Un piloto sobrevivió a la caída de su avioneta

Un piloto sobrevivió a la caída de su avioneta

Javier Julián estaba haciendo trabajos de fumigación y, cuando advirtió una falla en el motor, debió realizar un aterrizaje de emergencia. El conductor estaba muy asustado, pero ileso. Logró esquivar una casa y el tendido eléctrico. La nave quedó a la vera de la 304.

EXPLICACIONES. El piloto dialoga con investigadores.  LA GACETA / FOTOS DE HECTOR PERALTA EXPLICACIONES. El piloto dialoga con investigadores. LA GACETA / FOTOS DE HECTOR PERALTA
15 Marzo 2007
"Sólo quería llegar entero al suelo". En un evidente estado de tensión, el piloto de una avioneta que sufrió graves daños cuando tuvo que aterrizar de emergencia ayer en la ruta 304, en el departamento de Burruyacu, relató lo que le había sucedido.
Ayer, a las 7.55, Javier Julián se encontraba realizando fumigaciones en un campo de soja ubicado en la zona conocida como La Cruz. "De pronto advertí una falla en el motor y empecé a sentir que me caía", dijo el hombre, que trabaja de piloto desde hace 20 años. "Viajaba muy cerca del suelo, a casi dos metros. Empecé a maniobrar para no chocar con nada. Por suerte, esquivé la casa y los cables de la luz", relató Julián. "Me desvié hacia la izquierda, para el lado de la ruta. Gracias a Dios no venía ningún auto. Mordí el borde de la ruta y bajé a la banquina", contó el piloto. Debido a la maniobra, quedaron destruidos el tren de aterrizaje y las hélices de la avioneta. "Yo me bajé asustado. Un auto que pasaba se paró y el chofer se bajó. Yo empecé a decirle: ¿tengo algo? ¡Fijate bien!", dijo Julián, que contó que luego pudo reaccionar y, ante el riesgo de una explosión, corrió para desconectar la batería de la nave.
Después, según relató, llamó por celular al dueño de la empresa de fumigación, Manuel Carlos Varela. "En 20 minutos llegué para ayudarlo, y más tarde vino la Policía", dijo Varela, que dijo que el piloto trabaja en su empresa desde hace dos años.
El empresario calculó también que el costo de una avioneta Cessna 188 -quedó parcialmente destruida- actualmente es de 200.000 dólares.
"No tuve miedo", aseguró Julián. "En estos casos de emergencia hay que perder el miedo para actuar usando la razón y tratar de que nadie salga herido", señaló el piloto. "Por ahora estoy bien. Pero si me preguntás mañana, seguramente estaré temblando", añadió entre risas.
"Ayer (por el martes) se le hizo una inspección técnica a la nave. Cada 50 horas las avionetas son revisadas", aseguró el piloto.
Luego de que tomó intervención personal de la comisaría de La Ramada, llegaron efectivos de la Junta de Investigación de Accidentes de la Fuerza Aérea, a cargo del vicecomodoro Manuel Izquierdo Vázquez, y de Criminalística, para realizar las pericias que permitan determinar las causas del accidente.


"Cumplía con todas las exigencias"

"Los pilotos deben pasar por un examen psicofísico anual a cargo de la Fuerza Aérea", explicó Manuel Izquierdo Vázquez, jefe de Fuerza Aérea en Tucumán, al analizar lo sucedido en Burruyacu.
"Debe haber dos o tres empresas que realizan fumigaciones con aeronaves en Tucumán", dijo el vicecomodoro. "Nuestra tarea es controlar que en cada una se realicen las inspecciones correspondientes y que las habilitaciones estén firmadas por personal habilitado", explicó Izquierdo Vázquez. "Esta empresa cumplía con todas las exigencias", agregó.
"La fumigación aérea se expandió, debido a los beneficios que representa para la agricultura en comparación con la fumigación terrestre", dijo Izquierdo. "Cada empresa está habilitada para operar en lo que llamamos lugares aptos, que deben reunir las condiciones mínimas de seguridad, que no son las mismas bajo las que vuelan las naves autorizadas para los aeródromos", explicó el vicecomodoro. "La diferencia básica es que en estas empresas no hay comunicación entre el piloto y la base. Las avionetas vuelan bajo la exclusiva responsabilidad del piloto y este debe resolver solo los problemas que se le presenten", concluyó.


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