Reyes de la pobreza, esclavos de la tiranía

Reyes de la pobreza, esclavos de la tiranía

Reyes de la pobreza, esclavos de la tiranía LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI

De lo abstracto a lo concreto la transformación es a veces más vertiginosa y está más próxima de lo que se piensa.

Cuanto menos desarrollada está una mente, menos educada, menos cultivada, menor capacidad tiene para comprender cómo y cuánto impacta la teoría en la práctica y viceversa. Personas con menos herramientas para relacionar la impalpabilidad de la letra con la tangibilidad de la acción. La volatilidad de una hipótesis o de un conocimiento contra la obviedad de un hecho consumado o de un objeto que se puede ver, tocar, oír, oler, saborear.

Cuantas más palabras o signos domine el lenguaje de un individuo -nuestro ábaco mental- más combinaciones podrá realizar su cerebro. Como una computadora, cuanto más avanzada sea, más operaciones podrá realizar y resolver, no sólo en cantidad sino también en sofisticación.

La ética es un valor, o un código de convivencia, que se aprende, se comprende y se acepta, o no se acepta. No es un legado innato, como lo es amamantar a un recién nacido, acto que nos iguala con el resto del mundo mamífero.

¿En que se relacionan las etéreas leyes con el bienestar de una familia, el estado de las calles, el precio de la carne, o la inseguridad?

¿Qué tiene que ver la abstracta educación con el olfateable basural de la esquina, el evidente semáforo vandalizado o la observable pintada política sobre un monumento histórico?

¿En dónde se conectan la debatible alimentación saludable con la longevidad, el volátil humo del tabaco con el cáncer manifiesto, o la subjetiva felicidad con la productividad o el ocio creativo?

Como seres de la clase Mammalia, ¿cómo vinculamos la ética y la moral con la pobreza?

Impacto profundo

Institucionalidad, República, división de poderes, sistema electoral, previsibilidad jurídica, proporcionalidad tributaria, transparencia, igualdad judicial, obediencia constitucional, garantías democráticas, derechos humanos y civiles, y obligaciones…

Frente a estas aparentes abstracciones se contrapone lo material, como el dinero, la fuerza, la potencia de fuego o el poder real, entre otras supremacías físicas.

Imaginemos una balanza social donde en el plato izquierdo están las supuestas abstracciones, las instituciones, las leyes, la ética, los valores espirituales, y en el plato derecho están las posesiones materiales.

Cuando la báscula más se incline hacia la izquierda nos mostrará una sociedad más justa, equitativa, próspera, desarrollada, educada, civilizada, solidaria y honesta.

Mientras que cuanto más peso tenga el plato del materialismo nos expondrá a una sociedad desigual, para unos pocos, corrupta, incivilizada, manipulada, egoísta, antidemocrática, atrasada, bruta y empobrecida.

Es decir, la calidad institucional tiene una incidencia directa, rápida y profunda en el bienestar y el progreso de una sociedad, o en su decadencia y degeneración. Incluso tiene mucho más influencia, aunque cueste mensurar o entender, que el clima, la ubicación geográfica o el contexto internacional, entre otros factores externos.

Así se entiende, por ejemplo, por qué la pandemia, la guerra, la crisis económica o los desastres naturales, como sequías o inundaciones, no impactaron o impactan de igual modo en los países del mundo o en las provincias argentinas.

El ocaso de una provincia

En Tucumán no rige la saludable, obligatoria y necesaria división de poderes para que funcione el sistema republicano.

Si el sistema republicano no funciona se imponen las monarquías hereditarias sin corona, los unicatos, los autoritarismos, los feudalismos, los patrones de estancia que gobiernan a discrecionalidad, violando leyes y consensos básicos.

En los tres poderes manda el apellido, el cargo heredado, el amiguismo, la complicidad y los negociados a espaldas de las necesidades populares.

En Tucumán el acceso a la información pública es ilegal. Sólo hay cuatro provincias argentinas que no cuentan con una Ley de Acceso a la Información Pública: Formosa, La Pampa, San Juan y Tucumán. No es coincidencia que sean territorios clientelares con mandatos perpetuos, permanentemente judicializadas, a nivel nacional, porque sus justicias locales están subordinadas y aliadas. Gobierna el oscurantismo medieval y, descaradamente, los poderes se niegan a mostrar sus cuentas. Esto sólo es posible cuando prevalece la impunidad. Tan turbio todo, que en Tucumán tampoco existen leyes de Ética Pública ni de Transparencia. Sólo así es posible que se generen millonarios gastos electorales, o en clientelismo, o en obras mal ejecutadas, subejecutadas, nulas o sobrefacturadas, o de funcionarios que a las claras no pueden justificar sus ingresos o su nivel de vida.

Tucumán no cuenta con boleta única de papel, probado en decenas de países y varias provincias argentinas como el método de sufragio más transparente, práctico, simple, económico, rápido y menos permeable a hechos de corrupción.

Tucumán tampoco cumple con el mandato constitucional de implementar el voto electrónico, sancionado durante la envilecida reforma de 2006 que comandó Juan Manzur, bajo las órdenes de José Alperovich.

En Tucumán funciona un sistema electoral de acoples, clientelar, fraudulento, costosísimo, financiado con las desangradas arcas de un Estado que acarrea años de decadencia.

Otra vez, Tucumán integra junto a Santa Cruz, Formosa y Misiones (sólo a nivel municipal), el selecto grupo que promueve la estafa de los acoples. Ahora se sumaron San Luis y San Juan, otros feudos históricos. Y sentenciamos estafa porque está probada, ya que no son partidos políticos reales, en su mayoría, sino pymes electorales subvencionadas con los impuestos que esquilman a una población asfixiada.

Tan exorbitante es el negocio electoral que hay 18.000 prestanombres en las boletas, un candidato cada 73 ciudadanos habilitados para votar, o un candidato cada 52 votantes efectivos.

El proyecto de Boleta Única de Papel fue aprobado a nivel nacional por la Cámara de Diputados, el 8 de junio de 2022, con 132 votos afirmativos, 104 negativos y 4 abstenciones, pero fue frenado en el Senado que comanda la vicepresidenta, una verdadera Cleopatra del clientelismo electoral y la discrecionalidad del gasto público.

Cifras alarmantes

El Indec informó el martes pasado que el Gran Tucumán fue la metrópolis argentina donde más creció la pobreza infantil en los últimos cinco años (el 30%), con lo que el conglomerado hoy acumula al 60% de los niños por debajo de la línea de pobreza e indigencia. En el otro extremo, la ciudad en donde menos aumentó la niñez vulnerable fue Gran Córdoba, con el 10%. Un dato institucional: Córdoba es una de las provincias donde se vota con boleta única de papel, no hay acoples y cuenta con una Junta Electoral que ya varias veces demostró que puede poner en apuros al Poder Ejecutivo.

En Tucumán, la Junta Electoral, a la que algunos ven como un grupo de WhatsApp, que se creó en 25 de Mayo 50, y por eso cada elección es un festival de bolsones, tickets de supermercados, reparto de dinero, acarreo de votantes en taxis y autos particulares, coacción a electores, mediante promesas o amenazas, entre otros tipos de delitos electorales que ocurren bajo la aprobación del órgano de control.

En el último año también aumentó la cantidad de personas (68.000) que viven cerca de un basural en el Gran Tucumán, según la Dirección de Estadísticas.

El último Censo nacional mostró que Tucumán, pese a ser un territorio inmensamente rico y el quinto más poblado del país, es la séptima provincia con menos computadoras por hogar; la sexta con menos celulares; la octava con menor red de gas o electricidad para cocinar; la séptima con menos inodoros con desagüe a la red pública; y guarismos igualmente bajos en red de agua potable y en hogares con cañerías dentro de la casa.

También es una de las pocas provincias donde desde 2010 a 2022 mermó la cantidad de familias con vivienda propia, del 77,7% al 73,7%.

El déficit de infraestructura respecto de la media nacional se repite en rutas, obra pública o inversiones privadas, mientras que, por el contrario, como ocurre con la pobreza, aumenta la deserción poblacional, sobre todo de mano de obra calificada y de jóvenes sin perspectivas favorables.

Esta es la forma en que la letra supuestamente abstracta, la institucionalidad, el republicanismo, la división de poderes, el sistema electoral o la obediencia constitucional modifican profundamente la realidad, para bien o para mal, y bastante más rápido y más corto de lo que se supone. Y la velocidad aumenta cuando se desvían tantos millones hacia la política, en desmedro de las necesidades más urgentes.

Si no se encaran profundas reformas en esta degeneración democrática que derrumbó a la provincia, las frías estadísticas serán cada año más vergonzantes y humillantes para cientos de miles de tucumanos, reales y concretos, que están siendo aplastados por el sistema.

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