PaqueteRías.

28 Sep 2014
1

Cosa seria

Blog. Mediador cuenta:

Desiderio era meticuloso, esquemático y ordenado. Estas cualidades lo habían ayudado en varios aspectos de su vida. Con ellas había logrado muy buenas calificaciones en sus estudios y como profesional era reconocido por su prolijidad y responsabilidad. Sin embargo tenía un gran defecto: Era solemne.

Desiderio pensaba, sentía y actuaba con solemnidad y en virtud de ello había desarrollado, con gran esfuerzo, una gran capacidad para aburrir. Su aburrimiento era contagioso y muchos afirmaban que en su presencia daban ganas de bostezar.

No creía en el humor ya que le tenía terror a la frivolidad y nunca se arriesgaba a caer en ella. Era cuidadoso para sonreír y cuando lo hacía tapaba con una mano su boca como disculpándose. Las carcajadas eran para él banales y exageradas. Ocupaba la mayor parte del día en cumplir reglas y órdenes y lo hacía muy bien. No importa de dónde venían las consignas; él las esperaba ansioso y se adelantaba a cumplirlas lo mejor posible y realmente lo hacía bien.

Desde sus adentros, Desiderio estaba convencido de que era perfecto. Nunca había recibido queja alguna; todo lo contrario, su pulcritud y su conducta eran reconocidas y alabadas por muchos. Sin embargo aburría. Era despierto y, a pesar de que nunca se lo habían dicho, sabía el efecto que producía en los demás. Sin embargo no había considerado que eso fuera algo para preocuparse. Quienes lo rodeaban, aunque pensaban que era un poco empalagoso, tampoco consideraban que podría ser algo grave. Hasta el día que lo designaron jefe de su oficina.

La celebración fue sencilla y su discurso cuidado en forma y extensión. Sus compañeros lo felicitaron con sinceridad. Sabían que no fallaría y que podían confiar en su capacidad organizativa y en la transparencia de su futura gestión. Era para ellos un referente y no se equivocaron. Pero no se esperaban lo que la solemnidad de Desiderio les tenía preparados.

Su primera acción de gobierno fue repartirles una fotocopia del reglamento de la oficina con una nota que les recordaba que debían cumplir con todas las reglas establecidas. La acción no era técnicamente mala, pero era aburrida.

La solemnidad de Desiderio, sin que nadie lo advirtiera, comenzó a contagiar a todos y cada uno de los miembros de la oficina. Sin darse cuenta comenzaron a ser puntuales, a acomodar las cosas de sus escritorios con equidistancia, a limpiar todo con obsesión y a reír con menos frecuencia. Nadie lo advertía pero era como un virus. Lo más grave ocurrió cuando comenzaron a observar con algo de desprecio y a criticar a los pocos que aún no habían sido alcanzados del todo por la solemnidad del nuevo jefe. La cosa no terminó allí.

Los compañeros de Desiderio comenzaron a pelearse entre ellos y a desarrollar una novedosa enfermedad cuyos síntomas eran: estrés crónico, tensión física, fatiga, dolor,  descenso de las capacidades inmunológicas, colesterol y baja producción de endorfinas. En el plano psicológico el equipo de trabajo comenzó con actitudes mentales negativas y a sobredramatizar los problemas. Comenzaron a inhibirse, se volvieron tímidos, ansiosos e iracundos. Los exámenes médicos detectaron: baja producción de adrenalina, catecolamina, dopamina y serotonina. La creatividad del equipo era nula. Era un caso de depresión colectiva por aburrimiento adquirido.

Hubo peleas, renuncias y amenazas. La oficina se desarmó y Desiderio fue ascendido por el gran rendimiento y prolijidad que había tenido el grupo antes de que los flojos de sus pares abandonaran su puesto de trabajo. Nadie lo había visto venir.

Desiderio era, para él y para muchos, un buen hombre pero había generado, sin quererlo, conflictos y desunión que sus compañeros habían somatizado porque no eran, todavía, inmunes a la nueva enfermedad.

Todos saben que nunca hubo mala fe de su parte. Era responsable, cumplidor, ordenado y de buena intención, pero su aburrimiento y exagerada solemnidad habían sido el acto de violencia más sutil y destructor que se había conocido hasta ese momento…

La violencia es cosa seria:

Una de las grandes, sutiles y poco conocidas formas de violencia son las actitudes desmedidas de solemnidad que generan desaliento y aburrimiento permanente.

Dotar a una acción de solemnidad no es negativo en sí mismo y muchas veces es necesaria. Pero, como todo, su exagerada utilización puede generar grandes conflictos. Son expresiones silenciosas y de efecto retardado que a la larga generan distancia entre los seres humanos y es caldo de cultivo de graves conflictos. Lo más grave de todo es que es difícil su detección temprana.

Es muy importante destacar que gracias a Dios el virus que afectó a los compañeros de Desiderio, tiene antídotos muy poderosos y es posible considerarlos como herramientas muy importantes para prevenir y resolver conflictos. En primer lugar es necesaria la atención consciente para saber cuándo estamos en presencia de un caso de abuso de solemnidad. Y cuándo ello ocurre, y en segundo lugar, la risa y el humor son los remedios indicados para los embates de solemnidad aguda.

El Dr.William Fry, (jr.) define a la risa como "una experiencia orgánica total", en la que participan los principales sistemas: el muscular, el nervioso, el cardíaco, el cerebral y el digestivo. La considera un trote interno que masajea todos los órganos. Distiende los músculos, los nervios y el corazón.

Para solucionar y prevenir conflictos derivados de esta enfermedad puede servirle esta receta: Ría 10 minutos sin parar, una o dos veces por semana. Evite contagios.

Queridos lectores como verán la violencia y la risa son cosa seria….

¡Hasta la próxima!


Comentarios