¡Cállate, cállate que me desespeeeras!
¿Qué le dirías a tu mente si pudieras hablarle?
Muchos de los conflictos interpersonales tienen directa relación con nuestros pensamientos automáticos, esquemas y conductas reactivas inconscientes.
¿Por qué gritas, insultas o agredes?. ¿Qué pensamiento sostiene el ataque? ¿Y si no pensaras? ¿qué pasaría? ¿Qué juicios sostienen tus emociones? ¿Crees que es posible disminuir el rock pesado de la mente? y si lo fuera..... ¿habría enojo?
En un blog anterior he explicado que la palabra "Mindfulness" ha sido traducida como prestar atención al momento presente con interés, curiosidad, aceptación y sin juzgar. La práctica de Mindfulness o Atención Plena está integrándose a la Medicina, a la Psicología y ahora a la Mediación y Resolución de Conflictos.
¿Te imaginas que mientras alquien te encierra con el auto, tú puedas contemplarlo con curiosidad y sin reacción? ¿Crees que puedes mirar con aceptación a tu hijo mientras le pone mostaza a tu corbata nueva? ¿Crees que puedes intervenir efectivamente en estas situaciones sin reaccionar con enojo?
Mindfulness es una manera de mirar y percibir aceptando lo que está ocurriendo en el aquí y en el ahora, sin resistencias tales como "no debería estar pasando" o "debería ser de otro modo" o "no puedo creer....". Sirve además para intervenir en las situaciones siendo dueños de nosotros mismos y que quede muy claro que no significa pasividad sino la posibilidad de una acción fructífera.
Pensar lógicamente, clasificar y calificar son regalos de la razón, pero no nos ayudan en las relaciones interpersonales cuando los usamos automáticamente o mejor dicho cuando ellos nos usan a nosotros. Pensar podría ser, con entrenamiento, una acción voluntaria donde la voluntad mande al pensar. Y en su vida ¿quién manda a quién?
Hay dos tipos de práctica de Mindfulness: La formal que implica emplear ejercicios para entrenar la atención y nuestros cinco sentidos y la informal que se logra mediente la atención a actividades de la vida cotidiana, como alimentarse, caminar, bañarse, entre otras que por lo general hacemos de manera automática sin percibir con la totalidad de nuestros sentidos.
En un caso de mediación una persona levantó muy fuerte su voz e insultó a quien estaba al frente. ¿Cuáles son las opciones que tiene el mediador? Veamos algunas posiblidades:
a) No hacer ni decir nada
b) "Aquí no se puede gritar ni insultar"
c) Gracias por confiar en este ámbito y expresar su emociones y pensamientos, pero no puedo ayudarlo si se expresa de ese modo.
La última opción (más efectiva en el ámbito de la mediación) requiere, para poder llevarla a cabo, reducir la ansiedad, la preocupación, la obsesión, el nivel de estrés y el miedo que son situaciones que necesitan de nuestra inconsciencia. Cuando tenemos gran nivel atencional podemos distanciarnos de los pensamientos y emociones negativas y así facilitar una intervención sana y fructífera.
No se trata de aprender a poner la mente en blanco, ni de dejar de tener pensamientos negativos, sino de aprender a distanciarse de ellos, observalos como algo diferente a nosotros y quizás algún día podamos decirles...¡Cállate, cállate que me desespeeeras!.
¡Hasta la próxima!
