2.500 años de historia en el fondo de un pozo

2.500 años de historia en el fondo de un pozo

Un vecino del Balneario La Toma descubrió restos humanos y de cerámica cuando hacía una excavación en su casa. Se cree que lo hallado corresponde a la cultura La Candelaria.

Fue por completo azar. Manuel Cazorla estaba haciendo un pozo para el baño de su casa, ubicada a pocos metros del ingreso al Balneario La Toma. De repente, vio enterradas en el suelo varias piedras; él, que sabe que esa zona fue habitada por pueblos primitivos, pensó que había allí algo importante. Y estaba en lo cierto: días más tarde arqueólogos llegaron a su casa y realizaron una excavación, que sigue por lo menos hasta hoy. Allí se encontraron (hasta ahora) restos de tres cuerpos humanos, piezas de cerámica y elementos de caza, todos coincidentes con la cultura Candelaria. Y se cree que podría haber más en ese perímetro. Un dato: las primeras aproximaciones de los expertos informan que tienen al menos 2.500 años de antigüedad.

O quizá podrían ser aún más antiguos -destaca a LA GACETA Guillermo Ortiz, coordinador de la Comisión de Patrimonio y Rescate del Instituto de Arqueología de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y responsable del Centro de Interpretación Arqueológica Thaaui de Tafí Viejo-. “Estamos a 100 metros de otro hallazgo (hecho en 2018), de restos de una antigüedad fechada en 3.100 años. Eso nos hace pensar que los nuevos hallazgos podrían corresponder a la misma época”, indica en una pausa en el trabajo. Para descubrir los restos, en La Toma trabajaron él y otros cuatro arqueólogos: de la excavación participaron Osvaldo Díaz, de la Dirección de Patrimonio; y Belén Velardez y Pablo Flores, también del Instituto de Arqueología de la UNT.

El pozo no es muy grande, y para poder hacer la tarea deben turnarse para ingresar. Primero se encontró un cuerpo, luego otro, y finalmente se descubrió el tercero. Podrían ser más. Debajo de las piedras que encontró Manuel había una cista, una especie de tumba utilizada por estos pueblos. “Hicieron un pozo y depositaron los cuerpos; a los costados (del pozo) se hicieron como peldaños con lajas y otras piedras; eso quedaba como una casita, que se tapaba con madera y con más piedras. Si ellos querían agregar o remover algo, sacaban las rocas. Por eso es que desde arriba (lo que vio el vecino) parece un círculo con piedras”, describió.

Una novedad más

Este hallazgo en La Toma se suma a otros varios más, y la pregunta lógica es ¿por qué hay tantos? Guillermo explica que esa era una zona estratégica. “Desde el cerro se ve todo Tafí. Tenés el río a pocos metros y también una cantera con minerales como arcilla. Era una zona importante en cuanto a recursos y en cuanto a protección frente a otros pueblos -resume-; por eso es que cerca del 90 % de los restos arqueológicos de Tafí Viejo salen de acá”.

2.500 años de historia en el fondo de un pozo FOTO LA GACETA/JOSÉ NUNO

Esta cista habría sido utilizada para un entierro primario; es decir, una vez que fallecieron las personas, se las depositó en ese espacio. Pero en La Toma también se encontraron vasijas de entierros secundarios: a diferencia de los primarios, una vez que el cuerpo ya se ha reducido a huesos, se depositan en la cerámica. “Acá no se hizo el entierro con vasijas, que era lo más común. Sin embargo, hay restos de cerámica, lo que indicaría que fueron enterrados con ellas”, advierte Pablo.

Lo que se destapó con el pozo es simplemente una parte de la cista; la cámara mortuoria sigue algunas decenas de centímetros más hacia los costados. Pero no se seguirá cavando. “Lo que nosotros hacemos es arqueología de rescate -comenta-. Siempre que se hace una obra y se encuentran restos arqueológicos, no se saca ‘por sacar’, sino que sólo se quita aquello que corre peligro de destrucción”. Todo lo recolectado será limpiado y secado (los huesos están húmedos) y luego será analizado por expertos para averiguar el sexo de las personas, si hubo alguna enfermedad o para conocer algún indicio de cómo fallecieron; y más tarde se enviarán restos para realizar el fechado y saber con exactitud en qué época fallecieron.

Denunciar y concientizar

Estas novedades -reflexiona Ortiz- tienen que ver con el avance del urbanismo. “La zona de las Yungas es una muy poco investigada; la mayoría de los estudios y excavaciones que se hicieron son de lugares de alta montaña, como Tafí del Valle. Pero, con el crecimiento de las ciudades, aquí empiezan a aparecer estos restos. La semana pasada, por ejemplo, tuvimos una denuncia en San Pablo porque se encontraron unas vasijas, y se hizo una intervención. Acá es lo mismo, a medida que vaya avanzando y ocupando el pedemonte van a ir apareciendo más restos”, explica. En este caso, todo se pudo hacer gracias a que Manuel ya tuvo experiencias similares y sabía a la perfección que debía comunicarse con expertos.

2.500 años de historia en el fondo de un pozo FOTO LA GACETA/JOSÉ NUNO

“En otras ocasiones hicimos excavaciones donde se encontraron restos de cerámicas, pero como no teníamos conocimiento no podíamos informar... A partir del hallazgo que se hizo en la avenida Alem (en 2017 se encontró una vasija con restos de un chamán) empecé a informarme. Ahora, cada vez que se hacen acá ese tipo de trabajos o se encuentran huesos o restos de cerámica, inmediatamente uno deja de hacer lo que estaba haciendo e informa”, relata el vecino, que se muestra muy orgulloso de vivir en un lugar histórico y de poder ser testigo de estas apariciones.

“Lo que hay que entender -añade el arqueólogo Díaz- es que hay que hacer un seguimiento a las obras que se realizan,; es la única manera en que se puede conseguir más información sobre estas culturas. Todos los datos que ya tenemos surgen en este tipo de hallazgos donde intervenimos”.

En caso de encontrar cualquier vestigio de culturas ancestrales, se debe informar a la Dirección de Patrimonio Cultural del Ente Cultural de Tucumán. Su teléfono es 4307678, internos 242 y 260.

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