Este blog está inspirado en un excelente taller de mi amigo Hernán Parajón sobre el tema de acoso escolar (en inglés bullying). El manifestó algo así como: "es un síntoma que se da primero en la sociedad..."
El bullying es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales. Veamos a los actores involucrados y analicemos a cuál de ellos representamos nosotros en nuestra sociedad.
Piense en alguna situación en la que Ud. haya sido protagonista, víctima u observador pasivo de una intimidación o de abuso de poder; de exclusión a alguna reunión o grupo; del famoso "nadie hable o se relacione con él o ella"; de no incluir a tal o cual en el exclusivo grupito de whatsapp. ¿Le suena familiar?
Este tipo de hostigamientos se traducen en desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del afectado; en presentar una imagen negativa y distorsionada sobre la víctima.
Le cuento una experiencia personal como docente que refleja lo que me contó mi amigo. En un aula del primario los profesores y padres estábamos preocupados por que existían grupos "exclusivos" en el curso que se reflejaban también en grupos de whatsapp que no dejaban entrar a algunos compañeritos que no eran "cool". Mucha preocupación de muchos padres, docentes, directivos , etc. Resulta que entre idas y venidas descubrimos que los padres/madres tenían además del grupo del curso, subgrupos "exclusivos" en donde sólo entraban los padres "cool". ¿Le suena familiar? ¿Cómo pretendemos que nuestros hijos hagan algo distinto de lo que hacemos nosotros? Ellos más que escucharnos, nos ven e imitan.
¿Pasa esto además en los diferentes ámbitos sociales como la familia y las organizaciones? ¿Con los inmigrantes? ¿En la política? Piense en ejemplos actuales.
¿Es Ud. agresor? ¿Le falta empatía? ¿Está incapacitado para ponerse en el lugar del acosado y ser sensible al sufrimiento de éste?
¿Es Ud. la víctima que sufre la agresión?
¿Es Ud. el que observa, es decir, el espectador que con cierta frecuencia apoya al agresor ya sea activamente o con su silencio?
¿Es Ud. el denominado "ausente moral", es decir el que no registra lo que está sucediendo?
Lo invito a reflexionar pero no quiero despedirme sin una confesión personal. He protagonizado y en alguna medida sigo protagonizando todos y cada uno de estos roles. Pero le aclaro, con la mano en el corazón, que con una gran voluntad de cambio.
En algún blog anterior compartí una entrevista ficticia a Gandhi. En ella contaba una experiencia en que una señora se le acercó y le pidió a Gandhi que le dijera a su hija que deje de comer caramelos. Gandhi le dijo que vuelva en dos semanas. La mujer volvió y Gandhi le dijo a la niña lo que la madre le había pedido. La mujer extrañada le preguntó: ¿Porqué no hizo eso hace dos semanas? Gandhi contestó: "Porque cuando Ud. vino yo comía caramelos"
¡Hasta la próxima!
