Esta mala actuación obliga a reacomodar las piezas en San Martín

Esta mala actuación obliga a reacomodar las piezas en San Martín

El equipo dejó una pobre imagen en la cancha de Temperley, nada que ver con los avances demostrados desde la llegada de Frontini.

FOTO DE MATÍAS NAPOLI ESCALERO (ESPECIAL PARA LA GACETA) FOTO DE MATÍAS NAPOLI ESCALERO (ESPECIAL PARA LA GACETA)

Otra más y van… San Martín volvió a dejar pasar una oportunidad de acercarse a la cima de la zona A. Pero esta vez los gestos de los integrantes de la delegación, a la salida del estadio “Alfredo Beranger”, dejaron en claro que las sensaciones de la caída habían sido las peores.

Más allá del 0-1 en contra en cancha de Temperley, San Martín mostró la peor versión futbolística en lo que va de la gestión de Pablo Frontini. Además del descuido defensivo que derivó en el gol de Rodrigo Mazur, el “santo” falló en casi todos los aspectos. No hubo solidez, faltó el juego asociado, algunas individualidades pegaron un “faltazo” sin aviso previo y sufrió una vez más la falta de astucia en los metros decisivos.

Una de las mejores virtudes de San Martín son las salidas limpias desde el fondo. Pero en la casa del “gasolero” también falló en ese aspecto. Por momentos abusó demasiado del pelotazo frontal cuando estaba claro que el negocio pasaba por armar los avances desde las bandas hacia el centro. Esa falla en la generación del circuito ofensivo le quitó posibilidades de poner a sus delanteros cara a cara con el arquero.

Y como si todo eso no fuera suficiente, el “santo” también careció de reacción para sobreponerse al gol en contra. El tanto de Temperley llegó cuando daba la sensación que la visita estaba lista para saltarle a la yugular a su presa.

Otra historia

Los primeros 15 minutos del partido fueron lo mejor que exhibió San Martín durante su visita a Turdera. Durante ese lapso, con más ganas que fútbol logró acercarse a quebrar el cero porque el equipo fue al frente, intentando imponer condiciones ante un Temperley que respetó demasiado a su huésped.

Gustavo Abregú -poco después dejó el campo por lesión- y Leonel Bucca podrían haber marcado el 1-0. No obstante, los remates desde el borde del área no encontraron la red del arco de Matías Castro. El de Abregú se fue demasiado alto; el de “Lilo” encontró bien parado al arquero uruguayo.

Además, durante esos pasajes Brian Andrada se había mostrado movedizo y participativo. El mendocino fue una de las mejores cartas del equipo. Ganó casi siempre en el uno contra uno, desequilibró, intentó meterse al área, pero no pudo resolver el último pase.

En cambio...

Lo que más debe doler en La Ciudadela es que el “gasolero” dejó al descubierto todas sus limitaciones. Sin volumen de juego, apostó a generarle peligro al “santo” con jugadas de balón detenido o con pelotazos cruzados.

Estaba claro que esas eran las únicas armas que tenía el dueño de casa para soñar con una victoria que necesitaba para quebrar la extensa racha sin sumar de a tres puntos (hasta ayer, acumulaba ocho juegos sin ganar).

Y de esa manera logró lastimarlo. A los 19’ del complemento, Nahuel Brunet no llegó al cruce por izquierda y a pelota le quedó a Luciano Nieto. El centro, tras un cabezazo de Franco Ayunta, cayó en el segundo palo; Mazur sacó una volea de otro partido y sentenció el resultado.

Para colmo, al bajo rendimiento de San Martín se le sumó la poca fortuna. Unos minutos antes del gol, Andrada había “reventado” el ángulo superior izquierdo de Jerónimo Pourtau (el arquero había ingresado en la primera mitad en reemplazo del lesionado Castro).

Maniatado

El 0-1 no despabiló al “santo”; por el contrario, lo dejó atónito y sin respuestas. Y la desesperación de ver pasar una nueva chance lo maniató. “No hicimos nada bien. Ahí está la clave de por qué perdimos”, sentenció un fastidiado Frontini.

En las tribunas, los hinchas del “gasolero” aguantaban “los trapos”. Sabían que pese a que San Martín no jugaba bien, podía empatar por el peso de sus individuales. Por ese motivo les pedían a sus jugadores que no se metieran tan atrás. Pero no hubo caso.

Al igual que hace poco más de un mes, otra vez Alejandro Orfila le hizo morder el polvo al “santo” de Frontini. Pero a diferencia del duelo con Almirante Brown, en esta ocasión el “santo” no dejó una buena imagen.

“Debe servirnos para aprender”, sentenció Frontini. Otra no queda. Eso sí, el DT debe acomodar varias piezas porque jugando así llegar al objetivo no le resultará fácil a su equipo.

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