Chango Farías Gómez interpreta y luce su propio juego musical

Chango Farías Gómez interpreta y luce su propio juego musical

Un brillante recital realizó el compositor con un importante grupo de invitados. Amalgama

SENTADO, PERO INQUIETO. El sábado el popular músico tocó la guitarra y el bombo en el Teatro Alberdi. SENTADO, PERO INQUIETO. El sábado el popular músico tocó la guitarra y el bombo en el Teatro Alberdi.
05 Julio 2010
Chango Farías Gómez se dispara. No se queda quieto, a pesar de que pasa el recital sentado cambiando guitarra por bombo. Fijo de cuerpo, pero libre de espíritu. Esa inquietud musical que marca el paso de su forma de recrear desde siempre, tuvo el sábado en el Teatro Alberdi una velada especial, con la presencia de Los Amigos, el grupo de enormes músicos que lo acompaña. Y algunos invitados especiales tucumanos, que aportaron lo suyo.

Amable y generoso, comparte sus experiencias y vivencias con el público. Cuenta cómo llegó a una canción, por qué decidió arreglarla, o habla de su anhelo más importante: ayudar a terminar con la dicotomía entre lo popular y lo académico, y llevar a la excelencia el folclore argentino. Por eso prepara un disco que se llamará "Música Clásica Argentina", que será ejecutado por la Camerata Argentina, todavía en formación bajo su tutela. Antes del recital, Oli Alonso, director del teatro, anunció que Chango recibiría una plaqueta en reconocimiento a su aporte a la cultura de manos del secretario de Extensión Universitaria, Mario Leal. Cumplido el acto, Chango se sentó, entraron los músicos, pero sólo él emitió sonidos, al golpetear su guitarra convirtiéndola en una caja. El eje de su propuesta es el folclore, con obras de grandes y reconocidos autores, y de los menos populares también. Pero como él dice, es el eje. Todo lo que gira alrededor es lo que sorprende, lo que apabulla con el virtuosismo de Los Amigos Rubén "Mono" Izaurralde (flauta), Néstor Gómez (guitarra), Omar Gómez (bajo), Ricardo Culotta (trompeta) y Jerónimo Izaurralde (batería) y "Cacho" Ferreyra (saxo), son sobresalientes intérpretes con el plus de la felicidad y la complicidad. Se ríen, hacen comentarios entre canciones, se impulsan entre sí en juegos descontracturados que suman elementos de otros géneros, sin llegar a hacer una mezcla. Es sobre todo una amalgama de ritmos anclados en el folclore, con toques de jazz y mucho más. Se lucen siempre, pero tienen uno de sus momentos más libres con "Nostalgias tucumanas", la canción de Atahualpa Yupanqui que Chango aprovecha para presentar uno por uno a sus amigos, y dejar que improvisen. Es, casualmente, la canción tomada como eje de lo que él define como un juego musical. A ellos se sumaron artistas locales como Yuca Córdoba y Patricia Salazar. El salto que Chango inició hace más de 50 años sigue sumando amigos e ideas que impulsan el vuelo, tanto musical como poético.

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