"El país lo recordará como un héroe y ejemplo de vida", manifestó el hermano

"El país lo recordará como un héroe y ejemplo de vida", manifestó el hermano

Ernesto Garrido regresó a la provincia tras participar del sepelio del teniente, ascendido a capitán post mortem. "No merecía morir así". Video.

19 Febrero 2009

"Ver pasar el cadáver de mi hermano fue lo más duro que me tocó sufrir en mi vida. Sentí una mezcla de odio por lo que le hicieron, pero también un gran orgullo al ver tanta gente despidiéndolo y ofreciéndole su cariño. Fue un héroe y un ejemplo de vida, y lo será para siempre", afirmó Ernesto Garrido, esforzando la voz para no quebrarse de la emoción. El hombre, de 68 años, es hermano de Aldo Garrido, el teniente de la Policía Bonaerense que el martes a la mañana fue asesinado por dos delincuentes cuando intentaba impedir un robo en un comercio de San Isidro, en Buenos Aires. Ernesto Garrido regresó a Tucumán acompañado por su sobrina, Gladys Oviedo, después de haber participado del sepelio que la Policía Bonaerense le realizó a su "teniente héroe" en San Isidro.
Ni Garrido ni Oviedo pudieron contener la emoción cuando hablaron con LA GACETA. En un rincón del aeropuerto Benjamín Matienzo, los familiares del teniente asesinado recordaron los últimos momentos de su vida y los detalles del asesinato. "Jamás pensamos que le podía suceder. El vivía muy bien allá. Era un hombre muy tranquilo; no merecía morir así", se lamentó Oviedo.
Los tucumanos habían viajado a Buenos Aires en la tarde del martes. Ayer a la mañana acompañaron a Marta Barbieri, viuda de Garrido, en el sepelio que se realizó en la localidad de San Isidro, lugar donde residía el policía.
El martes, minutos después de las 9, Garrido fue asesinado de al menos tres balazos de manos de dos delincuentes que intentaban robar un local comercial. Garrido estaba recorriendo la calle Belgrano cuando advirtió movimientos extraños en el local de venta de ropa, ubicado en Chacabuco 361, que según confirmó la Policía, ya había sido asaltado cuatro veces.
El policía se acercó hasta el lugar donde se perpetró el robo y se topó con la pareja de ladrones. Forcejeó con los asaltantes durante varios minutos, hasta que uno de ellos logró arrebatarle el arma y luego le disparó a quemarropa. Según la autopsia, el policía recibió los disparos que fueron efectuados con con dos armas. Una de las balas ingresó por la espalda, le perforó el corazón y la aorta.
Ernesto Garrido le dijo a LA GACETA que se enteró de la muerte de su hermano minutos antes de que la noticia explotara en todos los medios de prensa nacionales y locales. "Me llamó una sobrina y me dijo: mataron a tu hermano. No lo podía creer. Pensé que era una mentira", sostuvo Garrido.
"A mí me pasó lo mismo. Habían pasado minutos poco después de las 10 cuando sonó mi celular. Era la misma persona para darme la misma noticia. Me puse a llorar desesperadamente en mi escritorio. Mis compañeros me miraban porque no sabían qué me había pasado", dijo la mujer.
Aldo Garrido había abandonado Tucumán cuando tenía 16 años. El policía era el cuarto de ocho hermanos que nacieron y se criaron en una humilde vivienda ubicada en la localidad de "Los Quemados", en Leales. De chico ayudaba a su padre en la cosecha de frutas y verduras. Siendo un adolescente, Garrido decidió que su futuro estaba lejos de Tucumán.
"Se fue a Buenos Aires persiguiendo su sueño, como todo trabajador que quiere progresar en su vida. Pasaron unos años y nos dijo que había sentido el llamado a la vocación de servicio como policía. Se instaló en San Isidro y en poco tiempo ingresó a trabajar en la comisaría", dijo Oviedo.

Siempre volvía a casa
"En Buenos Aires conoció a su esposa, se unieron y lograron ser felices. Formó una familia aunque no pudo tener hijos. A Tucumán venía siempre. Todos los años nos visitaba, si no era para su cumpleaños, que era en mayo, volvía en octubre o directamente para festejar las Fiestas de fin de año. Todos los hermanos éramos muy unidos y lo queríamos mucho", contó Garrido.
Además, recuerda que durante su estadía en Tucumán, su hermano prefería no salir de la granja donde aprendió a dar sus primeros pasos. "En la finca se encontraba con sus amigos y familiares. Le gustaba mucho quedarse ahí. No quería ir a ningún otro lado. Prefería siempre la tranquilidad del campo", dijo Oviedo.

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Misa en Leales
Los familiares del policía fueron recibidos en el aeropuerto por sus parientes. Juntos regresaron a Leales, su ciudad natal, donde celebrarán una misa por el policía. "Lo que hizo quedará grabado en la memoria de todos los argentinos, y en la historia de la Policía. Todo el país lo recordará como un héroe, porque así murió", finalizó Garrido.

OPINIONES
"Los que piden pena de muerte están convirtiéndose en asesinos. No se puede bajar
a eso; no podemos reaccionar de la misma manera, no se puede matar al asesino porque nos convertimos nosotros en asesinos. Las reacciones emocionales que todos tenemos no pueden llevarnos a este tipo de excesos en los pedidos de aumento de pena. Entiendo que las respuestas verbales pueden ser violentas, a veces sirven para descargarse. Pero creo que todos estamos crispados, enojados, rabiosos. Lo que tenemos que hacer ahora es bajar un cambio". (Carmen Argibay, Ministra de la Corte Suprema de Justicia)

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"Voy a pedir que les den cadena perpetua a los asesinos; ellos ya tenían una condena anterior, por robo calificado. No tenemos que hacer especulaciones. No es el momento para que hablemos de posibles purgas en la Policía. Debemos tener en cuenta que estamos en medio del dolor, que todo el mundo está conmovido. Tenemos delante de nosotros a todo un ejemplo. El capitán Garrido pagó el precio más alto en defensa de la seguridad. Ese es el único comentario que tengo para hacer". (Carlos Stornelli, Ministro de Seguridad de Buenos Aires)

"He venido a despedir a un policía ejemplar, un ejemplo para todos nosotros. Su sacrificio nos inspira, pero mucho más nos inspira su paso por la vida, su entrega, fuerza espiritual y amor por la comunidad. Hoy su barrio lo llora, pero su cobarde y brutal homicidio no nos hará retroceder, como sociedad, en nuestra lucha contra la inseguridad. Aldo Garrido honró el uniforme y dignificó la figura del policía de la esquina. Fue un trabajador hasta el final. Estaba en edad de jubilarse pero siguió luchando por lo que creía". (Daniel Scioli, Gobernador de Buenos Aires)



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