este Tucumán pujante". Esta confesión de incapacidad pasó inadvertida no sólo para la distracción periodística de LA GACETA, sino también de la oposición. No es el primero -seguramente no será el último- elefante blanco que se pasea por las narices de este Tucumán amortiguado. Es el ejemplo más cabal de la comodidad con la que se mueve el mandatario provincial que es capaz de reconocer semejante problema y no haber llamado -por lo menos- a una reunión de gabinete para encontrar una solución a un tema que no es un invento de la prensa, precisamente. 
El día anterior a esta frase histórica, los trabajadores viales se había agarrado a los tiros. Se había convocado a una asamblea para elegir la junta electoral y terminaron con balas. ¿Tanto está en juego?, ¿Está justificada tanta violencia?... Indudablemente, Vialidad Provincial es un lugar trascendental por el cual pasan grandes cantidades de millones de pesos. La presencia de un gremio que mira con atención no parece ser grata, por eso en el oficialismo se frotan las manos cuando ven cómo los incidentes de la semana que pasó podrían derivar en la intervención del gremio vial. Así se pondrá a un hombre del cuño alperovichista. 
La conducción actual de Manuel Palavecino fue el escudo oficial cuando el gobernador Alperovich se peleaba con el legislador José Teri. Después éstos se hicieron amigos y Palavecino quedó solo con sus denuncias en el Tribunal de Cuentas y sus gritos contra la conducción de Raúl Basilio fueron en vano. 
Los zumbidos de las balas no pueden hacer olvidar que alguna vez los viales pidieron que se investigara la contratación directa de una obra por $ 490.000 para que la firma "Mantenimiento Total" montara 34 columnas y 11 pórticos de señalización por donde iban a transitar los presidentes que llegaran a la Cumbre del Mercosur. Finalmente los trabajos se entregaron cuando ya se habían ido los mandatarios y, por lo tanto, no se justificaba la contratación directa. Aunque esta denuncia fue desestimada por el Tribunal de Cuentas, es un ejemplo de la insistencia del moscardón vial, que también hizo planteos sobre aquella famosa promesa del gobernador de dar un adicional a quienes pavimenten calles. El gremio se preguntó por qué los viales que colaboraron con la pavimentación recibieron los $ 600, pero no les dieron recibo ni constancia legal. "¿De dónde salió el dinero?", se preguntó Palavecino cuando le pidió al Tribunal de Cuentas que hiciera una auditoría contable. 
Parece que las balas y la violencia se explican porque hay demasiada plata en juego y algunos excesos y prerrogativas que afean la gestión de las autoridades.
Si algo ha conseguido Alperovich en estos siete años de gestión es controlar todo con su puño. No puede mirar al costado ante estos episodios de violencia que ya alguna vez produjeron la muerte de Ramón Paz.
Tanto maneja el gobernador que en los últimos días hubo toda una pantomima sobre el aumento del boleto de ómnibus en la que el intendente Domingo Amaya apareció diferenciándose del mandatario al expresar su negativa al incremento del cospel. Pero todo venía desde mucho antes.
La gratuidad de la suba
El 6 de julio estaban los "sijosesistas" más "sijosesistas" en la mesa chica. El tema de debate era "cómo hacer para asegurar la presencia de gente en el desfile del 9 de Julio". Uno de los presentes se animó a decir que cada intendente y que cada delegado comunal se ocupara de traer su gente. "Hace falta más", tronó una voz firme. Fue en ese momento en el que surgió la idea de que los viajes en ómnibus fueran gratuitos en la fecha patria. "Es una idea genial, además servirá para que la plaza esté al tope", fue la frase que selló aquel encuentro y que obligó a reunirse con los empresarios de AETAT. El encargado de esa tarea fue siempre -y esta vez también- el secretario de Trabajo. Roberto Jiménez, a la vez gremialista de UTA, fue, vio, habló y volvió. Los empresarios dieron el sí, pero pusieron condiciones: "debe aumentar el precio del cospel". Alperovich, como buen padrino de esta boda aceptó y todos felices tuvieron un 9 de Julio con perdices. 
Hace un año cuando ocurrió otro aumento de boleto, los empresarios le solicitaron al mandatario que pusiera a otro interlocutor. No querían que fuera Jiménez, porque él es, a su vez, el representante de los trabajadores con los que ellos tienen que negociar permanente los salarios. Alperovich designó como enlace a Marcelo Ditinis, uno de sus secretarios. Sin embargo no pudieron conseguir ninguna entrevista. Por eso aprovecharon este pedido por el desfile para despacharse. Ellos también querían subrayar las nuevas unidades que pusieron a circular en los últimos tiempos y los aumentos salariales que tuvieron que otorgar. 
Todo marchó sobre ruedas hasta que el intendente lanzó sus declaraciones negando el incremento. ¿Amaya no sabía de este acuerdo?... Difícil. De todos modos el intendente al que Alperovich apoya para la reelección, indudablemente no estuvo en aquella reunión de la mesa chica de los "sijosesistas". Corrobora esta hipótesis la versión de que el "sijosesista número 1", Jorge Gassenbauer, le insinuó a Amaya que cualquier cosa que quisiera hacer sobre el 9 de Julio debía decírselo a él primero. En el Concejo Deliberante todos dicen que Amaya sabía del acuerdo, pero nadie se anima a  hablar. Eso sí, no están dispuestos a que otra vez el intendente se vaya para no firmar la promulgación del aumento como ya lo hizo antes. 
Si Amaya quiso mostrar su grado de libertad, la jugada le salió bastante mal, porque hasta lo hacen pasar como un desagradecido en las huestes alperovichistas.  Los más amayistas sostienen que el intendente no sabía nada, lo cual es más grave aún por la forma en que lo niega -y gobierna en su territorio- el propio gobernador a pesar de su respaldo.
Los otros
En eso anda otro grupo de peronistas que no aceptan que Eduardo Duhalde sea el candidato de los disidentes. Es poco creíble apoyar al que inventó a la criatura, se cansan de repetir. Por eso los disidentes creen que la salida puede ser Víctor De Gennaro y Claudio Lozano. "Tenemos que demostrar que el peronismo es otra cosa. Ayer la presidenta hablaba de todos sus logros económicos, pero tantas reservas, superávit y un alto PBI no puede llevarse bien con tanta pobreza y tanta desocupación, algo no está bien", bisbiseó un no tan tierno dirigente del peronismo histórico. "Eva Perón dijo: mientras haya un pobre no habrá justicia social, y eso se contradice con el gobierno actual", repetía y gesticulaba este peronista. 
Obviamente, que este grupo no cuenta con el respaldo de Alperovich que sí aceptará el acople de extrapartidarios como el partido de Palina (Partido de los Trabajadores) y de Libres del Sur. Ellos tendrán que explicar cómo no están con los K y si con José. Por esta razón, Gumersindo Parajón que coqueteaba con los seguidores de Pino Solanas, ya está por romper, antes de armar.
Alperovich le habría dado el visto bueno a Palina para que ponga al cerisolista Luis Sacca. Este superpoderoso funcionario universitario sabe que si intenta ir por la UCR su candidatura será imposible o tendrá que hacer una larga cola en la que lo anteceden sus rivales de la UNT. 
La decisión de Alperovich de ser nuevamente candidato a gobernador se inscribe en la anécdota de los primeros párrafos. Aún está en discusión su posible candidatura, salvo que él haya recibido un guiño judicial. Pero seguramente eso tampoco llamará la atención porque el poder omnímodo del alperovichismo ya no sorprende, justifica.

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