En la película “2023” nadie quiere ser actor de reparto

En la película “2023” nadie quiere ser actor de reparto

En la película “2023” nadie quiere ser actor de reparto

Está claro que, más allá de la coyuntura institucional, nadie quiere perder terreno en la carrera electoral. Osvaldo Jaldo se ha subido a la gestión y trata de imponer su impronta para mostrar que es el candidato natural a la gobernación en 2023. Cuentan en Casa de Gobierno que, tras la reunión a primera hora del lunes en el antedespacho gubernamental, varios comisarios tuvieron que pedirle a los mozos más un té de tilo que un café. Tras el caso del policía al que le hallaron más de 40 kilos de cocaína en su poder viviendo de Salta, el vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo les dio un ultimátum para que indaguen acerca de las conexiones para que esa frustrada operación se haya ejecutado. El plazo para resolver la cuestión es de una semana. Jaldo sabe que tiene que mostrar más que el resto de la oferta electoral para 2023 porque está ejercicio el poder delegado por Juan Manzur que, hasta ahora, no tiene pensado dejar la Jefatura de Gabinete de la Nación. El gobernador en uso de licencia será “el gran elector” dentro de la estructura del oficialista Frente de Todos.

Manzur llegará el viernes a esta ciudad en compañía del ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat para firmar el acta con la que se pondrá en marcha el proyecto de ejecución de un complejo de 2.000 viviendas en esta ciudad. La medida es clara: el oficialismo no puede hacer pie todavía en la Capital más allá de que tenga varios dirigentes de peso que le aseguran un piso de votos para discutirle a Juntos por el Cambio los principales cargos en juego. Jaldo quiere ganar las próximas elecciones en todas las secciones electorales. La zona Este es su fuerte. El Oeste es más complicado, pero se abrirá el juego de tal manera que todos tengan la posibilidad de competir. El “todos” incluye a manzuristas, jaldistas, alperovichistas residuales y hasta alfaristas conversos. En Capital dominarán las encuestas, indican en el Palacio de 25 de Mayo y San Martín. Hasta ahora, la que tiene mejor imagen es la diputada nacional, Rossana Chahla. Sin embargo, hay inquietud entre los armadores de la oferta electoral oficialista porque la ex ministra de Salud viene bajando en las mediciones de imagen. De allí que en el Partido Justicialista, varios referentes vienen pidiendo pistas y buscan, a toda costa, entrar en el corazón del binomio que definirá las postulaciones.

Jaldo se encontrará mañana en Chaco con Manzur y esa será la oportunidad para continuar las conversaciones para establecer cómo se estructurará el oficialismo de cara a los comicios que se vienen, más allá de dialogar acerca de las implicancias de la gestión nacional en Tucumán, el sexto distrito electoral de mayor peso en la Argentina.

En el Frente de Todos observan más al radical Roberto Sánchez que al intendente Germán Alfaro como el potencial rival directo. La “militancia” del actual diputado nacional de Juntos por el Cambio estuvo activa durante este fin de semana, colgando pasacalles en distintos puntos de la provincia. Hay quienes sostienen que ha llegado el momento de que el ex intendente de Concepción se lance a la consideración pública, más allá de que él diga que es dialoguista y que nadie tiene comprada la postulación para 2023. Anoche, por caso, Sánchez estuvo comiendo empanadas con los máximos referentes radicales en la obra social legislativa en Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Allí también estuvo el ex diputado José Cano que, hasta ahora, ha deslizado la posibilidad de que luche para volver a la marquesina política local. Según trascendió anoche, a 1.600 kilómetros de distancia se encontraba Alfaro en una visita institucional a su par de San Salvador de Jujuy, el radical Raúl “Chuli” Jorge.

La oposición muestra un impensado dinamismo. Ayer por la mañana, en la zona del parque 9 de Julio, Sánchez y los intendentes Mariano Campero (Yerba Buena) y Sebastián Salazar (Bella Vista) compartieron un encuentro con el diputado Domingo Amaya. “Quiero jugar”, habría sido la frase que deslizó el ex intendente capitalino en la reunión que se extendió por casi dos horas. Nadie quiere volverse a casa. El llano es el peor de los escenarios para aquellos políticos acostumbrados a reciclarse en cada elección.

En algunos ámbitos políticos, la semana arrancó con la idea de una tercera posición dentro de Juntos por el Cambio y por fuera de los libertarios y de CREO: reeditar la fórmula que Cambiemos ha presentado en 2015 con Cano y Amaya a la cabeza. El peronista, sin embargo, no está muy convencido de que aquella fórmula pueda volver a los afiches. Amaya tiene en claro que una de las posibilidades mayores en la que puede dar pelea es en la intendencia, un ámbito que ya conoce y que, según recuerda, le ha preparado el terreno para el desembarco de Alfaro.

La danza de las encuestas es cada vez más evidente. La miran Manzur, Jaldo, Sánchez, Campero, Cano, Amaya y también Alfaro, entre otros. Todos tratan de prepararse para una carrera que será demasiada larga y con muchos obstáculos. Claro que en todos los sectores en pugna ninguno de los dirigentes quiere asumir papeles de reparto en una película que hoy parece del género de terror y de intriga.

Las negociaciones se sucederán en lo que resta del año. Ninguno está dispuesto a asumir, de entrada, roles secundarios. Todos quieren ser protagonista. El problema es que el cartel no admite tantos referentes. Algunos ocuparán las letras mayores; otros serán de reparto. Es la ley de la política.

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