Moxie: el feminismo empieza por casa

Moxie: el feminismo empieza por casa

La película “Moxie” (Netflix, 2021) está inspirada en el libro de la autora Jennifer Mathieu –hija de madre cubana y padre chileno- y relata la historia de Vivian Carter (Hadley Robinson), una adolescente cansada de las situaciones que suceden en su escuela en Texas, Estados Unidos. Salvando las distancias, son las mismas que suceden en otros lugares del mundo: los “populares” que siempre se salen con la suya, los códigos sexistas de la escuela, el acoso en los pasillos o los comentarios desubicados de varones sobre los cuerpos de las mujeres.

-“¿Mamá, qué te interesaba a vos cuando tenías 16 años?”, le pregunta Vivian a su madre, interpretada por la comediante Amy Poehler, quien también dirige la película. –“¿A tu edad? Derribar al patriarcado y quemarlo todo”- dice muy segura mientras come una cucharada de helado. En la trama, mientras sale una encuesta entre los adolescentes para votar a la compañera “más deseada” y a la que tiene “mejor cuerpo”, Vivian comienza a sentir en su propia piel y en la de sus amigas la injusta vara que mide lo que hacen chicos y chicas, y cómo ellas están siempre expuestas a la mirada de los varones. A su vez, que docentes y directivos deciden mirar para otro lado. “Si mencionas la palabra ‘acoso’ tengo que hacer un montón de papeleo”, le dice la directora a una alumna que se sienta en su escritorio para detallar cómo un compañero la molesta permanentemente. Con esa impotencia en mente, Vivian encuentra una revista entre los papeles de su mamá que la inspira a escribir su propia versión, Moxie!, en la cual denuncia todas estas situaciones que pasan las chicas en esa escuela.

Ideal para compartir estas vacaciones con adolescentes -varones y mujeres-, ‘Moxie’ se suma a una ola de propuestas – en este caso en tono de comedia dramática- en donde las mujeres son las protagonistas y narran lo que sienten al vivir en un mundo machista. La novela fue catalogada por la crítica como “necesaria” ya que permite que chicos y adultos reflexionen sobre los pequeños detalles, micromachismos, que contribuyen a incrementar la desigualdad entre varones y mujeres. En estos tiempos de cambios, la película es una oportunidad de generar conversación y debate familiar sobre estos temas.

Mathieu basó esta historia en el actual feminismo, dándole una vuelta con el movimiento Riot grrrl (asociado con el punk que nació en la década del 90). Al ser profesora de una escuela, Mathieu basó muchas de las experiencias sexistas que suceden en la película en situaciones que ella vivió, le contaron sus conocidos y observó que sucedían, según una entrevista que dio en el sitio Novel2screen. “Tristemente, todo lo que sucede en Moxie me sucedió a mí, a un amigo o es algo que he observado en un entorno real de escuela secundaria como maestra. Uno solo necesita leer la dedicatoria a Moxie para saber qué me pasó cuando era adolescente en la escuela secundaria. Desafortunadamente, no ha cambiado mucho desde los años 90. Los problemas con el código de vestimenta siguen siendo importantes en las escuelas secundarias, lo que me agota. ¡No sé por qué pasamos tanto tiempo preocupándonos por la ropa de las personas!”, dijo en ese momento.

En la dedicatoria de su novela, Mathieu relata que un profesor la llamó “feminazi”: “Ese profesor ¡fue un idiota! No debería haberle permitido que siga enseñando a niños. Sin embargo, como mencioné en la dedicatoria del libro, ciertamente me motivó. Que él y otros me llamaran feminazi me proporcionó un sentido de curiosidad para comprender por qué una mujer joven, que defiende sus derechos, genera una reacción tan airada en un hombre. Parecía tan obvio y simple para mí que los hombres y mujeres jóvenes debían tener los mismos derechos, que en realidad me sorprendió que alguien pensara lo contrario. Con esa curiosidad y confusión como motivador, comencé a explorar el mundo, a mirar a mi alrededor con los ojos bien abiertos y así comencé a leer más sobre el movimiento de mujeres. Lentamente, con el tiempo, comencé a comprender la importancia de la liberación de las mujeres, tanto a nivel personal, como en el marco del sistema. De modo extraño, estoy agradecida con esa misógina porque me permitió ir más allá”, relató en el diario “La Nación”.

“¿Qué esperas que los lectores se lleven de la novela?”, le preguntaron en otra entrevista. “Espero que los lectores, especialmente los lectores jóvenes, aprendan de Moxie que el feminismo es algo alegre y que vivir tu vida como feminista, ya seas hombre o mujer, significa vivir tu humanidad completa. ¡Espero que los lectores entiendan que feminismo no es una palabra aterradora!”, dijo la autora y aconsejó a quienes deseen enarbolar la bandera de la igualdad: “Hay muchas maneras de contraatacar al patriarcado. Amo a una mujer audaz que no tiene miedo de ponerse de pie y gritarle la verdad al poder, pero también creo que hay maneras tranquilas de luchar y organizarse. De hecho, estoy pensando en una querida amiga mía que es ama de casa y un poco tímida, y ella me ha impresionado con sus botas en el terreno organizando durante esta temporada electoral, por correo electrónico, mensaje de texto, llamadas telefónicas y reuniones que ha tenido en su casa. ¡Ella me ha inspirado a hacer tanto! Encuentra tu voz, sea cual sea su apariencia, y haz lo que te haga sentir bien. Hay tantas maneras de contribuir”.

Al final de su libro, Jennifer Mathieu recomienza dos lecturas para quienes quieran entender las claves del feminismo –que es la lucha por una sociedad igualitaria-: “Full Frontal Feminism: A Young Woman’s Guide to Why Feminism Matters”, de Jessica Valenti y “Todos deberíamos ser feministas”, de Chimamanda Ngozi. También sugiere ver el documental “Ella es hermosa cuando está enojada”, de Mary Dore (disponible en YouTube).

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