"Fui protagonista de una epopeya militar"

"Fui protagonista de una epopeya militar"

Bussi justificó el accionar del Ejército, insistió en que hubo una guerra y dijo que nadie se acercó a pedir los cuerpos de los muertos

CONTROL DE LA PRESION ARTERIAL. Médicos del Siprosa atienden al ex titular de Fuerza Republicana, que interrumpió varias veces su descargo. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO CONTROL DE LA PRESION ARTERIAL. Médicos del Siprosa atienden al ex titular de Fuerza Republicana, que interrumpió varias veces su descargo. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
18 Febrero 2010
"Hubo una guerra y en ella sólo existen muertos en combate", aseveró Antonio Bussi ayer, al declarar en la audiencia por la existencia de un centro clandestino de detención en la ex Jefatura de Policía, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF). De este modo, el ex gobernador hizo uso de su derecho procesal de dirigirse a los jueces. En su exposición, negó la existencia de desaparecidos durante el proceso militar. "Fue una guerra declarada por un gobierno constitucional, en pleno ejercicio de sus facultades para eliminar al marxismo-leninismo. En Tucumán se actuó de modo independiente y autónomo, política y militarmente. Hubo un enemigo real, visto y reconocido por todo el pueblo tucumano", aseguró.

Sostuvo que los cuerpos de los guerrilleros abatidos que podían ser recuperados eran llevados a la morgue del cementerio más cercano, a la espera de que sean reclamados por sus deudos y así poder identificarlos. Sin embargo, sostuvo que eso nunca ocurrió (con la sola excepción de los restos del oficial montonero Julio Alsogaray) y vinculó esta conducta en la vergüenza o en una estrategia para luego pedir una indemnización al Estado ("por cada uno se pagó U$S 250.000, por reclamos impulsados por profesionales inescrupulosos de reconocida ideología", dijo). Esto generó la reacción de familiares de secuestrados, quienes se retiraron de la sala de audiencias, y de los abogados de la querella.

"Agotaré hasta el último de mis esfuerzos para contribuir a la verdad histórica, hoy agraviada, distorsionada, manejada para satisfacer mezquinos intereses. Fui protagonista principalísimo de una epopeya militar. Se estructuró un falso marco histórico, con un supuesto marco de represivo, cuando lo que hubo fue una agresión contra las instituciones. Llevamos a cabo operaciones específicamente militares, en una verdadera epopeya. ¡Qué me hablan de aparato estatal de represión!", se quejó, entre lágrimas.

Esta fue una de las cinco veces que el ex mandatario lloró. La primera fue al recordar su paso por la provincia en 1966 y 1967, para luego afirmar que los militares no pueden elegir su destino; la última, al reclamar un reconocimiento de lo realizado contra la subversión.

En su extensa intervención, que duró más de dos horas (leyó casi todo el tiempo, como una excepción a la oralidad que domina el proceso), bebió ocho veces sorbos de agua y pidió tres breves cuartos intermedios, en los cuales los médicos del Siprosa controlaron su oximetría y su presión arterial. Si bien se lo vio mucho más firme y enérgico que hace dos años, cuando declaró en la causa Guillermo Vargas Aignasse, estuvo con constante asistencia de oxígeno.

El ex mandatario detalló con precisión y detenimiento las acciones militares y de Gobierno desarrolladas en 1976 y 1977; describió los apoyos de dirigentes políticos al Operativo Independencia; citó numerosos artículos periodísticos de esa época, y reprodujo declaraciones de los jefes guerrilleros Mario Firmenich y Enrique Gorriarán Merlo a medios de prensa, acerca del accionar subversivo, entre muchos otros.

Sin responsabilidad

Exculpó de toda acción militar a los efectivos de las policías federal y provincial, y a la Gendarmería, al puntualizar que sólo intervino el Ejército. Así intentó desvincular a Luciano Benjamín Menéndez (remarcó que no había dependencia con el III Cuerpo) y a los tres policías imputados: Roberto Albornoz y Carlos y Luis de Cándido.

Bussi descalificó a dos de los testigos que están citados en el proceso. Primero aseveró que el ex legislador Alejandro Sangenis había sido contratado como médico y que en esa condición revisó a los detenidos que eran liberados formalmente; luego, cargó contra Juan Martín Martín (lo calificó de "vedette rentada" y de "infiltrado de Montoneros en la policía que entregó a sus propios compañeros"), quien aportó numerosos datos sobre secuestrados, condiciones de detención, torturas y hasta asesinatos en distintos centros clandestinos de detención, y que protagonizará una de las declaraciones más esperadas.

Mencionó que hubo una pueblada para evitar su traslado en 1977 y destacó los logros electorales alcanzados en la democracia, que se proyectan en la consagración de sus hijos Ricardo (no concurrió ayer a la audiencia) y Luis José Bussi como legisladores.

El ex mandatario reclamó una justicia reivindicatoria de la victoria militar, y denunció que no se respetaron sus derechos procesales judiciales, como el de defensa en juicio. "Me agoté totalmente, no doy más, no voy a contestar preguntas", finalizó con un hilo de voz, y se negó a contestar preguntas del fiscal federal Alfredo Terraf y de los querellantes. En ese momento, sus seguidores (con su hijo Luis José a la cabeza) rompieron en aplausos.

Por el estado de cansancio que describió, quedó pendiente la parte final de su declaración (una decena más de hojas). El presidente del TOF, Carlos Jiménez Montilla, lo autorizó a concluir su discurso en cualquier momento del juicio.
Frases del ex gobernador

FACTOR DE TRIUNFO.- Podría haber citado como testigos a cientos de ex soldados del Operativo Independencia. También podría haber colmado esta sala con tucumanos que vivieron y sufrieron mucho más que el resto de los argentinos el terror y el miedo, y que acompañaron a sus fueras armadas. Fueron el factor decisivo de la victoria militar.

CONTRA LOS ORGANISMOS.- Soy víctima de intensas campañas de acción psicológica llevadas adelante por organismos de derechos humanos.

CONFIANZA EN LA CORTE.- El máximo tribunal de Justicia de la Nación ofrece las mayores garantías del independencia del poder político y ningún grado de penetración. En otras instancias están los que ayer eran ideólogos de la subversión y hoy administradores de la Justicia, probablemente en coordinación con algunos querellantes. Pretender llevar adelante este juicio viola el derecho de defensa.

ESTRATEGIA.- Gorriarán Merlo no mencionó nunca la cantidad ni la identidad de sus militantes muertos en combate, para poder después denunciarlos como desaparecidos y cobrar futuras indemnizaciones. Los enterraban en fosas comunes en el monte, o se los tragaba la vegetación.

LUCHA ABIERTA.- El combate de El Cadillal fue el más importante y extenso; si no hubiésemos vencido, todo habría sido más difícil.

AÑOS FELICES.- Fui jefe del regimiento 19 de Infantería en 1966 y 1967, el período más feliz de mi vida militar y familiar.

Comentarios