Mientras el Estado nacional exhibe una situación fiscal cada vez más consolidada, en las provincias comenzaron aflorar descalabros financieros y los superávit ya no son tan holgados, como los del inicio del actual modelo económico, post devaluación. Inclusive, en algunos distritos ya hubo períodos deficitarios como los que caracterizaron a los años 90 y a parte de los del siglo XXI.
El director de la consultora Economía & Regiones, Rogelio Frigerio (n) explica que, mientras las estructuras impositivas de las provincias casi no se modificaron desde entonces, la de la Nación sí, y mucho. Y esta convivencia gobierno central-gobiernos provinciales (paradojal, como la llama) responde, principalmente, a una disminución en la participación de los ingresos por parte de las provincias.
"Los distritos, a principios de los 90, tenían una participación sobre el nivel de recursos de algo más un 30%, pero hoy es del 25%. Por otra parte, en las responsabilidades sobre el Gasto Primario Total, pasaron, a inicios de los 90, de una tercera parte a un 50%, en la actualidad. Es decir, las provincias están peor, desde el punto de vista de los ingresos, y tienen mucha más responsabilidad, desde el punto de vista del gasto", resumió.
Frigerio remarcó que la Nación explica la mayor parte de su superávit primario con dos impuestos "nuevos" (aparecidos tras la crisis): las retenciones a las exportaciones y el impuesto al cheque, que prácticamente no se coparticipa.
Y enfatizó que, por el contrario, las provincias están muy ajustadas desde el punto de vista de los ingresos. "Muchas están analizando y hasta aplicando, en algunos casos, nuevos impuestos o alícuotas, adicionales a los ya existentes. Y esta situación se va a seguir dando, mientras no se resuelva, desde el poder central, este problema estructural que tienen las provincias", afirmó Frigerio. Frente a este cuadro, el experto entiende que la solución está en dos cuestiones:
Asignarle más recursos a las provincias.
Para vencer las asimetrías regionales y lograr una verdadera integración del país, poner en marcha un plan de obra pública que, básicamente, logre disminuir significativamente los costos de transporte (infraestructura vial).
"Esta es una de las variables más importantes cuando uno toma una decisión sobre dónde invertir sus recursos", destacó Frigerio.
El especialista descartó que los contrastes entre la situación fiscal de las provincias y la de la Nación estén vinculados con una cuestión de conducta de los Gobiernos. "Todos aprendieron de la crisis. Estas diferencias no tienen su raíz en la gestión, sino en cómo Nación, por un lado, y provincias, por el otro, reciben los beneficios fiscales de este modelo", concluyó.