Murió "Chacho", emblemática figura del sándwich de milanesa

Murió "Chacho", emblemática figura del sándwich de milanesa

La partida de Leguizamón deja cientos de huérfanos. Había iniciado el negocio hace 38 años en un modesto quiosco metálico. El tradicional comercio continuará vendiendo su famoso producto, anunció un empleado.

CELEBRE LOCAL. Chacho pasó a ser sinónimo de sándwich de milanesa. CELEBRE LOCAL. "Chacho" pasó a ser sinónimo de sándwich de milanesa.
20 Marzo 2010
Murió el rey. Adolescentes trasnochados, parejas que construían una relación, familias en tren de distensión y taxistas con rastros de cansancio en los ojos le iban a rendir tributo a diario en su reino. Pero desde el jueves, el trono que ocupaba detrás de la larga barra está vacío. José Norberto Leguizamón o, mejor dicho, "Chacho", falleció el jueves por la noche tras una larga enfermedad. Dejó huérfanos a aquellos hombres y mujeres de todas las edades que en sus dominios cumplieron con ese ritual tan popular y entrañablemente tucumano: darse el gusto de comer un sándwich de milanesa; en realidad, de comer el sándwich de milanesa más famoso de Tucumán de las últimas décadas.
Los restos del popular sandwichero fueron velados ayer en una sala del pasaje Padilla y Junín. Allí, familiares, amigos y empleados lo despidieron con una tristeza que conmovía. Durante la ceremonia, los empleados dirigieron unas palabras en honor a su querido empleador. "Todas fueron expresiones de agradecimiento y de afecto. Más que empleados, ellos se sienten parte de una familia", relató Julia Leguizamón, su hermana. "A pesar de la gran tristeza que estamos viviendo, esas muestras de afecto de los muchachos me llenaron de orgullo y alegría", agregó.
Julia vive en Buenos Aires, pero viajó a la provincia para unirse al resto de la familia. Ricardo, su marido, también conversó con LA GACETA. "Un amigo; un tipazo era. A nosotros nos dio una mano siempre que lo necesitamos e hizo mismo con toda la gente que lo conocía", recordó. Inmediatamente comenzó a enumerar algunos de los buenos momentos que compartió con su cuñado. "Siempre salíamos de vacaciones todos juntos. Me acuerdo que una vez recorrimos la costa durante un mes... Era un tipazo realmente", insistió.

Se hizo leyenda

Leguizamón ya era leyenda antes de morir. Y no es para menos. Comenzó a preparar "milas" hace 38 años. En sus inicios, cuando todavía estaba de novio con Estela, hoy su viuda, preparaba él mismo los sándwiches en un modesto quiosco metálico cedido por una marca de gaseosas, que había instalado en la estación de servicio de avenida Aconquija y Camino del Perú. No pasó mucho tiempo, y se convirtió en un emblema de la comida rápida más popular de Tucumán. A fuerza de vender y vender logró montar varios años después el inmenso local de Aconquija primera cuadra, que se convirtió en su reino, en el reino sencillo, pero asombroso, de "Chacho", tal como lo bautizó.
"A pesar de su enfermedad, don Chacho trataba de ir siempre al local. Nos hacía bromas; nos divertíamos mucho. Para nosotros fue un padre más que un empleador. Nos tenía cortitos, por supuesto, pero siempre nos trató muy bien y nos dio una mano cuando lo necesitamos. Es muy triste esto", lamentó Antonio, un empleado que lleva 19 años preparando "milas" . Fue él quien se encargó de adelantar que el bar seguirá abierto ¡Gracias a Dios! Porque si hay una comida democrática en Tucumán, una comida que une a ricos y a pobres y que no sabe de diferencias sociales o económicas, esa es el sándwich de milanesa.


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