Las manías que esclavizan

Las manías que esclavizan

¿Se lava continuamente las manos? ¿Tiene una preocupación excesiva por la suciedad? Cuando una persona comienza a repetir acciones rutinarias de una manera obsesiva es prisionera de una manía.

20 Mayo 2007
¿Quién no tiene una manía, una pequeña obsesión que va y viene, un temor oculto a que pase algo?
Lavarse las manos cuarenta veces al día. Ordenar el escritorio milimétricamente. Tardar cinco horas en vestirse. Caminar sólo pisando una hilera de baldosas. Memorizar las matrículas de los coches. Contar filas de butacas. Volver una y otra vez a comprobar si los caños no gotean, si la luz está apagada o la puerta bien cerrada. Si no se reconocen en ninguna de estas facetas, al menos no se podrán negar que sí tienen una forma preferida para realizar las acciones más habituales.
Aunque la lista es casi interminable, las manías más habituales están relacionadas con la limpieza, el orden y la propia seguridad.
La existencia de ciertas manías es algo normal. El problema surge cuando comienzan a coartar el tiempo y la estabilidad de la persona y convierten en problemática la convivencia con ella.
Francisco Alonso-Fernández, catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid remarca que un individuo con personalidad obsesiva no es lo mismo que un enfermo que padece trastornos obsesivos compulsivos. "Este último tiene muchos síntomas que empiezan a aparecer en la adolescencia, mientras que una obsesión es algo inocuo que tenemos todos, desde una música que se viene a la mente inevitablemente hasta pequeños tics sin los cuáles es difícil hacer algunas cosas", explicó el psiquiatra español. "Incluso las supersticiones tienen un carácter ritual de obsesión. Eso es lo que explica que alguien piense que por pasar debajo de una escalera le va a pasar algo terrible", agregó al respecto.
En realidad el vocablo manía tiene un significado diferente en el argot psiquiátrico: es la fase de euforia de un paciente depresivo bipolar. Pero en la acepción popular, el uso de la palabra manía indica conductas obsesivas de las personas.
"Cualquier comportamiento que sea infrecuente y hasta cierto punto extravagante puede ser considerado raro, sin que deba hablarse de enfermedad", asegura el director del Centro de Salud Mental de Linares, Fabricio Menéndez, mientras se refiere a la originalidad como elemento sustancial de la creatividad.
"Mientras leer el periódico de atrás hacia delante, hacer zapping continuamente, no poder ver la televisión sin tener el mando a distancia pegado a los dedos, cambiar el itinerario para ir a los sitios o, por el contrario repetir cada paso que da, mirar debajo de la cama antes de acostarse sean una forma preferida para realizar las acciones más habituales, sólo serán manías populares y no patológicas. No nos olvidemos que los perros y los gatos tienen rutinas de vida; pues igual nos sucede a los humanos. Al fin y al cabo también somos animales de hábitos", opina Marta Díaz García, doctora en Psicología y ex profesora titular de Terapia de Conducta de la UBA (Universidad de Buenos Aires).
"Un ejemplo muy definido de manía patológica es el personaje que Jack Nicholson interpreta en la película ?Mejor imposible?. El rol de enfermo con trastornos obsesivos compulsivos era fiel a la realidad. Por ejemplo la comprobación del gas no es una manía enfermiza si se la hace una vez. Pero si la persona necesita hacerlo tres, cuatro veces o más, aún después de ver que no estaba abierto, empieza a ser para ella un problema cada vez más angustiante. Esas manías suelen ir acompañadas de otras similares, por lo que la vida cotidiana acaba plagándose de comportamientos ritualizados. Siente que no puede vivir sin someterse a esos rituales y se sabe esclava de ellos", indica Jerónimo Saiz, un psiquiatra de ascendencia española, que dirige una clínica que trata a enfermos agudos con trastornos obsesivos compulsivos (TOC).