LA GACETA en Qatar: El sorprendente y disfrutable amor que la Argentina genera entre asiáticos y africanos

LA GACETA en Qatar: El sorprendente y disfrutable amor que la Argentina genera entre asiáticos y africanos

Desde el comienzo de la copa se enfilaron detrás de La Scaloneta.

LA GACETA en Qatar: El sorprendente y disfrutable amor que la Argentina genera entre asiáticos y africanos

¿Cómo se explica esta pasión argentina que se esparce como una mancha de aceite por Asia y por África? ¿Qué lleva a estos miles de simpatizantes que arriban en oleadas al estadio Lusail a lucir los colores celeste y blanco? ¿Es tan simple como para justificarlo desde la admiración por Lionel Messi? ¿Y qué hay de ese llamativo vuelco generado en un país como India, por tradición cercano al corazón brasileño y ahora embanderado detrás de la Scaloneta? De este fenómeno se viene hablando desde hace semanas y seguramente será carne de análisis una vez que la marea mundialista baje. Por ahora es cuestión de seguirlo de cerca, porque continúa sorprendiendo y no deja de crecer. La previa del partido con Croacia lo ratificó.

En la web marcha viento en popa la iniciativa que suma firmas para que Argentina juegue un amistoso en Bangladesh. Sería un acto de justicia y de agradecimiento para una población que vive los triunfos de la Selección con una euforia incomparable y los sufre con el dolor de un drama nacional. En el caso de Bangladesh, la fidelidad de sus más de 160 millones de habitantes se debe en gran medida a la figura de Diego Maradona, de culto en las calles de Dacca -la capital-, por lo que la aparición de Messi se vivió como una suerte de “segunda venida”. En Qatar, país de inmigrantes (el 85% de la población lo es), la comunidad originaria de Bangladesh es enorme y sus representantes no han faltado a los partidos, por más que se trate de trabajadores temporarios y el costo de una entrada sea prohibitivo para ellos.

LA GACETA en Qatar: El sorprendente y disfrutable amor que la Argentina genera entre asiáticos y africanos

“En mi país pasa lo mismo que en Bangladesh. Estamos todos con Argentina”, advierte Musil. Él es chofer de Uber y conduce a toda velocidad por las calles de Doha. Su familia se quedó en Pakistán, en Islamabad, ciudad que Musil recomienda conocer. “Es hermosa y muy preparada para el turismo”, apunta. “¿Y qué hay del latente estado de conflicto con la India? Son dos naciones con armas nucleares…” “Naaa, no pasa nada”, enfatiza. Su tema favorito es el Islam e insiste en explicar por qué es la más pacífica de las religiones. Pero eso no le impide tirar la manga del pasajero: “a usted, que es periodista, ¿no le sobra una entrada para el partido?” La negativa lo decepciona un poco.

Podría pensarse que las simpatías del mundo musulmán están completamente volcadas hacia el lado de Marruecos, pero no es lo que se percibe en la previa de las semifinales. En la puerta del estadio le llueven los pedidos de selfies al “Faraón”, un hincha egipcio que combina ornatos dignos de Ramsés II con la camiseta argentina. No duda al responder el por qué: “Argentina, best of the world!”, saluda con los dedos en V. De repente le suena el celular y se pone a charlar. Así quiere que le saquen la foto. Del norte de África se suman las adhesiones a la celeste y blanca, en especial de Argelia y de Túnez.

CELESTE Y BLANCO. Los hinchas argentinos se pintan los colores de la camiseta en la previa al partido ante Croacia. CELESTE Y BLANCO. Los hinchas argentinos se pintan los colores de la camiseta en la previa al partido ante Croacia. FOTO DE GUILLERMO MONTI / ENVIADO ESPECIAL

¿Y ustedes de dónde son? “¡De Vietnam!”, responde a coro un grupito de chicos, todos con la camiseta de la Selección. Más allá, en el playón del estadio que ya está atestado, se están pintando la cara seis amigos que llegaron desde el sur de India. Dobcil es el que advierte sobre el cambio de tendencia producido en su país desde que Messi se sentó en el trono del fútbol mundial. “En mi país el ídolo era Pelé y por eso quedó el apoyo muy fuerte a Brasil. Además ellos ganaron cinco títulos mundiales y la gente siempre quiere estar del lado de los ganadores -sostiene-. Pero eso cambió mucho en los últimos tiempos. Brasil ya no gana tanto y Messi es el mejor de todos”. ¿Pero eso sucede sólo en la región donde ustedes viven (en la provincia de Karnataka)? “Para nada -comenta Dobcil-. Lo ves en las grandes ciudades y en las más pequeñas. Este es el momento de Argentina”.

Uno de los fenómenos más potentes que se advierten en Medio Oriente es la presencia de Byju’s, una multinacional de tecnología educativa india, con sede en Bangalore. Byju’s tiene un valor de mercado de 22.000 millones de dólares y cuenta -según sus últimos reportes- con 115 millones de estudiantes registrados. La cara de Byju’s desde que se inició el Mundial es Lionel Messi. Aparece en todas las publicidades, incluso en los estadios. Tratándose de uno de los países más extensos y poblados de la Tierra, con más de 1.300 millones de habitantes, se entiende todo lo que está representando el 10 de la Selección y su poder de penetración en una sociedad gigantesca, multiétnica y multireligiosa como es la de India.

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En Luseil, una hora antes del choque con los croatas ya se advertía con mucha fuerza la presencia albiceleste en las tribunas. Los hinchas llegados de la Argentina “rivalizaban” en cantidad y en colorido con los internacionales. El repaso por la clásica pregunta “where are you from?” (¿de dónde son?) fue acumulando una llamativa cantidad de respuestas: Jordania, Arabia Saudita, Líbano, Yemen, Siria, Irán, Tailandia, Malasia, Singapur (todos de Asia), Tanzania, Congo, Somalia, Sudán del Sur, Uganda, Eritrea (africanos). La amplia mayoría de ellos son residentes en Doha y desde el primer momento, como se vio durante la Copa, eligieron a la Selección como favorita.

Con lo que es inevitable volver al comienzo. ¿Era Maradona? ¿Es Messi? ¿Qué otras referencias importantes surgidas desde la argentinidad pueden provocar semejante fenómeno? ¿Serán los colores de una camiseta considerada entre las más lindas? ¿Tendrá que ver con la invasión de miles de argentinos y a la euforia que transmiten en las calles con su particular manera de disfrutar el fútbol? Tal vez estamos tan acostumbrados a jugar de visitantes que este agradable abrazo no deja de parecernos extraño. El ejemplo, uno más, se vio en la cancha contra Croacia. En este bello y alejado rincón del mundo, con mayor fuerza que nunca pudimos cantar “somos locales otra vez”.

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