Se agudiza la escasez de monedas

Se agudiza la escasez de monedas

El Central atribuye el faltante a la suba del valor del cobre y del níquel y a una tendencia social de acumularlas. En bancos afirman que el organismo rector no envía dinero metálico hace un año. Cuesta más obtener las de $ 0,05 y $ 0,10.

SERVICIO SUSPENDIDO. En una librería de Buenos Aires al 100 dejaron de sacar fotocopias por la falta de monedas para dar vuelto a los clientes.  LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO SERVICIO SUSPENDIDO. En una librería de Buenos Aires al 100 dejaron de sacar fotocopias por la falta de monedas para dar vuelto a los clientes. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
20 Noviembre 2007
“Ayudame con moneda, porque no tengo para darte vuelto”. “¿Te puedo dar caramelos por los 15 centavos?” Frases como estas forman parte de las transacciones cotidianas de los tucumanos. La escasez de dinero metálico ya lleva al menos tres años y el problema se ha acentuado en la plaza local -como en las del resto del país- en las últimas semanas. De acuerdo con los distintos rubros consultados por LA GACETA, faltan monedas de todas las denominaciones; pero, en particular, las de $ 0,05 y $ 0,10. Ni que hablar de las de un centavo ($ 0,01), que casi desaparecieron. Sin embargo, por una llamada local que cuesta $ 0,23 hay que pagar $ 0,25, porque los telecentros y los locutorios no entregan los dos centavos de vuelto que corresponden. Y encima muchos no aceptan ni siquiera billetes para el pago de estas llamadas.
Es porque estos negocios también padecen la falta de monedas (ver “Un problema de...”).
Viajar en colectivo también es un suplicio si no hay monedas. El mínimo cuesta $ 1,20 y, en muchas ocasiones, los choferes le piden al pasajero que espere hasta que consiga el cambio. A veces, transcurre el trayecto sin que eso ocurra y, en consecuencia, el pasajero no recibe su vuelto.
¿Cuáles son los motivos del faltante de sencillo? Varios. En bancos y en comercios observan que la distorsión se origina por actividades que concentran monedas, como, justamente, el transporte público de pasajeros en colectivos. “Los bancos deberían contar con dinero metálico disponible. Pero eso no sucede, no sé bien por qué”, se quejó Pablo Bloquete, gerente comercial de Emilio Luque. “Por suerte, en nuestro caso, a las monedas de $ 0,05 y de $ 0,10 mucha gente las dona a Cáritas con cada compra (“vuelto solidario”); pero, en general, tenemos problemas”, afirmó. El directivo comentó que las de 5, 10 y 25 centavos son las que más escasean.
“El Banco Central no entrega monedas. Hace más de un año, con seguridad, que no recibimos metálico de ninguna denominación. Por eso, tenemos que rebuscarnos, como se dice, para conseguirlas. Seguimos trabajando con las empresas de ómnibus o con la Iglesia para conseguir sencillo”, comentó, a su vez, el subgerente de la sucursal central en Tucumán del Banco de la Nación, Julio César Sanjuán.
El ejecutivo afirmó que, a diferencia de las monedas, sí reciben billetes. “El problema es que el papel se deteriora muy rápido; sólo dura un año, si tiene mucha circulación. Entonces, tiene que ser renovado. Pero monedas hace bastante que no se recibe”, dijo. El Banco Central -responsable del flujo y del circulante de dinero en el país-, por su parte, atribuye el faltante a dos causas:
• La suba -durante este año con relación a 2006- del precio internacional del cobre (un 70%) y del níquel (100%), metales que componen las monedas argentinas. Esto dificulta la acuñación. La situación generó el sinsentido de que la moneda de $ 0,05 valga más por su aleación metálica que por el valor que indica. Y obligó al Central a modificar su composición.
• La tendencia de la gente a acumular monedas (en recipientes, en alcancías).
Las fuentes del Central, pese a todo, sostuvieron que el circulante de monedas en la Argentina (ver “Unidades...”) es el adecuado y que está dentro de la media de América latina. “Aún cuando haya un movimiento comercial importante por las Fiestas, no está previsto un envío de monedas en las próximas semanas”, aseveraron, y dijeron que este año, inclusive, se cambió el mecanismo de distribución: se entregaba sólo a bancos y a tesoros regionales, y ahora también se lo comenzó a hacer en forma directa a grandes usuarios, como estaciones de peajes, grandes cadenas nacionales de hipermercados y empresas de transporte.

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