Un sueño la desvive: llenar Tucumán de huertas y jardines

Con un auto y herramientas prestados, la ingeniera agrónoma Madariaga puso en marcha su emprendimiento enfocado en la producción familiar de alimentos orgánicos y la promoción de los espacios verdes. “Cosechar las verduras que vas a comer es una experiencia que no tiene precio”, asegura la fundadora de Botanique.

EN ALZA. El emprendimiento arrancó con un jardinero, y ahora Botanique debe contratar dos y hasta tres más. EN ALZA. El emprendimiento arrancó con un jardinero, y ahora Botanique debe contratar dos y hasta tres más. La Gaceta / fotos de Diego Aráoz
Irene Benito
Por Irene Benito 22 Mayo 2023

Las ganas de emprender y de mejorar la calidad de vida general brotan por los poros de Laura Madariaga, la ingeniera agrónoma de 41 años que fundó Botanique. Con ese proyecto, la profesional cultiva el sueño que la desvive: llenar Tucumán de huertas y jardines. Pero esos no son los únicos anhelos de un emprendimiento que se propone explotar las oportunidades que brinda el contacto de la naturaleza, desde la comercialización de la miel premium que se elabora en las colmenas de la provincia hasta el turismo rural. Madariaga también quiere formar a niños, jóvenes y adultos, especialmente mujeres, para que se incorporen a la producción en escala pequeña y familiar de alimentos orgánicos, y a la protección de los espacios verdes.

El proyecto ya cumplió cuatro años y, como las plantas que pone y cuida, crece un poco día a día. El caballo de batalla son las huertas agroecológicas, es decir, que prescinden de la aplicación de productos derivados de la síntesis química. La propuesta prendió y propulsó otros servicios. “Me empezaron a pedir que, además de la huerta, me ocupara de los canteros y, en general, de los jardines. Así empecé a implementar el paisajismo, las macetas para espacios interiores, los cercos vivos, las cortinas verdes con jazmines, la poda y el mantenimiento. Al final, hacemos todo, menos cortar el césped”, resume Madariaga.

El “todo” de Botanique incluye la enseñanza de la técnica para fabricar el compost con los desechos orgánicos de la cocina y otras materias primas al alcance de la mano. “Veo las hojas secas que están cayendo ahora y pienso que son ideales para compostar. ¡Por favor, no las quemen!”, implora la emprendedora durante una conversación en su “búnker” de Yerba Buena. Además, Madariaga imparte cursos de paisajismo con el objetivo de que ofrezcan una salida laboral, y de huertas agroecológicas en Tucumán y en Salta. Aunque la pandemia la obligó a concentrarse en la producción y no tanto en la educación, comenta que se prepara para volver al ruedo con un quincho-taller donde hasta capacitará a mujeres sobre cómo hacer el asado.

El día a día pasa en un santiamén para Botanique y Madariaga, que están literalmente en mil cosas: mientras presupuestan los costos de instalación de una huerta, envasan a mano miel de azahar de limón, la variedad específica de Tucumán que es muy prestigiosa en el extranjero, y organizan escapadas turísticas a Anfama (durante la primera semana de junio hará una cabalgata exclusiva para amazonas para la que ya no quedan plazas disponibles). Con ese ritmo es lógico lo que la emprendedora cuenta a continuación: “en los viveros me ven y ya saben que vengo a buscar jazmines: ya puse miles”. Y acota que le fascina experimentar y combinar hasta el punto de que en un momento lanzó una línea de mieles saborizadas con los frutos de su huerta: maracuyá, canela, romero y mostaza…

AVAL. Madariaga trabajó en el INTA y en el municipio de Yerba Buena. AVAL. Madariaga trabajó en el INTA y en el municipio de Yerba Buena.

Lista para el furor

Con experiencia laboral en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y en la Municipalidad de Yerba Buena, llegó una instancia en la que, según dice, Madariaga vio que sus posibilidades de superarse pasaban por armar algo propio. “Me sentía muy frustrada por motivos varios”, expresa. Botanique la salvó del hastío, y la colocó en una “oficina” con medianeras de ligustros, eugenias, fotinias y durantas. “Llegué a una instancia en la que debía elegir y mi emprendimiento fue más fuerte”, revela. Madariaga estaba lista cuando irrumpió el confinamiento pandémico y pudo capitalizar la fiebre que se desató por la vida hogareña. “La gente pasaba más tiempo en su casa y empezó a mirar de otra manera sus espacios verdes. Fue un boom”, define.

El emprendimiento arrancó con un jardinero, y un auto y herramientas prestados. Ahora emplea a tres jardineros, algunas veces cuatro. También se integró al “staff” una hermana de Madariaga, Florencia, para ayudar con las tareas logísticas. Además, Botanique cuenta con un administrador de redes sociales. Esta estructura no descansa y está en vías de ampliación, en la medida en la que surgen encargos de mayor envergadura, como el diseño paisajístico de plazas y barrios cerrados. La emprendedora mira hacia la Volkswagen Saveiro ploteada con su marca y anuncia: “esa camioneta ya me queda chica. Debo cambiarla porque necesito más capacidad de carga”.

Suplicio y capricho

Muchos de los servicios que Botanique ofrece están orientados a un público femenino. La ingeniera apunta al respecto que en su momento ella sintió la necesidad de ser más independiente y que pretende que otras mujeres se permitan serlo. “A mí me costó muchísimo la carrera universitaria que elegí porque es un ambiente muy machista. No sabía manejar cuando me recibí. Y en todos lados te pedían el carné vigente y un vehículo. Fue un suplicio ponerme al día con eso. Después pensé que muchas mujeres quieren comer un asado y no saben hacerlo: necesitan esa herramienta. Lo de la cabalgata fue un capricho que tuve. La edición anterior la hicimos en familia y esta vez pensé en algo exclusivo para mujeres. Tuvo una repercusión impresionante. Veo que es un nicho que hay que trabajar”, observa.

META. Botanique busca aumentar los jardines y disminuir los basurales. META. Botanique busca aumentar los jardines y disminuir los basurales.

La vida que alcanza

El ensayo y la búsqueda de nuevos productos son una constante en Botanique. Su fundadora probó muchas otras cosas además de las ventanas que tiene abiertas. Por ejemplo, se puso a producir salsa de tomate de una variedad italiana; dulce de cayote al disco; vinagres naturales a partir de frutas, etcétera. “No me alcanza la vida. Quiero seguir sumando ayuda porque obviamente sola no se puede”, reflexiona mate en mano y con islas de esterlicias como fondo.

Espíritu y perseverancia son, según Madariaga, centrales para sobrevivir y hacer las cosas bien. Y agrega una dosis alta de eficiencia: “por ejemplo, vos me llamás y yo te pregunto ‘¿dónde vivís? ¿Cuándo puedo ir?’ Si tengo algo de tiempo, hago la visita de diagnóstico el mismo día de la llamada y por la noche mando el presupuesto. Capaz que al día siguiente o al otro termino el trabajo. Genero rápidamente la transacción para que los clientes no se olviden ni se gasten el dinero”. Ir así de rápido, además, elimina los trastornos derivados de los reajustes por la inflación. “La gente se sorprende de la ejecutividad”, explica.

Otro aspecto del emprendimiento que su fundadora destaca es la vocación por satisfacer a toda clase de bolsillos y de superficies. “Nosotros reciclamos a mansalva y tratamos de no incurrir en gastos innecesarios, ni de presionar con tantas plantas que se terminan convirtiendo en un monte. Siempre digo que el jardín no es una necesidad básica, por eso me esfuerzo por ser prudente con los precios. No es una necesidad básica desde el punto de vista económico, pero sí desde una visión existencial y ambiental”, precisa.

En su plan de llenar la provincia de huertas, Madariaga hasta las arma en cajones de madera. Para ello toma en cuenta múltiples aspectos: la exposición al sol, la cantidad de integrantes de la familia y las posibilidades reales de cuidado. La ingeniera sugiere ir de a poco: “siempre digo que empecemos por algo pequeño y, después, incrementemos los cultivos. Para mí lo esencial es que haya un proceso desde la semilla o el plantín. Ver cómo las plantas crecen y, después, cosechar las verduras es una vivencia que no tiene precio”.

Las huertas de Botanique producen de acuerdo a la estación, aunque, con la dedicación adecuada, se puede sacar de allí pimiento, albahaca verde, albahaca morada, tomate, repollo blanco y morado, girasol, berenjena, zapallito verde, yerba buena, romero, sandía, apio, puerro, choclo, perejil, zanahoria, coreanito… En el otoño-invierno dan hojas verdes: lechuga, acelga y espinaca, por ejemplo. “Trato de sembrar variedades que crezcan rápido para favorecer el apego con la huerta y, además, porque son los alimentos que más contaminación presentan. ¿Por qué? Porque generalmente comemos crudas las hojas que recibieron aplicaciones de pesticidas e insecticidas. Por eso a veces las ensaladas de lechuga y tomate nos caen tan mal. Yo recomiendo que al menos las hojas verdes se cultiven en la propia casa”, subraya.

Otro punto alto del emprendimiento es su interés por trabajar con chicos para inculcarles saberes prácticos sobre horticultura. Al respecto, Madariaga menciona un trabajo con el Colegio San Miguel que le dio una satisfacción enorme. “La gente se engancha. Yo sigo atendiendo huertas que armé al comienzo de Botanique. La mayoría quiere agregar parcelas. Los beneficios son muy grandes. No es lo mismo un tomate que sabe a tomate que otro insípido. Hoy es un crimen no producir los alimentos que consumimos”, asegura.

Las metas a mediano plazo de Botanique consisten en incrementar de manera exponencial las huertas y jardines para contrarrestar, de esa manera, el impacto de los basurales que pululan por doquier. Madariaga afirma que a ella la entusiasma el sólo hecho de colocar una planta por sus efectos positivos para el aire vinculados a la captura de dióxido de carbono y a la emisión de oxígeno: “quiero contagiar esta alegría, transmitirla y que muchos otros emprendedores se sumen a este movimiento. Ese es mi enfoque de aquí a largo plazo. Sí, ya sé, soy muy ambiciosa. Mi ilusión es cosechar los frutos que vengo sembrando”.

La receta de botanique

° Poblar Tucumán de huertas agroecológicas y jardines.
° Trabajar con superficies y presupuestos de todos los tamaños.
° Desarrollar productos y servicios conectados con la naturaleza.
° Poner énfasis en la formación, especialmente de niños y de mujeres.
° Responder con rapidez a las inquietudes y demandas de los clientes.
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El emprendimiento en Instagram: @botaniquejardineria

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